La historia del argentino bautizado como el "asesino de las mil caras": mataba para vivir como millonario
Nació entre los lujos de una familia terrateniente, dueña de un imperio yerbatero. Conoció el destierro de la mano de su padre, con quien escapó a Paraguay en medio de acusaciones de estafa. Piso fuerte en el "jet set" de Asunción a fuerza de fiestas extravagantes. Cambió su identidad, se sometió a cirugías para modificar su rostro y regresó a la Argentina para iniciar una violenta saga criminal. No es el resumen de un nuevo documental de Netflix, aunque podría serlo: es la vida de Luis Raúl Menocchio, conocido como "el asesino de las mil caras".
Condenado por tres homicidios en el país y acusado por un doble crimen en Paraguay por el que nunca fue juzgado, pasa sus días en la cárcel de Rawson, Chubut. Hoy, a sus 62 años, sigue diciendo que es inocente.
Menocchio, también apodado como "El Gusano", nació el 30 de diciembre de 1959. Unos 40 años antes, su familia se había instalado en la localidad misionera de General Urquiza, donde montó un establecimiento yerbatero de 500 hectáreas. La influencia del clan era tal que la zona comenzó a conocerse como "Puerto Menocchio".
El dinero se transformó en poder. Su padre fue legislador y presidente del Banco de Misiones. Pero todo se derrumbó en los ‘80, cuando la familia fue acusada de vender toneladas de yerba que ya habían sido compradas por la Comisión Reguladora de la Producción y Comercialización de la Yerba Mate, en lo que fue considerado uno de los fraudes más grandes de la historia provincial.
Exilio, fiestas y poder
Como en la historia de todo criminal, el repaso de la vida de Menocchio tiene algunos puntos oscuros. Las dos décadas que pasaron entre su salida del país, con cerca de 20 años, y su primera aparición en las crónicas policiales son aún un misterio. Todo indica que primero se refugió en Río de Janeiro y luego se instaló en Asunción, donde inició una dudosa carrera como empresario.
Los diarios locales relataron que fundó una transportadora de caudales que quebró tras reiterados y sospechosos robos. Luego tuvo una compañía de televisión por cable que se extendió en la capital paraguaya y en la ciudad de Encarnación. Ese negocio le valió una condena por piratería.
Todos coinciden en que construyó su fama gracias a las fiestas que organizaba para el "jet set" de Asunción. Eso le brindó acceso a poderosos contactos que le garantizaron protección política y judicial.
Fue en ese contexto que en agosto de 2004 testigos lo vieron salir del pub "Puerto Madero" junto al dueño del local, Eduardo Fidel Maciel, y su novia, una joven de 19 años. Los tres subieron a la camioneta de Menocchio. Once días más tarde, los cuerpos del comerciante y de su pareja fueron hallados dentro de dos tambores, tapados por escombros y baterías de autos. Ambos habían asesinado a balazos.
A pesar de ser el principal sospechoso, "El Gusano" se mantuvo en libertad hasta el hallazgo de los cadáveres. Cuando fueron a detenerlo ya se había escapado.
El regreso a la Argentina, inicio de una saga criminal
Todo indica que Menocchio volvió al país tras escapar de Paraguay. Ingresó bajo el nombre de Hugo Jara y pasó por el quirófano para hacerse cirugías en la cara. Rápidamente volvió a vincularse con hombres de dinero. Así fue que conoció al productor cinematográfico Claudio Nozzi.
El supuesto Jara se presentaba como socio de Nozzi y aseguraba estar trabajando en una película con una inversión de u$s10 millones. Eso le dijo a la mujer que conoció a fines de 2004 y a la que deslumbró con una lujosa cena en Tigre.
En marzo del año siguiente, la invitó a pasar unos días en el yate del productor, valuado en u$s300.000. La mujer viajó a Corrientes y fue trasladada por un chofer hasta Itatí, donde estaba anclada la embarcación. Allí la esperaba Jara acompañada de Luis Ramírez, presentado como el cocinero contratado para ese inolvidable paseo por el Paraná.
El idilio terminaría pocos días después, cuando el yate fue abordado por una lancha de Prefectura que se llevó a todos detenidos. Para ese momento, el cuerpo de Nozzi había sido encontrado flotando en el río. Lo habían asesinado a balazos y atado el cadáver a un ancla para hacerlo desparecer. Pero el plan falló.
Un breve paso por la cárcel y más muertes
Los investigadores demoraron en confirmar que Hugo Jara era en realidad Luis Menocchio, buscado por Interpol por el doble crimen de Paraguay. "El Gusano" pasó cuatro años preso, pero fue beneficiado con una libertad condicional. Su defensa argumentó que, aunque los familiares de Nozzi reconocieron el cuerpo, las pruebas de ADN dieron negativo.
En 2008, mientras estaba detenido, Menocchio aseguró que el cuerpo hallado en el río no pertenecía a Nozzi y sembró dudas sobre el paradero de la víctima, deslizando que podría haber escapado con u$s10 millones que le pertenecían.
En una entrevista con Clarín, sostuvo que huyó de Paraguay luego de vender sus empresas por u$s40 millones, con miedo de ser secuestrado. También denunció que fue acusado falsamente por los crímenes de Maciel y su novia.
Durante la misma charla reconoció su paso por el quirófano, aunque negó haber intentado camuflarse. "Lo único que me hice fue una cirugía reconstructiva en la nariz por mi sinusitis, y me hicieron una correctiva del tabique. Y aproveché para hacerme un lifting, pero eso de que cambié el rostro muchas veces es una fantasía", afirmó.
"El Gusano" afirmó ser víctima de una mafia argentino/paraguaya y buscó limpiar su imagen: "Estoy con el mote de asesino, pero yo soy un empresario, no un asesino".
El crimen de Manuel Roseo
Al salir de la cárcel insistió en su inocencia y anunció que volvería a invertir dinero en Misiones. Dos años más tarde, conoció a través de un intermediario a Manuel Roseo, dueño de La Fidelidad, una estancia de 250 mil hectáreas situadas entre Chaco y Formosa.
A pesar de ser uno de los terratenientes más importantes de Chaco, Roseo era un hombre solitario y reservado, sin herederos a la vista. Ese habría sido el dato que llamó la atención de Menocchio, quien lo contactó a través de un intermediario y le pidió una reunión para hacerle una oferta de compra de su estancia.
Ese encuentro quedó retratado en una foto en la que se ve al "Asesino de las mil caras" junto a Roseo, ambos sonriendo. El segundo encuentro fue el 13 de enero de 2011, a las 7.30 de la mañana. Menocchio ingresó la casa del productor agropecuario acompañado de cuatro sicarios. El dueño de la estancia fue golpeado y torturado hasta morir. Para no dejar testigos, los asesinos también mataron a su cuñada, Nélida Bartolomé.
El relato de un empleado de Roseo que sobrevivió al ataque permitió llegar hasta Menocchio e identificar a las personas que había contratado para cometer los crímenes.
"Cuando lo atraparon ya había hecho un boleto de compraventa por las 250 mil hectáreas. Dijo que había pagado u$s40 millones, aunque se demostró que esa operación nunca existió", explica a iProfesional Carlos del Corro, abogado querellante de los hijos de Roseo, quienes obtuvieron su apellido meses después del asesinato. Pocos sabían que el productor agropecuario había sido padre.
Para Del Corro, "El Gusano" fue parte de un plan que involucraba a hombres del poder: "Hubo indicios de que se trató de un crimen por encargo. Menocchio puso en funconamiento su maquinaria para matar a Roseo a cambio de una parte del botín, pero no podía quedarse con las tierras sin protección política y judicial. Pedimos que se investigara esa hipótesis, pero nunca se avanzó".
Detención del asesino y condenas
El arresto por el crimen de Roseo frenó la carrera criminal del ex playboy devenido en asesino.
En 2012 fue condenado a perpetua por el homicidio de Nozzi. Un año más tarde lo sentenciaron a la misma pena por matar a Roseo y a su cuñada.
Más de la mitad de la estancia que intentó apropiarse fue expropiada para convertirse en un Parque Nacional que intenta resguardar la fauna del Impenetrable Chaqueño. El resto quedó en poder de los hijos del productor agropecuario, tras una larga batalla judicial.
Menocchio estuvo detenido en Chaco, donde gozaba de una celda VIP con internet, celulares y un servicio de delivery de un restorán, entre otros beneficios. En 2014, lo trasladaron al penal de Rawson, donde cumple su condena.