Así es la megaprisión de Bukele, símbolo de su controversial "guerra contra las pandillas"
El Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una prisión de máxima seguridad inaugurada hace un año por el gobierno de Nayib Bukele en El Salvador, se ha convertido en el epicentro de la controvertida política de seguridad del país centroamericano. Construida para albergar a miembros de alto rango de las tres principales pandillas salvadoreñas, esta instalación se erige como un símbolo del enfoque del gobierno hacia la erradicación del crimen organizado en la nación.
La visita al Cecot por parte de un grupo de periodistas, relatada por un cronista de BBC Mundo, en la que se imparten estrictas instrucciones de no hacer contacto visual con los reclusos, ofrece una visión reveladora de las condiciones en las que viven los detenidos. Vestidos de blanco y con tatuajes visibles, los presos observan atentamente desde detrás de las rejas, mientras guardias encapuchados vigilan desde lo alto, armados con rifles.
Dentro de la prisión, se encuentran alojados cientos de presos en celdas gigantes, donde duermen en literas de metal sin colchón ni sábanas. La vida diaria se reduce a actividades básicas como comer arroz y frijoles con las manos, ya que cualquier utensilio podría ser utilizado como un arma. Con apenas 30 minutos al día para ejercitarse en los pasillos, la rutina de los reclusos está marcada por el ocio y la monotonía.
El director del centro, quien prefirió mantener su identidad en reserva, guió a los periodistas a través de la prisión, destacando la condición de máxima seguridad y la supuesta conformidad con los estándares internacionales. Sin embargo, preguntas sobre la capacidad real de la cárcel y el número de detenidos permanecen sin respuesta, alimentando la incertidumbre sobre la efectividad y la transparencia del sistema penitenciario.
Una política de Bukele controvertida pero exitosa
La visita al Cecot se produce en medio de un clima político tenso en El Salvador, donde el presidente Bukele ha sido reelegido con un amplio margen de votos y ha promocionado su política de seguridad como un éxito rotundo. A pesar de las críticas de organizaciones de derechos humanos locales e internacionales, que denuncian detenciones arbitrarias y violaciones de los derechos humanos, Bukele ha defendido su enfoque de mano dura como necesario para garantizar la seguridad de los ciudadanos.
La narrativa en torno a la prisión del Cecot se entrelaza con la historia de violencia y conflicto que ha marcado a El Salvador durante décadas. Los relatos de crímenes atroces cometidos por pandilleros, como secuestros, asesinatos y feminicidios, sirven para contextualizar la implementación de políticas de seguridad cada vez más severas por parte del gobierno.
Para muchos salvadoreños, la seguridad se ha convertido en una prioridad absoluta, eclipsando preocupaciones sobre el estado de la democracia y los derechos humanos en el país. En un entorno marcado por décadas de violencia y crimen organizado, la promesa de seguridad proporcionada por el gobierno de Bukele ha ganado un amplio apoyo popular, a pesar de las críticas y las preocupaciones sobre el costo humano y los posibles abusos de poder.
La visita al Cecot ofrece una visión impactante de la realidad carcelaria en El Salvador y plantea preguntas importantes sobre el equilibrio entre seguridad y derechos humanos en la búsqueda de la paz y la estabilidad en el país. Mientras el gobierno continúa implementando medidas drásticas en su lucha contra el crimen organizado, queda por ver el verdadero impacto de estas políticas en la sociedad salvadoreña y en el respeto a los derechos fundamentales de sus ciudadanos.