EMPRENDIMIENTO

Era imprentero, se estaba por fundir y hoy exporta pantallas LED a Europa y África

Javier Miranda tenía una imprenta, pero empezó a acumular deudas. Ahora exporta pantallas LED al extranjero y es dueño de una firma de publicidad digital
ACTUALIDAD - 22 de Septiembre, 2022

"Jamás bajes los brazos" es el lema de Javier Miranda y también el título de su libro, en el que cuenta su historia: la de un emprendedor nato que supo tomar cada crisis como una oportunidad para reconvertirse y salir adelante cuando todo parecía perdido.

A comienzos de los 2000, Miranda había logrado montar una imprenta familiar junto a su esposa Jessica Salomón, luego de haber trabajado en ese rubro por más de quince años. Pero una década después, justo cuando nacieron sus hijas mellizas, el trabajo empezó a mermar, su principal cliente se fue, y las deudas se acumulaban.

Dejó su imprenta y casi se funde: ahora exporta pantallas LED

Una tarde de 2013, mientras Miranda pensaba en cómo pagar la quincena de sus empleados sin atrasarse con el alquiler, recibió una insólita llamada que lo llevaría a cambiar el rumbo de su negocio y de su vida. Del otro lado de la línea, alguien le preguntaba si vendía pantallas LED.

"Sí, mañana te paso un presupuesto", fue la respuesta casi automática de Javier, entre llantos de las bebas, y un cúmulo de pañales y mamaderas para lavar. Al cortar la comunicación le pidió a su esposa que googlee de qué se trataba el LED (diodo emisor de luz, por sus siglas en inglés). Las susodichas pantallas costaban por entonces unos 150 mil pesos.

"Sale 200 mil pesos más IVA, con instalación", le confirmó Javier al inesperado cliente, cuyo comercio estaba en General Villegas, a 500 kilómetros. Lleno de dudas, pero con la convicción de que al menos por una noche, iba a dormir ocho horas seguidas en un hotel, partió a su encuentro.  

Consiguió una pantalla Led de muestra por parte de un proveedor, y en el camino, fue delineando un plan de negocios. El cliente tenía un bodegón en Villegas, y quería poner la pantalla en el techo. "En cada semáforo tenés 12 segundos para pasar un aviso, y, a diferencia de los carteles convencionales, se puede alquilar el espacio a varios anunciantes", fue su argumento de venta.

Javier Miranda creó una firma que da trabajo a 60 personas y exporta en distintas partes del mundo.

A la semana siguiente, junto a un herrero de Villegas, colocaron la primer pantalla, de 3 por 2 metros. En tres meses, su cliente había amortizado la inversión, vendiéndole el espacio para anuncios luminosos a otros comerciantes de la zona.

El primer mes colocaron una pantalla más, al siguiente otras dos y así el negocio se fue multiplicando por el boca a boca. Los clientes de la imprenta se pasaron al LED y Miranda comenzó a ensamblar pantallas en el galpón donde antes imprimía volantes.

Así nació Grupo UNO LED, que comercializa, instala y brinda un servicio posventa de las pantallas desde Jujuy a Tierra del Fuego, y también exporta a Bolivia, Uruguay, Panamá, Miami, España y Costa de Marfil.

Animarse a más: el consejo del emprendedor

"No solo vendemos una pantalla, sino que vendemos una unidad de negocio, donde se invierte un capital inicial del 50% del precio del producto y el resto se paga con lo que factura la propia pantalla. Con esta ecuación, hay un 90% de los clientes que recuperan su inversión antes del año. Cada pantalla tiene una vida útil de 10 a 12 años en los que el cliente sigue facturando y le queda ganancia limpia", asegura Miranda.

Desde 2013, Grupo UNO LED lleva instaladas más de 2.500 pantallas en todo el país y en 2015 se mudó a una planta de mil metros cuadrados en el partido de Tres de Febrero, donde actualmente trabajan 60 personas en el ensamblado y el desarrollo de un software propio para los avisos luminosos.

"La mayoría de nuestros clientes son pequeños inversores: familias o grupos de amigos que compran una pantalla para comercializar publicidad. Cada una genera al menos tres empleos: alguien que invierte, alguien que sale a vender la publicidad y alguien que hace las cobranzas", comenta Miranda.

Miranda supo afrontar deudas y crisis para lograr ser dueño de una exitosa compañía.

Además de pantallas fijas publicitarias, la firma provee pantallas móviles para cumpleaños, casamientos, eventos corporativos y festivales. Hace siete años, a partir del pedido de un pastor de una iglesia cristiana, surgió una nueva unidad de negocios: Nexos, que se ocupa de la ambientación: pantallas, iluminación, sonido y mobiliario, para los templos.

Si bien el primer modelo de negocios se basó en la instalación de pantallas y venta de avisos, hoy la firma ofrece un servicio pre y posventa de las pantallas. Esto incluye desde la financiación para adquirirlas, mantenimiento y provisión de información básica como la hora y la temperatura, lo cual capta la atención de transeúntes y complementa a las publicidades.

De la venta local a la exportación: el salto internacional

No contento con vender pantallas en el mercado interno, en 2017 el fundador de Grupo UNO LED viajó por primera vez a España a ver a un cliente. "Me subí al avión con un dólar a 26 y me bajé con uno a 47. Pero le mantuve el precio y vendí tres veces más de lo que esperaba", cuenta. Ese cliente lo contactó con otro en Costa de Marfil, y sin pensarlo mucho, tomó otro avión y aterrizó en Abidján, la capital del país africano donde hoy tiene una oficina comercial y una planta de ensamblado que produce y comercializa para otros países del continente.

En estos últimos 10 años, las crisis y obstáculos en el camino no se hicieron esperar. Con el inicio de la pandemia, en 2020, la planta estuvo cerrada durante un mes, y en ese tiempo, Miranda decidió junto a sus empleados, fabricar máscaras 3D para donar a hospitales de la zona. "Mantuvimos las fuentes de trabajo sin recurrir a los ATP. Con Jessica (esposa y socia) pensamos que si una vez nos toca dejar de ganar, que esto no lleve a nuestros empleados a perder".

En la actualidad, confiesa, "el mercado está raro. Tenemos muchos pedidos pero a su vez enfrentamos problemas para importar insumos de China. Lo que hicimos fue comprar máquinas 3D para fabricar acá piezas que no estamos pudiendo importar por falta de dólares".

Miranda cuenta estas anécdotas, y otras que figuran en su libro (cuya recaudación por ventas se donará a la ONG Somos Luz, que brinda contención a niños en situación de calle): como cuando viajó por primera vez a China (sin saber una palabra de inglés, y menos de Chino); cuando sus empleados lo invitaron a jugar al fútbol en Abidján; o cuando conversó con Marcelo "Muñeco" Gallardo en El Monumental.

Grupo UNO LED estuvo cerrada en 2020 por la pandemia. Sin embargo, esa etapa pérmitió nuevas ideas.

"A quienes quieran emprender, les recomiendo creer y tener confianza en sí mismos. No temer al fracaso porque es parte del aprendizaje. Argentina es un país maravilloso y una tremenda escuela de negocios. Si sobrevivís con tu Pyme acá, podés hacer negocios en cualquier parte del mundo", asegura.

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