Qué se esconde detrás del robo de motos premium, el nuevo "trofeo de guerra" de ladrones que matan a sangre fría
El crimen del empresario Andrés Blaquier (62), asesinado durante un asalto en Panamericana, visibilizó un reclamo que crece entre quienes recorren cada día los principales accesos de la provincia de Buenos Aires: el aumento de los robos de motos, en especial de modelos de alta gama que tradicionalmente quedaban fuera del radar de los ladrones.
Blaquier, director de Negocio Agropecuario de la empresa Ledesma e integrante de una de las familias más ricas del país, fue asesinado de un tiro por dos jóvenes de 18 años que escaparon con su BMW GS 1200, una moto que según el año puede valer entre 30 mil y 50 mil dólares.
El empresario iba acompañado de su esposa, Magdalena De Elordy (58), con quien había ido a ver la final del Abierto de Polo de Hurlingham. Regresaban a su casa del country Martindale de Pilar. Los asaltantes, identificados luego como Luciano González y Brisa Villarreal, ambos de 18 años, los encerraron a bordo de una moto Benelli. Le dispararon directamente. Blaquier recibió un balazo en el pecho, alcanzó a frenar y cayó herido. Murió horas después en el hospital de Pilar.
González huyó con la BMW y la abandonó a unos 10 kilómetros del lugar del crimen, a la altura del shopping Tortugas Mall.
Los ladrones fueron detenidos horas después del asesinato. González, conocido como "Lucianito", tenía al menos tres antecedentes por robos cometido cuando era menor de edad. En las redes se mostraba con armas, motos y dinero. "Si la muerte llega, bienvenida sea", alardeaba en uno de sus posteos.
Robo de motos: terror en dos ruedas
Ezequiel Raimundi (60) maneja motos hace 40 años. Tiene una que utiliza como medio de transporte diario, más pequeña, y una Honda CBR 1100 que reserva para sus paseos de fin de semana. "Tenemos un grupo de WhatsApp y nos organizamos para hacer escapadas de unos 150 kilómetros. Vamos a Luján, Carlos Keen, Uribelarrea, Lobos, Zárate, San Antonio de Areco, etc. Salíamos todos los sábados de sol, pero en el último tiempo dejamos de hacerlo por miedo", explica a Iprofesional.
Ese temor apareció hace poco más de un año, pero recrudeció en los últimos meses, cuando entre quienes recorren las rutas cada fin de semana comenzaron a repetirse las historias de robos.
Varios de esos casos se viralizaron. En mayo, un motociclista grabó el momento en el que dos ladrones lo emboscaron cuando estaba parado en la banquina de la Panamericana, junto a dos amigos, tras sufrir un desperfecto mecánico. Los asaltantes hicieron un trayecto en contramano y apuntaron a las víctimas con un arma. Intentaron llevarse una BMW pero finalmente escaparon con una Bajaj Dominar 400, guantes y un par de cascos.
Otro caso resonante ocurrió hace 15 días en la Autopista Ezeiza-Cañuelas, donde un motociclista logró escapar de un robo tras maniobrar a más de 270 kilómetros por hora. Los delincuentes lo habían acorralado a bordo de dos motos Ducati, también de alta gama.
"En esa oportunidad la víctima pudo huir porque tiene una gran experiencia como piloto, pero el riesgo es altísimo. No sólo se trata de que te roben, sino también de la posibilidad de tener un accidente o de que te maten de un tiro. Salir a la ruta con esa sensación es horrible. Dejás de disfrutar de lo que más te gusta hacer", remarca Ezequiel.
Las motos de alta gama, ¿un trofeo de guerra?
Los rankings de motos más robadas según las compañías de seguro son de cilindrada baja o media. Modelos como la Honda Titan 150, la Bajaj Rouser 200, la Honda Twister 250, la Yamaha FZ 250 y la Honda Tornado 250 suelen ubicarse entre las más buscadas por los asaltantes.
Son modelos generalmente utilizados por motochorros para cometer asaltos, dada su agilidad para moverse por la ciudad, y que además cuentan con un mercado informal para la venta de repuestos.
Sin embargo, en el último tiempo creció el robo de motos de alta cilindrada como BMW GS 1200, Yamaha R1, Honda CBR 1100, Suzuki V-Strom, Kawasaki Ninja 1000, Kawasaki H2 y Ducatis Multi Strada o Panigale. Son modelos valuados entre 20 mil y 60 mil dólares, según el tipo y año de fabricación.
Quienes conocen ese mercado aseguran que difícil vender autopartes usadas de esos modelos. "El que tiene plata para una moto de esa gama compra el repuesto en una concesionaria oficial o se lo hace traer desde Europa", explican. "A veces venden los cascos o las camperas que también les sacan a las víctimas", agregan.
El argumento se completa con otro dato que se repite: generalmente las motos robadas son halladas luego abandonadas o incendiadas.
Por esa razón, muchos creen que los ladrones las buscan como trofeos para mostrar luego en las redes sociales.
Las imágenes circulan en los grupos de WhatsApp y Facebook de los motociclistas. Se ven fotos y videos de jóvenes a bordo de modelos de alta gama mostrando armas y haciendo peligrosas piruetas. Algunos incluso las rocían con nafta y las prenden fuego.
Rutas y autopistas, trampas mortales
Los motociclistas denuncian que los principales accesos del AMBA, históricamente elegidos para confortables paseos de fin de semana, se convirtieron en zonas liberadas para los delincuentes.
"¿Dónde ocurren estos ilícitos con total impunidad, violencia y descaro? En las rutas nacionales 3, entre Cañuelas y San Miguel del Monte; en las rutas 9 y 8 (Panamericana ramales Escobar y Pilar), en la Autopista del Sol, en el Acceso Oeste entre CABA y Luján, en las Rutas Provinciales 6, 193, en la Autopista Ezeiza-Cañuelas, en la Autopista Ricchieri altura Mercado Central. Se dan también en las colectoras de las principales autopistas. ¿A qué hora? A plena luz del día con absoluta impunidad y a la vista de todos los que pasan ocasionalmente con sus automóviles", señala un proyecto de comunicación presentado por el senador Pablo Blanco (Juntos por el Cambio) días antes del crimen de Blaquier.
En el mismo texto, el senador fueguino reclama al Gobierno nacional que "de manera perentoria y efectiva, tenga a bien arbitrar los medios necesarios para que las fuerzas federales refuercen el patrullaje en rutas nacionales y autopistas en el ámbito del AMBA ante la escalada de aumento de robos de motos a mano armada".
Además, solicita que el Ministerio de Seguridad de la Nación -con jurisdicción en autovías nacionales como la Panamericana- coordine sus trabajos con la cartera bonaerense, con responsabilidad sobre los hechos que ocurren en las rutas provinciales.
"A mí siempre me gustó salir sola. Sabía que la zona oeste era más peligrosa, por eso optaba por ir para el lado de Pilar o Campana. Pensaba que la autopista era segura. Pero ahora te atacan en cualquier lugar y a cualquier hora. Tampoco podés ir en grupo porque tenés que estar todo el tiempo fijándote que alguien no quede expuesto, contando si están todos. Es muy angustiante", explica Sara Morán (39), dueña de una Royald Enfield Interceptor y una Harley Davidson.
En los grupos de WhatsApp que integra se repiten los relatos de inseguridad. Motociclistas a los que les apuntan con armas, los empujan de sus vehículos en movimiento y hasta los rocían con gas pimienta. "Si te empiezan a correr es un riesgo tanto para vos como los otros, porque podés ocasionar un accidente. Mi familia me pidió que no ande más en moto y me cuide", se lamenta.
Motores apagados y dudas sobre el futuro
La primera medida que tomaron muchos fue asegurar sus motos contra robo. A diferencia de los modelos de lo que ocurría con los modelos de baja cilindrada, los dueños optaban por sólo contratar la cobertura de responsabilidad civil requerida para transitar.
Otros directamente decidieron abandonar las rutas por unos meses y evalúan vender sus motos. "Tengo una Ducati 1200. Hace poco a la altura de Pilar me encerraron cuatro motos y me pude escapar. Días antes del crimen de Blaquier en el centro de Campana robaron dos BMW similares a la que tenían el empresario. La situación está descontrolada", se queja Leo Villaverde (43).
La inseguridad lo afecta de por partida doble. Además de cortar sus viajes a distintas ciudades del interior bonaerense, el miedo que reina entre los motociclistas deja sin público al restorán que tiene en Campana. "Los últimos sábados pasé de tener 50 o 100 motoqueros a 4. La gente no sale", explica.
Los destinos cercanos pierden terreno ante lugares donde la inseguridad aún no parece ser un problema. "Están organizando salidas al interior, pero son viajes que necesitan otro tiempo, otra logística y, fundamentalmente, otras posibilidades económicas. Capital Federal y el Gran Buenos Aires se volvieron muy peligrosos", remarca Jorge Massa (65), dueño de una Ducati Monster.
Hace cuatro años decidió volver a tener moto y asegura que en todo ese tiempo nunca lo pararon para pedirle papeles o identificación. Sara también se queja de la falta de controles: "Sólo se encargan de verificar la velocidad y de que no cruces una barrera de peaje sin pagar, pero hacés cientos de kilómetros y no ves un policía".
Jorge no quiere abandonar su pasión pero analiza un cambio. "Estoy pensando en vender mi Ducati y comprarme una de 20 años de antigüedad para pasar un poco más desapercibido", confiesa.
Diferente es el caso de Martín Viola (34), quien tomó una decisióndrástica después de vivir la inseguridad en primera persona. En octubre del año pasado se inició en el mundo de las motos con una Husqvarna Svartpilen 401. Un mes después regresaba del trabajo a su casa por Panamericana, a la altura de El Talar, cuando dos motochorros se le pusieron a la par y le apoyaron un arma en una pierna.
"Frená porque te mato", le gritó uno de los ladrones. Después fue subiendo el caño de su pistola hasta las costillas. Asustado, se tiró a la banquina y se bajó de la moto. Ningún automovilista lo ayudó.
Un año más tarde, la Husqvarna nunca apareció. Martín sabe que volver a tener una moto le ahorraría mucho tiempo por día, pero prefiere no correr el riesgo. "Es un gran medio de transporte, pero no volvería a tener una por miedo a lo que pueden hacerme para robarme nuevamente", explica.
Motociclistas reclaman: la marcha de los brazaletes rojos
Este sábado 5 de noviembre a las 11 de la mañana se realizará una concentración de motociclistas frente a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, en la avenida Figueroa Alcorta, para reclamar prevención y justicia.
La convocatoria, bajo el hashtag #enmotoseguros, pide que quienes asistan lleven un pañuelo rojo en memoria de las víctimas.
Aunque la organización no contempla una posterior "rodada", muchos ya están hablando para volver a las rutas luego de manifestarse frente a la Facultad. "Es un día para salir y demostrar que estamos unidos y que vamos a luchar para mantener nuestra pasión. Sólo pedimos poder hacerlo sin miedo a no volver a nuestras casas", remarcan quienes se autoconvocan en grupos de WhatsApp.