Boom retro: desde Taylor Swift hasta bandas under, más artistas editan su música en cassette
El cassette vivió su auge durante los '70 y ‘80 para luego sufrir un derrumbe estrepitoso. Los discos compactos convirtieron a estas cajas de plástico y cinta ni siquiera en piezas dignas de museo. Directamente, fueron olvidados en cajones, muchos otros terminaron en basurales. No hubo contemplación para un formato que marcó al menos a un par de generaciones.
Sin embargo, su sucesor tampoco corrió con mejor suerte: los compact disc, de ser una tecnología revolucionaria, por su practicidad y calidad de audio, culminaron -en el mejor de los casos- enganchados en patentes para evitar foto multas. Esa función podía cumplirla The dark side of the moon, de Pink Floyd, o un disco de cumbia. Infame final para ambos.
La tecnología barrió con todo. El streaming tenía todos los atributos para que nada regrese del pasado. Excepto por un factor clave: la nostalgia.
Hace más de una década que los vinilos experimentaron un renacer. La recuperación del formato físico en este caso obedeció también a una cuestión de audio. Los melómanos juran que la experiencia que brinda un disco de vinilo no se compara en nada con escuchar un archivo comprimido en un celular y con auriculares comprados en un local que vende Havaianas truchas y macetas con cactus. Se siente diferente y transmite otras sensaciones.
Ahora, hay una segunda ola nostálgica. Tal vez no tan gloriosa como la que protagonizó el vinilo, pero que sí viene generando ruido a nivel internacional y en el plano local: el cassette a vuelto, de la mano de grandes estrellas y hasta de bandas del under.
Taylor Swift (¿hay algún nombre más taquillero hoy en la industria de la música?) relanzó "1989", su quinto álbum de estudio, en formato cassette. El sello Universal lanzó una preventa hace unas semanas a $13.500 en la Argentina y hoy figura agotado. Para quienes llegaron tarde, todavía es posible conseguir su álbum Midgnight en el mismo formato.
No es la únic artista: además de Taylor Swift, Billie Eilish, Lady Gaga, Dua Lipa, Arctic Monkeys y Harry Styles son algunas de las tantas figuras globales que apuestan al revival del cassette, más como objeto de colección que por la calidad del audio o la comodidad del formato.
Rock, nostalgia y coleccionismo, tras el auge del cassette
El cassette -que surgió a comienzos de la década del ‘60, cuando Philips lo presentó en sociedad en Europa-, también viene escalando posiciones en la Argentina, donde increíblemente hay dos empresas que aún los fabrican.
Tras un listado de cerca de 15 canciones al hilo, donde conviven atmósferas oscuras, guitarras al frente y mucho synth wave, Juan Pablo Adamo (en la foto de portada) baja del escenario y agarra uno de los casettes que el público podía comprar en su show en Niceto Lado B, en Palermo.
Su proyecto personal, bautizado "Adamo", es una de las bandas que apostó por este formato nada menos que para presentar su primer disco: El origen del sueño.
Ahora bien, ¿por qué elegirlo para editar un álbum?: "La idea surgió en la etapa en que estábamos grabando los demos. Estábamos componiendo, buscando sonidos ochentosos, con sintes y guitarras y sonaba todo a esa época. Y nos metimos tanto en ese universo que me acuerdo que mi bajista, Luli Bass, me comentó que tenía un Walkman y que quería tener esos temas en cassette. Cuando pasamos al estudio, respetamos muchos elementos y detalles de esa época; de hecho, el baterista, Seba Roascio, grabó con la misma batería que usaba Phil Collins en la época de Génesis. Se respetaron muchos elementos en la cadena de sonido y cuando llegó el momento de lanzar el disco, resurgió la idea. De alguna manera, fue cerrar el círculo y completar el concepto del álbum", apunta.
"Además, hay cinco canciones de las siete que forman parte del disco que están directamente influenciadas por canciones de esa época y que teníamos en cassette. Temas de Phil Collins, Duran Duran, Tears For Fears y hasta Queen… todos artistas con los que crecimos", agrega.
Adamo explica que la cinta del casette le agrega un ruido a distorsión real y muy característico; un ruido que -asegura-, muchos artistas en la actualidad tratan de emular digitalmente a través de programas. "En un cassette, ese sonido lo escuchás sin trucos", apunta.
Sin embargo, la razón de este revival no va tanto por esos aspectos técnicos, sino por el factor nostalgia: "El cassette es un mundo en sí mismo. Sabemos que la cinta se va degradando, que tiene una vida útil y que en cada dispositivo puede sonar diferente, incluso mal. Pero hay que verlo de ese lado: implica revivir todo lo que significa sentarse frente a un dispositivo y apretar un botón… hasta los ruidos de una cassettera, cuando se abre y se cierra, tiene un sonido a nostalgia. Es una máquina del tiempo y, con este álbum, ayudamos a que esa máquina se ponga en funcionamiento", apunta.
¿Acaso hay una relación de amor y odio con el cassette? Adamo así lo cree: "Totalmente. Tener un cassette en mis manos me recuerda a mis primeros momentos con la música, a cuando armaba los compilados, cuando me quedaba esperando una canción en la radio para grabarla. También, a esas noches en las que armaba compilados para irme de vacaciones; había un trabajo diría hasta romántico detrás de eso".
"Pero por supuesto que hay algo de odio: que se enganche la cinta, quedarte sin pilas, no todo es amor", dice entre risas.
Un pequeño boom en cajita de plástico
Las estadísticas vienen reflejando este amor creciente por lo retro: los últimos datos de la British Phonographic Industry (la entidad que agrupa a los sellos del Reino Unido) señalan que en 2022 se comercializaron 195.000 cassettes, marcando así un crecimiento del 5% respecto del año anterior y anotando la décima suba consecutiva.
En Estados Unidos, las cifras también son contundentes: el año pasado, la industria discográfica estuvo a poco de alcanzar el medio millón de cassettes vendidos, marcando un salto del 28% en relación al 2021. Es menos del 0,5% de las ventas totales de álbumes, es cierto, pero el salto es innegable: en 2015, a modo de referencia, este formato no alcanzaba las 75.000 unidades.
"El cassette es un objeto de colección. Pero por ahora no alcanza el boom del vinilo", asegura Adamo, quien afirma que este último formato está muy consolidado, lo que impulsó además la venta de bandejas de todos los precios y calidades.
"Para que el cassette explote aún más, debería ir acompañado de un resurgimiento de los dispositivos para poder escucharlos, pero hoy están en desuso. El que hoy tiene una casetera, a menos que sea un melómano, es muy raro que hoy la tenga en buenas condiciones para poder escuchar música. Por eso creo que el público lo compra más como un objeto de colección que como un formato de audio", resume el músico.
Sin embargo, no descarta que más de uno le quite el polvo a una vieja casetera, propia o prestada, y la ponga en acción: "En la medida en que más artistas populares publiquen en cassette, esto va a ser más común".
Editar un álbum en un cassette: cuánto cuesta
¿Cuánto cuesta editar un álbum en cassette? Hacerlo en la Argentina tiene un valor de poco más de u$s90 la tirada de 30 unidades y demora entre una semana y diez días.
Tras el lanzamiento, Adamo adelanta que su próximo objetivo es grabar en cassette, en una portaestudio, en lugar de hacerlo de manera 100% digital: "Antes, las portaestudio se conseguían regaladas; ahora hay muy pocas y están cada vez más caras. Esto es un síntoma de que cada vez más músicos las están buscando. Es el nuevo fetiche".