Bullying y discriminación: revelan datos preocupantes sobre las escuelas argentinas
Son asiáticos descendientes. Sus bisabuelos se fueron de Japón con rumbo a Perú a finales del siglo 19. Ella creció en la Argentina y sus dos hijas nacieron acá, en un sanatorio porteño. Pide reserva de su identidad, porque dice que no quiere sumar "un granito de arena más a una situación que ya es bastante incómoda". Pero como mamá de dos chicas que van a un colegio privado, y bilingüe, sufría cada vez que alguna de sus pequeñas llegaba llorando a su casa.
"Nuestros ojos siguen llamando la atención. El decir chino de una manera despectiva es algo que sigue vigente. Me sucedió a mí y también a mis hijas. Además, al chino o china se le suman otros adjetivos calificativos muy hirientes. No es algo constante, pero cuando los chicos se pelean pueden ser muy crueles con este tipo de comentarios", asegura Florencia, que pide resguardo de su apellido.
El bullying en las escuelas es un tema recurrente. A nivel nacional, más de la mitad de los estudiantes reconoce que en el aula suceden episodios de discriminación por aspecto físico (75,4%), por características personales o familiares –como religión, nacionalidad, género, discapacidad– (67,7%) y amenazas o agresiones entre compañeros (54,5%). Sin embargo, menos del 10% de los chicos y chicas considera que estos episodios suceden "siempre".
Los datos surgen del informe ¿Cómo perciben la convivencia escolar los alumnos y directores de secundaria?, elaborado por el Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Alejandro Castro Santander (Observatorio de la Convivencia Escolar, de la Universidad Católica de Cuyo), Martín Nistal y Eugenia Orlicki (del Observatorio de Argentinos por la Educación). El documento utiliza la información relevada en los cuestionarios complementarios que respondieron estudiantes y directores de escuelas secundarias de todo el país en el operativo Aprender 2019, que es el último disponible para ese nivel. Esos cuestionarios, entre otras cuestiones, indagaron en las percepciones de alumnos y autoridades sobre los problemas en la convivencia escolar.
¿Cómo te llevás con tus compañeros de escuela?
Mientras que el 65,4% de los estudiantes percibe un buen ambiente de convivencia escolar, son tres de cada diez los alumnos del último año de secundaria que dicen estar "nada" o "poco" de acuerdo con esa afirmación. Cuando se les preguntó si se llevaban bien entre ellos, el 65,1% dijo que sí. En tanto, el 34,9% se manifestó en desacuerdo con esta percepción. Por otro lado, cuando se indaga a los directores por los problemas de convivencia entre los chicos y chicas, solo el 2,8% considera que este es "un problema serio". El 17% cree que es un "problema moderado", y el 41,2% lo ve como "un problema menor". Para 4 de cada 10 directores (39%), la convivencia entre estudiantes, directamente, no es un problema.
"Para enfrentar la violencia en general y el bullying en particular, las acciones deben ser complejas y gestionarse en distintos niveles: escuela, aula, docentes, estudiantes, familias y entorno. La violencia, como conducta generalmente aprendida en distintos ámbitos, puede ser prevenida y hasta desaprendida. La escuela requiere, con cierta urgencia, convertirse en ejemplo vivo de que es posible aprender y enseñar en espacios de bienestar y respeto", señala Alejandro Castro Santander, coautor del informe.
Para Paola Zabala, directora de Comunidad Anti Bullying Argentina, en la medida en que los estudiantes perciban un clima favorecedor en el aula, se sientan escuchados y respetados por sus pares y sus docentes, podrán desarrollarse intelectualmente. "Y solo en un entorno seguro lograrán construir una sana estima de sí mismos, lograr autonomía, confianza, y aprender a interactuar con otros de manera efectiva. No debemos concentrar nuestro esfuerzo sólo en el aspecto académico de la educación sin tomar el compromiso de formar a los alumnos en valores como el respeto y la solidaridad", afirma la especialista.
El método finlandés contra el bullying
Hace algunos años, comenzó a resonar con fuerza el programa KiVa contra el acoso escolar, un éxito en Finlandia que se aplica en casi 20 países europeos y que también se empezó a implementar en América Latina, en países como Chile, Colombia y Perú. Las experiencias en nuestro país son pocas, pero en Finlandia y luego de unos años de haberse implementado el método, creado en 2007 por un grupo de investigadores de la Universidad de Turku, se realizó un estudio en 234 instituciones educativas y 30.000 estudiantes entre siete y 15 años. Los resultados constataron que los casos de bullying habían desaparecido en un 79% de las escuelas y se habían reducido en otro 20%.
¿De qué se trata este método? En un acotado resumen, podría explicarse que KiVa tiene acciones universales, que son de prevención, y otras acciones focalizadas, que son de intervención. Las universales se dirigen a todos los alumnos del colegio, y pretenden influir en las normas de convivencia del grupo, reforzar valores y enseñar a los chicos a comportarse en forma constructiva. Pero las acciones focalizadas son las que hacen la diferencia. ¿Por qué? Según los expertos, y a contramano de otros métodos que a la hora de intervenir se centran en la víctima y el acosador, KiVa intenta cambiar las normas que rigen al grupo.
Dentro del grupo, una de las claves está en esos chicos que no son los acosadores, pero que sí son testigos. Por un lado, están los que observan, por otro los que se ríen y así refuerzan la acción del acosador, y también los que no están de acuerdo pero callan. El programa finlandés va dando pautas para comprometer a esos otros compañeros para que cambien su actitud. El objetivo, según explican los expertos, no es pedirle a la víctima que cambie. Pero si el que se ríe deja de hacerlo ya "es un gran paso". Si el que se queda callado se anima a intervenir o a pedir ayuda a un adulto, es un cambio positivo. Algo importante, advierte KiVa, es que se trabaja con los alumnos desde la posibilidad, y no desde la imposición.
El bullying, un problema de salud pública
"El bullying y la violencia en la escuela, en tanto son problemáticas que tienen consecuencias comprobadas en la salud mental de quienes lo reciben y lo ejercen, constituyen un problema de salud pública. Es esencial contar con datos precisos sobre cuál es la situación específica de nuestras escuelas y nuestros alumnos. Hay mucho trabajo por hacer y camino por recorrer", sostiene Candelaria Irazusta, cofundadora y directora ejecutiva del Equipo Anti Bullying Argentina.
Como fundador de Hablemos de Bullying, Pablo Mainer agrega que los relevamientos, datos y estadísticas son de suma importancia. "Vienen a confirmar y poner en debate la percepción que hay sobre esta problemática por parte de la comunidad educativa. A la hora de nuestras intervenciones, vemos que en un principio hay una negación o minimización del problema, como así también la creencia de que se trata de hechos aislados, cuando en realidad al desarrollar programas, en la mayorías de los casos, se observa que es un problema sistémico que debe ser abordado de esa manera".
El foco en las redes sociales
Según la percepción de las autoridades de las instituciones educativas, la frecuencia de los episodios de discriminación y amenazas en la escuela es menor que la percibida por los estudiantes. Sin embargo, y a diferencia de los alumnos, los directores perciben que las agresiones entre estudiantes en redes sociales suceden mucho más seguido de lo que los jóvenes consideran.
Si se analiza la problemática por regiones, las tres jurisdicciones con mayor proporción de alumnos que perciben dificultades de convivencia son Jujuy (43,4%), La Rioja (43,1%) y Catamarca (41,2%). Mientras que en el otro extremo se encuentran CABA (25,8%), La Pampa (28,3%) y Misiones (31,7%).