¿Atada con alambre?: otra crisis estuvo a punto de detonar la unidad de la CGT
La interna de la Confederación General del Trabajo (CGT) ahora es a "cielo abierto". La posibilidad de fractura se dio hace menos de un mes, cuando gremios nucleados en el Barrionuevismo (representado en la central por el triunviro Carlos Acuña) amenazaron con renuncias masivas. Después vinieron los enojos por la negativa a realizar un paro nacional con marcha en repudio al atentado contra Cristina Kirchner. Ahí fue el bancario Sergio Palazzo quien expresó su malestar.
Ahora, el enojo fue de otro de los cotitulares, Pablo Moyano, porque no lo convocaron a la cena que se realizó en la noche del lunes, convocada por el presidente Alberto Fernández.
A esta altura, lo tratado entre la "mesa chica" cegetista y el jefe de Estado pasó a segundo plano. Y lo que parecía un reposicionamiento del Primer Mandatario, se le convirtió en un boomerang que estuvo a nada de detonar la endeble unidad sindical. Desde el Ejecutivo aseguran que el convite no tenía excluidos. Una fuente oficial aseguró a iProfesional que "se invitó a la CGT como institución… eran ellos quienes decidían quienes venían que, estimábamos, serían unos siete u ocho dirigentes".
Los voceros sostienen que a Alberto Fernández "no lo sorprendió que Moyano no estuviera presente, porque saben que no es muy afecto a este tipo de encuentros", aunque aclararon que "entendemos el enojo, pero nunca la intención fue vedar a algún dirigente".
Algunas versiones sostienen que a medida que crecían las versiones de ruptura, el Presidente se comunicó con el líder del Sindicato de Choferes de Camiones, Hugo Moyano, para que interceda. "En un gobierno peronista, la CGT debe estar unidad", afirmaron.
Internas en la CGT: el "factor" Hugo Moyano
A pesar de estar alejado de la actividad gremial diaria, Hugo Moyano se mantiene activo en las negociaciones salariales del gremio, al que concurre casi a diario. Además, retomó cierto protagonismo en la actividad político-sindical. De hecho, se lo vio en una de las últimas reuniones en el edificio de Azopardo, donde exhortó a sostener la unidad.
La intención de Alberto Fernández pareció querer ganar protagonismo, opacado por la centralidad de la Vicepresidenta y la gestión del ministro de Economía Sergio Massa. De la cena en uno de los quinchos de la Quinta de Olivos participaron el jefe de Gabinete, José Mazur, el ministro de Trabajo Claudio Moroni, los cotitulares de la CGT Héctor Daer y Acuña, y Gerardo Martínez (obreros de la Construcción, UOCRA), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Armando Cavalieri (Comercio), Jorge Sola (Seguro y secretario de prensa de CGT) y Andrés Rodríguez (secretario Adjunto de la central y titular de los estatales de UPCN).
Además de analizar la situación política, social y laboral, el jefe de Estado volvió a sondear sobre la posibilidad de un bono de fin de año, aunque ratificó que las paritarias "seguirán siendo la herramienta para sostener los salarios". También se discutió sobre la necesidad de actualizar el impuesto a la Ganancias, que quedó desfasado con los últimos incrementos y la suba del costo de vida.
En esto, los dirigentes gremiales advirtieron que debe anunciarse en forma urgente. Y ratificaron el compromiso de la Casa Rosada para girar los fondos atrasados a las obras sociales. Satisfecho con el encuentro y por sostener su alianza con un sector importante del movimiento obrero organizado, el Presidente se fue a dormir tranquilo, sin prever que se venía una nueva interna en un sector determinante del oficialismo.
Críticas a la "mesa chica" y versiones de renuncia en la CGT
En la mañana comenzaron las versiones sobre la renuncia de Pablo Moyano. Los voceros del camionero prefirieron hacer silencio a los pasos de su jefe, pero admitieron que había "mucho mar de fondo". Agregaron que "se había acordado que la mesa chica no iba a hacer ningún movimiento que no sepa el resto del consejo directivo" y subrayaron: "Siguen sin cumplir lo que prometen".
A medida que transcurrió el día, se pasó de una salida individual de Moyano, pero Camioneros se quedaba dentro de CGT. Y entrada la noche se confirmó que "por ahora" no habrá ruptura, aunque aclararon que "es necesaria una reunión del consejo directivo para debatir varios puntos".
En el entorno de Moyano manifiestan que "parece que no hay lugar para el debate; no lo hicimos cuando intentaron matar a Cristina, y ahora el Presidente llama a una reunión y parece que lo hacen en total secreto pero después aparecen las fotos que vemos todos".
Crítica de Moyano a Moroni y Tombolini
En las últimas semanas, el secretario Adjunto de Camioneros cargó contra Moroni por el conflicto del neumático; cuestionar el rol de la Secretaría de Comercio al sostener que Matías Tombolini "está más preocupado por las figuritas que por el aumento del pan" y afirmó que "algunos sectores del gobierno demuestran cierta incapacidad para ponerse al frente de lo que está pasando".
En cuanto al discutido bono, manifestó: "Hay que darle algo a los trabajadores, que se elimine el impuesto al trabajo, un plus salarial de emergencia a quienes no cubran la canasta básica, que se universalice el salario familiar" y añadió: "Hay una serie de medidas que se pueden ir dando al bolsillo de los laburantes pero parece que no las quieren aplicar".
Para analizar la situación y los pasos a seguir, convocó a los gremios que componen el Frente Sindical para el Modelo Nacional (FeSiMoNa) donde acordaron "no romper" la CGT pero mantener una especie de "estado deliberativo" del sector. Es que una salida de la agrupación podría arrastrar a otros gremios importantes como la Corriente Federal de Trabajadores que lidera Palazzo y hasta la propia Unión Obrera Metalúrgica (UOM), liderada por Abel Furlán, hoy más cerca de Moyano que de los Gordos e Independientes.