Por qué el asado es un plato representativo argentino y dónde podés comer las mejores parrilladas en Buenos Aires
El asado en un símbolo con el que se identifican la mayoría de los argetinos y es por esa relevancia que se merecía su Día Nacional del Asado, como sucede cada 11 de octubre.
Es que se trata de mucho más que una comida: el asado conforma un ritual que -además de degustar un buen plato-, forma parte de una experiencia completa que se vive en compañía de familia o amigos.
La iniciativa de que el asado tenga una fecha propia se debe a una comunidad en Facebook. En el año 2013 planteó una convocatoria para sumar a los argentinos a un homenaje popular a esta comida que uniera a todos los habitantes del país.
"Somos todos argentinos y a 200 años de nuestra historia, no nos hemos dado cuenta de celebrar uno de los acontecimientos más importantes de nuestra vida como sociedad, la de festejar el Día de ´nuestro asado argentino´", decían desde la cuenta @diadelasadoargentino e invitaban "a festejar un día al año el rito social por excelencia que tenemos, el de compartir un asadito en casa". Finalmente, se eligió como fecha el 11 de octubre solo por el clima cálido de primavera, ideal para estar al aire libre.
De su llegada al asado argentino de nuestros días
Respecto al origen de este tradicional plato argentino, habría que remontarse hacia mediados de 1.500, cuando llegaron las primeras vacas al país. Se dice que hacia 1.550, Juan de Salazar y Espinoza junto con los hermanos Goes trajeron desde Brasil un toro y siete vacas. Y que unos 250 años después ya tenía más de 40 millones de tataranietos vagando por la actual Argentina.
Los frigoríficos aparecen recién a fines del siglo XIX y fueron fundamentales para sentar las primeras bases de nuestros asados modernos. Sin embargo, hasta bien entrado el siglo XX, el asado siguió siendo un fenómeno casi exclusivamente rural. Recién de la mano de la gran inmigración interna de los años ´40 empezamos a concebir al asado como algo urbano. Sin embargo, fY ue a partir de los ´50 que el fenómeno se afincó: se hizo religioso el asadito de los domingos, la falda de obra de los viernes y el choripán con chimichurri en las cercanías de las grandes aglomeraciones. Se multiplicaron las carnicerías de barrio, apareció el olor a grasa chisporroteante en cada calle argentina y junto a todo eso, también brotaron y se multiplicaron las queridas parrillas.
El asado pasó de ser una comida bárbara hasta hace menos de un siglo a transformarse en nuestra preparación emblemática. En las últimas dos décadas, empezamos a entender –comensales y cocineros– que la cocina argentina –con el asado como estandarte– era algo digno de perfeccionar, mostrar y honrar.
Era momento de apropiarnos de nuestras costumbres, de nuestro pasado, dándole valor y preponderancia. Gracias a eso, nacieron las parrillas con productos y técnicas más cuidadas, los restoranes que sirven platos con alimentos asados, los cocineros prestigiosos que asan y los comensales que pagan un asado bien hecho lo mismo que un plato sofisticado.
Cinco parrillas para comer un rico asado
Parrilla Secretito
Esta es la típica parrillita de barrio que resiste el paso del tiempo, un bodegón completamente decorado con camisetas, banderines, posters y noticias de la Academia, un homenaje parrillero a Racing Club. Allí se acercan tacheros, vecinos, cocineros y, en general, gente que quiere un buen asado a un precio amigable. Las mollejas de corazón son un manjar, lo mismo que el costillar. Un lugar nostálgico y divertido, para ir con amigos, y compartir un vino y un choripán. Dorrego 2720, CABA.
La Dorita
La Dorita tiene aires de típico bodegón porteño con murales de Marcos López, guirnaldas de colores, fotos de Fangio y Maradona, pingüinos de vino intervenidos y un pequeño altar al Gauchito Gil. La especialidad de La Dorita son las carnes servidas en fuentes de hierro candente sobre tablas de madera. Se puede arrancar con un choricampi (un chorizo envuelto en una fina masa de pan de campo) y las empanadas de masa casera (de carne cortada a cuchillo, osobuco o carne picante) para pasar luego a las carnes: bife de chorizo, ojo de bife grillado en astillas del quebracho, vacío, asado de centro, matambrito de cerdo, entraña, chinchulines y riñones, todo lo que no puede faltar en una buena parrilla. Además de papas y ensaladas preparan un delicioso boniato al rescoldo con emulsión de mandarinas y también una gran parrillada de vegetales. Humboldt 1892, CABA.
Somos Asado
Esta parrilla gourmet es el epicentro barrial de los vecinos que copan el salón todas las semanas, pero también de aquellos que caen de casualidad o vienen por alguna recomendación amiga. Con una cocción a leña, Somos Asado es un lindo lugar, muy bien puesto, con sillas cómodas y buenas copas, que además de una buena selección de carnes maduradas que sirven en el punto adecuado cuentan con una excelente variedad de originales guarniciones para acompañar y muy ricos postres para cerrar la cena. Scalabrini Ortiz 651, CABA.
Lo de Jesús
Primo hermano de La Malbequería, Lo de Jesús es de esos lugares que han subsistido a los largo de los años gracias a una propuesta sabrosa y honesta. Pero en los últimos tiempos, Darío Gualtieri, uno de los mejores cocineros del país, tomó las riendas de ambos lugares y los llevó a su máxima expresión. Bajo el concepto, del campo a la mesa, de la parrilla salen entrañas y ojos de bife de carnes seleccionadas; provoletas doradas, y vegetales grillados, todo para acompañar con alguna de las etiquetas de la extensa y variada carta de vinos. Cuentan con un centro de producción propio, donde se elaboran diariamente los panes y se maduran las carnes al vacío, y se preparan los deliciosos postres que cierran la noche. Gurruchaga 1406, CABA
La Cabaña
Sobreviviente de Puerto Madero, La Cabaña es una parrilla con más de 88 años de trayectoria que suele llenarse no solo de turistas sino también de locales. La especialidad de la casa son los cortes tradicionales de raza Angus como el bife de chorizo, el ojo de bife y el asado, aunque también trabajan con el bife de costilla, el T-bone y el Tomahawk. Además, puertas adentro producen su dry aged. También, trabajan cortes de raza Wagyu que no solo destacan por su inconfundible sabor, sino por su cocción, a las brasas, con leña y carbón. Tiene una degustación premium para probar los tres estilos de carnes ideal para compartir entre tres o cuatro personas. Alicia Moreau de Justo 580, CABA.