La trastienda tras la noche del atentado a Cristina Kirchner: cómo se vivieron las horas más calientes
El atentado sufrido por la vicepresidenta Cristina Kirchner encendió todas las alarmas en el Gobierno, que desembocó entre otras cosas en dos reuniones urgentes: una para la mañana temprano del viernes y otra para la tarde.
En la primera, a las 8.30 en Casa Rosada, el presidente Alberto Fernández convocó a todo su gabinete por el estado "de conmoción social" que generó el atentado. Uno de los ministros participantes calificó de "difícil" la situación, en referencia a lo que pasó con la Vicepresidenta y con su seguridad.
"Hubo pedidos de reordenamiento", dijo por su parte una alta fuente del Gobierno, en relación al pedido por parte de algunos funcionarios de cambios en la custodia de la vicepresidenta.
El propio Aníbal Fernández volvió a Casa Rosada a las 15.47, para reunirse con Alberto Fernández en el despacho presidencial y analizar los pasos a seguir.
La presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, fue más allá y reclamó directamente la renuncia de Aníbal Fernández. "Con el derecho que me dan los 45 años de lucha ininterrumpida luchando por defender a la gente que amo, por inepto y descuidado, exijo la renuncia de Aníbal Fernández", publicó la cuenta oficial de Twitter de esa organización.
Y habló de Cristina Fernández de Kirchner como presidenta: "Y ojalá muchos me acompañen para lo mismo, porque no supo cuidar a la presidenta. Hebe de Bonafini", señaló en el breve comunicado.
En esa línea, el senador Oscar Parrilli consideró que "sin dudas tiene que haber cambios" en el mecanismo de seguridad de la vicepresidenta, porque el hecho fue "gravísimo".
Otra reunión por la tarde
Para las 16 de este viernes el mandatario convocó a un encuentro a representantes de sectores sindicales, empresariales, de derechos humanos, religiosos y sociales, pero no a los partidos políticos, para repudiar el atentado.
El lugar elegido fue el Salón de las Mujeres Argentinas del Bicentenario, ubicado en el primer piso de Casa Rosada, que da hacia Paseo Colón. Salvo el jefe de Gabinete Juan Manzur no estaba prevista la presencia de sus ministros.
La reunión se atrasó hasta las 16.30. A medida de que los convocados ingresaban fueron dejando sus teléfonos celulares apagados, en una mesa ubicada a un costado del salón, para compartir una conversación sin prensa y solo con la presencia de un fotógrafo oficial de Presidencia. El Presidente llamó a "construir un amplio consenso contra los discursos del odio y la violencia".
Una hora después los convocados fueron saliendo del salón, sin hacer declaraciones. Solamente lo hizo Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), quien ya en la explanada de Casa de Gobierno señaló que el atentado lo "avergüenza y preocupa" y "debe ser "condenado por todos los argentinos", además de pedir "aplicar la ley porque no puede haber impunidad en estos casos".
Para Funes de Rioja es necesaria "una convivencia pacífica, orden y un acuerdo social" y calificó el atentado como "un punto de inflexión".
Los gobernadores Axel Kicillof, Jorge Capitanich, Ricardo Quintela y Gildo Insfrán; los gremialistas Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano, Hugo Yasky, Daniel Catalano, Andrés Rodríguez y Roberto Baradel; los empresarios Daniel Funes de Rioja y Alfredo González; dirigentes de derechos humanos y de entidades religiosas fueron algunos de los que participaron.
Tras esa reunión el Presidente volvió a su despacho, acompañado en este caso por el ministro de Obras Públicas Gabriel Katopodis y el vicejefe de Gabinete Juan Manuel Olmos.
Atentado a Cristina Kirchner: un documento contra el discurso del odio
Ya en la Plaza de Mayo, y como cierre de la marcha, la actriz y titular de la Asociación Argentina de Actores Alejandra Darín leyó un comunicado que apuntó básicamente contra "el discurso de odio".
Hacia allí se dirigieron los participantes de la reunión de la tarde, a excepción del Presidente, y se sumó en el escenario montado en la plaza el ministro de Economía, Sergio Massa.
Titulado "La paz social es una responsabilidad colectiva", el documento leído en Plaza de Mayo, en un párrafo refiere que "desde hace varios años, un sector minúsculo de la dirigencia política y de sus medios partidarios, viene repitiendo un discurso de odio, de negación del otro, de estigmatización, de criminalización de cualquier dirigente popular o afín al peronismo, y aún de cualquier simpatizante. Todos hemos visto movilizaciones donde se pasearon por las plazas más importantes de la Capital Federal bolsas mortuorias, ataúdes o guillotinas".
Y apuntó contra los medios de prensa. En la proclama sostuvieron que "no es inocente ni gratuita la legitimación de discursos extremos, de llamados a la agresión, de planteos que niegan legitimidad democrática del adversario político".
"Nadie es individualmente responsable por las acciones de otros, pero quienes cedieron minutos de aire a los discursos de odio deberán reflexionar sobre cómo han colaborado para que lleguemos hasta esta situación", agregaron.