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Arturo Puig: "A la Argentina la veo muy mal y lo que me preocupa es cómo se sale de esto"

Protagonista de éxitos televisivos e inolvidables puestas teatrales, es uno de los actores más queridos. Su reflexión sobre el particular momento del país
03/11/2022 - 15:56hs
Arturo Puig: "A la Argentina la veo muy mal y lo que me preocupa es cómo se sale de esto"

Son pocos los artistas que logran el ansiado mix entre popularidad y prestigio. Arturo Puig es uno de ellos. Puede navegar en clásicos como Panorama desde el puente y Cristales rotos de Arthur Miller para brillar escoltando a Susana Giménez en dos comedias musicales que batieron récords: La mujer del año y Sugar. En televisión protagonizó ciclos como Alta Comedia o Atreverse, novelas inolvidables como Pablo en nuestra piel o Carmina para arrasar con el rating y quedar para siempre en la memoria de los argentinos con Grande, Pa. Con semejante camino recorrido, Puig podría ser una persona inaccesible o "vueltera" cada vez que se lo contacta para una nota. Sin embargo, el actor es dueño de una calidez única y un profesionalismo poco común en tiempos de millennials e influencers.

-¿En qué proyectos estás trabajando?

-Voy a grabar un programa para la Televisión Pública que se llama Dos por Veinte. La propuesta consiste en dos actores que actúan veinte minutos. Varios artistas participaron del ciclo y grabaré con Mariana Genesio. En teatro tengo un proyecto que todavía no puedo anunciar, pero que ya se comunicará. Solo puedo adelantar que es un clásico y de un autor extraordinario.

-Es un momento llamativo. Por un lado, un poder adquisitivo cada vez menor, pero por otro hay ventas récord de entradas para algunos espectáculos...

-Creo que es un rebote de la pandemia. El tema de haber estado encerrados durante tanto tiempo hizo que la gente, cuando empezó a salir, quisiera ir a espectáculos. Por otro lado, con la inflación, el dólar -que no sabemos cuántos dólares hay- la gente no puede ahorrar y dice ‘la plata esta que me sobra luego de las necesidades básicas, la voy a gastar en algo cultural’. Creo que pasa un poco por ahí, más allá de que en el teatro se están dando obras muy interesantes. Sin embargo, el cine no anda tan bien, más allá de Argentina.

-¿Cómo incentivarías a que siga la asistencia de público y no sea solo un efecto post pandemia?

-El precio de entrada al teatro tiene que tener un punto de equilibrio económico que le sirva al productor y a los actores, pero también sea accesible al público. No pasarse, no cobrar carísimo, aunque hay espectáculos como los musicales que son más caros de montar y mantener por la puesta. También es fundamental la difusión que ahora con las redes se facilita mucho.

-¿Los empresarios argentinos se arriesgan en las producciones o prefieren lo seguro?

-Hay muchos que arriesgan mucho. Antes de la pandemia dirigí Hello Dolly, uno de los musicales más importantes que se realizaron acá en el sentido de cantidad de actores en el escenario, decorados. Esta semana se pudo ver Drácula con otro despliegue impresionante. En el teatro, ya seas empresario chico o grande, siempre te la jugás porque nunca sabés cómo te irá. Es una ruleta porque uno dice con estos actores, con este texto, esta obra va a andar y de pronto la gente dice ‘no’. Es así, pero también ocurre con el cine y la televisión.

-¿Por qué un proyecto que parecía destinado al éxito, fracasa y viceversa?

-En la televisión muchas veces influye mucho el horario del programa. En teatro, el momento que está viviendo la sociedad. Cuando algo fracasa primero es una gran desilusión. Uno se pregunta por qué la gente no respondió y qué pasó. Con el tiempo y la distancia se descubre que quizá la obra no era tan buena como se creía o que no era el momento adecuado para determinado tema. Hoy si uno se fija la cartelera, la mayoría de obras que se ofrecen son comedias. Es que después del encierro y de los momentos difíciles por la pandemia, la gente tiene ganas de reírse y es lógico.

Arturo Puig ve con mucha preocupación la situación actual de la Argentina

-Sos un hombre que fue testigo de muchos momentos complejos de nuestro país. ¿Qué opinás de cómo está la Argentina?

-La veo mal, muy mal. Estamos en un momento muy duro económicamente, con una inflación tremenda, con tantos dólares que ni sabemos cuántos hay y una moneda muy depreciada. Lo que me preocupa es cómo se sale de esto. No entiendo mucho de economía, pero no sé cómo se sale. Es un momento difícil, aumentó la pobreza con las consecuencias que esto trae. Todo en un país como el nuestro dónde tenemos un poco de todo para estar bien. Pero yo ya no creo más en muchos dichos argentinos como el que nos asegura que podemos alimentar a 400 millones de personas en el mundo cuando la verdad es que no nos podemos alimentar a nosotros mismos. Tampoco creo cuando decimos ‘somos los mejores’ porque cuando uno sale un poco al mundo, se da cuenta que no es así. Es como que nos autoengañamos.

-¿Recordás algún tiempo que hayas vivido tan complejo como el actual?

-Hubo varios. Cuando terminó su mandato el presidente Raúl Alfonsín y asumió Carlos Menem y se tuvo que dolarizar. También el 2001 con el corralito bancario. Fueron momentos tremendos. Curiosamente -y esto es a favor del país- esta es una nación que rebota y vuelve a salir.

-En el contexto actual, tu principal preocupación ¿por dónde pasa?

-Por el tema económico del país. Esta inflación que parece imparable e insisto que no sé cómo se puede resolver esto. No tengo la menor idea y me parece sumamente difícil. Pero confío que como otras veces nos asomemos al precipicio, pero no nos caigamos. Mantengo esa esperanza.

-¿Por qué mantenés esa esperanza?

-Porque es un país que tiene grandes posibilidades. Se podrían aprovechar nuestras cosechas, nuestro petróleo, el litio que ahora brinda tantas oportunidades por su uso en los celulares.

-En las oportunidades que tuviste de viajar ¿cuál fue la visión que te parece que se tiene de los argentinos?

-Creo que nos ven bien pero también creo que nosotros funcionamos muy bien individualmente pero cuando nos juntamos varios empieza a fallar todo. Sí, pienso que el argentino es muy rápido mentalmente, tenemos una cierta cultura que quizás últimamente se está perdiendo, también contamos con mucha información. Siempre sabemos lo que está pasando hasta en Groenlandia. En ese sentido, sí creo que somos muy piolas. La contra es que a veces nos pasamos de piolas.

-Aclaraste que no sos economista, pero si pudieras charlar con los que tienen el poder en la Argentina ¿qué les dirías?

-Es muy difícil. Quizás les diría que hay que abrirse más al mundo en muchos sentidos, intentar exportar más. También hay un tema muy complejo con los impuestos. Pagamos incluso impuestos raros como cuando hay que tributar por las ganancias del año próximo cuando en este quizá ni estamos trabajando. Además, lo que agobia no es pagar sino ver que lo que se paga no vuelve a la sociedad. En otros países con carga tributaria alta uno ve que lo que se paga sí mejora la vida de la gente.

Para Arturo Puig, "los argentinos a veces nos pasamos de piolas"

También habría que encarar el tema de la violencia, se nota mucha violencia en la calle. Otro tema es el narcotráfico siempre se dijo que este era un país de paso, pero me parece que ahora se fabrica y cuando esto sucede es casi imparable por la cantidad de dinero que manejan los narcos. En la década del 70 hice la novela Nino y fue un boom en toda Latinoamérica y Estados Unidos. Nos llamaron para hacer una gira en Nueva York. No nos quedamos en un teatro, sino que realizamos presentaciones por distintas zonas. Así terminamos en el bar de un argentino y un día conversando nos mostró un hombre que estaba sentado. Al rato vimos que se levantaba, se acercaba a un auto, le daban un paquete y lo guardaba en un bolsillo. El dueño del bar nos explicó que el paquete contenía droga para entregar en Manhattan y que por eso le pagarían lo que se hombre no ganaba ni en cinco meses. Nos dijo "esto es imparable". Y lamentablemente se cumplió.

-¿Pero mantenés la esperanza, querés que tus nietos crezcan en la Argentina?

-Por supuesto. Sé que muchos jóvenes se van, pero es muy difícil vivir en otro país con otros códigos, otra cultura. Pero algunos lo hacen porque no ven futuro. Yo tuve propuestas de irme a vivir afuera. Viví en otros países, pero nunca me quedé más de dos o tres meses. Siempre quise volver porque, aunque la pasé muy bien extrañaba mucho, mis hijos eran muy chicos. Por eso, si tengo que recomendar aconsejo que vayan, vean, pero vuelvan.

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