GASTRONOMÍA

Broccolino: placeres de tradición italiana en el microcentro porteño

Pastas, pizzas, pescados y una de las cartas más auténticas del país: la excusa perfecta para redescubrir el downtown de Buenos Aires
ACTUALIDAD - 26 de Enero, 2023

El microcentro supo ser, históricamente, el epicentro receptivo de los visitantes que llegan desde todas partes del mundo. La pandemia arrasó con la vida cosmopolita y frenética característica del bajo porteño, pero dos años después comenzó a recuperar su ritmo y Broccolino Ristorante siguió alimentando los fuegos de su horno pizzero, que se mantuvo encendido desde 1985. El regreso del turista fue clave en este reinicio, pero también la tendencia del "comer bien" como actividad social que reposicionó a bares, cantinas y restaurantes tradicionales como "lugares que hay que conocer". 

Este es el caso de Broccolino, un restaurante familiar donde se festejaron cumpleaños, ascensos, mundiales, elecciones, donde hubo despedidas, declaraciones de amor e inesperadas visitas ilustres, todo alrededor de una mesa, y de un rico plato porque, como bien sabemos, nada une como la comida. Considerado uno de los mejores restaurantes de comida italiana de la ciudad, siempre supo satisfacer el paladar de los visitantes tanto por la calidad de su comida como por la calidez con la que reciben a sus comensales.

"Broccolino nació como pizzería. Era un bar tipo americano, con una pequeña cocina donde estaba mi mamá con dos empleados (uno es hoy el jefe de cocina, que aprendió con mi vieja todo, desde pelar una papa). Ella, todos los días, además de la pizza, preparaba un plato diferente, y así empezó la pequeña cartita. Las ventas empezaron siendo 95% pizza, 5% platos; y después de dos años era 10% pizza y 90% menú"; comenta Alejandro Ballabeni dueño e hijo de Luciana, fundadora y alma mater del local.

Hoy Alejandro lidera un equipo que fue creciendo y por el que pasaron hijos, nietos y sobrinos, y donde continúan trabajando luego de más de 25 años, cocineros y mozos que son parte del corazón del restaurante. Broccolino fue creciendo y sumó un salón y un área de producción, donde se amasan las pastas frescas que alimentan a locales y turistas que entran atraídos por el aroma que se cuela hasta la vereda. 

Alejandro Ballabeni dueño y su madre Luciana, fundadora y alma mater del local

¿Qué pedir en Broccolino?

Las pastas son las estrellas del lugar. Frente a la nutrida carta es difícil no tentarse con una pasta rellena como los ravioles de ciervo con salsa Alfredo que trae hongos y pesto. Muchos eligen los clásicos Tagliatelle profumo di mare o alla puttanesca para quien quiere un poco de picante, y para aquellos a los que les gusta compartir, hay una selección de pastas que trae cuatro variedades con 4 salsas a elección. 

Antes de las pastas, pocos se resisten a los Calamaretti Broccolino que vienen flambeados en vino blanco, o a la cebolla Broccolino, un plato tradicional que se fríe abierta y se sirve en forma de flor. Tampoco faltan las Berenjenas alla parmesana y la Caprese Fior di Latte. 

Entre las carnes, la Saltimbocca alla Romana es un clásico del lugar junto con el Lomo a la Pimienta, sabores nostálgicos que sobreviven en el menú. Y como buen restaurante italiano no puede faltar el Risotto en sus distintas variedades. 

Para el momento de los postres, nada de sutilezas: el Pecatto  di Cardinale es una oda al goloso indeciso, un poco de todo para el cierre de una comida all uso nostro, suculenta y sabrosa, ¿por qué elegir si se puede tener todo?

"Nos ocupamos mucho de la calidad. La comida es buena, abundante y elaborada con productos de primera. Por eso trabajamos y nos mantenemos", dice orgulloso Ballabeni.

La Saltimbocca alla Romana es un clásico del lugar

De la Toscana a cocinar para famosos

En el año 1955, la familia Trío, conformada por los hermanos Luciana y Antonio, arribaron desde Italia, Sin embargo, la historia gastronómica familiar se remonta a los años ´30, más precisamente a la ciudad de Livorno, en la Toscana, donde sus abuelos maternos administraban un restaurant en el puerto de esa ciudad. Irene, la madre de Luciana y Antonio, creció en la cocina y se nutrió desde muy chica de la magia de la comida. En 1985, Luciana, gran cocinera de alma y empresaria de profesión, junto con la ayuda de Antonio e Irene, abrió Broccolino con la consigna de crear un "genuino ristorante italiano".

Los negocios familiares cuentan muchas historias al mismo tiempo que construyen comunidad, y "Brocco" no fue la excepción. Desde la visita "incógnita" de Anthony Quinn en 1991, hasta la convocatoria para ser los cocineros de los Rolling Stones, el restaurante supo ser centro de encuentro de deportistas, políticos y otras celebridades que apreciaron, además de la buena cocina, su amabilidad y discreción.

Un clásico vigente

"Broccolino es como un clásico vigente. Vigente porque viene muchísima gente joven; asombrosamente veinteañeros, que quizás no se toman el mejor vino, pero comen buena pasta y suben fotos ¡hermosas! de los platos a sus redes sociales. 

Desde la visita "incógnita" de Anthony Quinn en 1991, el restaurante supo ser centro de encuentro de famosos

Nos reinventamos todos los días.  Hacemos un plato nuevo cada tanto, pero los de antes los hacemos con la misma calidad o mejor. Entonces la gente vuelve. Ve al mismo mozo,  al mismo cocinero y el mismo dueño; y eso genera la sensación de hogar. Afuera cambió todo, pero entrás a Broccolino y no cambió nada. Me gusta que cuando la persona entre se sienta como en su casa, que sienta un mimo con un plato de spaghetti y que tenga una hora y media plácida, charlando con un amigo en un lugar tranquilo."  

Broccolino abre sus puertas todos los días, de 12 a 23, en Esmeralda 776, donde serán bien recibidos, por quienes desde hace años forman parte de esta gran familia de tradición italiana y corazón argentino.

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