La chocolatería Rapanui abrirá más locales en el interior del país mientras se expande en Europa
La ya emblemática chocolatería Rapanui, fundada en Bariloche hace más de 20 años, continúa con su plan de expansión en Argentina: luego de inaugurar el pasado 6 de abril una tienda en Nordelta, ahora buscará desembarcar en nuevos puntos del interior del país.
"Tenemos el objetivo de abrir un local en el interior del país, probablemente sea en Córdoba antes de fin de año, y luego le seguirán aperturas en Rosario y Mendoza", detalló en diálogo con iProfesional Leticia Fenoglio, CEO de Rapanui e hija de su fundador, Diego Fenoglio.
Sumando la nueva apertura de Nordelta, actualmente la empresa cuenta con otros diez locales de los cuales dos están ubicados en Bariloche, siete en la ciudad de Buenos Aires y uno en Las Lomitas. Todas las tiendas son propias, ya que Rapanui tomó hace tiempo la decisión de no entrar al formato de las franquicias.
Al respecto, Leticia cuenta: "Rapanui nace bajo un slogan que dice: ‘Excelencia, desde el origen’. Evaluamos el modelo de franquicias durante un par de años pero determinamos que la mejor forma de poder seguir controlando la calidad de nuestros productos y de la atención que se recibe en cada uno de nuestros locales solo se puede hacer si mantenemos la propiedad de los mismos. Como empresa somos muy cuidadosos con nuestra marca y los productos que tenemos, así como también con la atención a nuestros clientes".
Rapanui: así nació el vínculo de la familia con el chocolate
Leticia es hace ya seis años CEO de Rapanui, pero su pasión por el mundo del chocolate la adquirió desde pequeña en su casa familiar cuando visitaba a sus abuelos, donde la cocina era siempre el centro de las reuniones, y también en la casa de su padre Diego.
"Recuerdo que de chiquita solía juntarme con amigos y mi padre nos llevaba a recolectar frutas para enseñarnos a hacer dulces caseros. También tengo recuerdos de jugar a las escondidas en los depósitos de lo que entonces era Fenoglio. Lo mismo pasó con mi padre, que desde chico sentía pasión por todo el mundo de la pastelería y el chocolate, ya que su padre le transmitió esa pasión y él nunca dudó en seguir sus pasos", recuerda Leticia.
El vínculo de la familia con la chocolatería comenzó en 1948 en Bariloche, donde Aldo Fenoglio y su mujer Inés llegaron huyendo de los estragos que había dejado la guerra en su Italia natal. Aldo había aprendido el oficio de chocolatero de muy joven en Turín y por eso decidió abrir en Bariloche una confitería y chocolatería que en un comienzo se llamó Tronador y que luego cambió su nombre a Fenoglio.
Fue tras esos mostradores que Diego aprendió el oficio de la mano de su padre, hasta que en 1996 se animó a dar sus primeros pasos solo y fundó en la calle Mitre, también en Bariloche, su primer local al que llamó Rapanui. De ahí en más el éxito fue sólo cuestión de tiempo.
Hoy en día Rapanui factura 1.600 millones de pesos al año y calculan que cada sábado más de 14.000 personas circulan por sus siete sucursales de la capital. Actualmente cuentan con más de 500 productos en diferentes líneas y se producen 90 toneladas mensuales de chocolate en el país. Con la producción local abastecen al mercado argentino y también a Uruguay, Chile y Colombia, países a los que empezaron a exportar este año. Próximamente planean llegar a México.
Sobre la materia prima, clave en la identidad y calidad que caracteriza a Rapanui, Leticia Fenoglio cuenta que proviene de distintos países. "Las frambuesas se obtienen en la Patagonia, la leche y el azúcar también provienen del mercado nacional. En tanto los granos de cacao son importados de tres países, dependiendo la cosecha pueden sumarse otros, pero principalmente de Perú, Colombia y Brasil, y las avellanas son importadas de Italia debido a que la producción local no es suficiente para cubrir todo el mercado".
Para su proceso de elaboración, la empresa cuenta con una planta de procesamiento en el Mercado Central, en Buenos Aires, donde seleccionan frutos frescos en su punto justo de maduración que son tratados apenas ingresan al establecimiento para asegurar su calidad. Luego son enviados a la planta en Bariloche para destinarlos a las diferentes líneas de productos. Además, cada una de las sucursales de Rapanui tiene fábrica de helados propia.
Franui, su producto estrella
Algo tan simple y delicioso como suena: frambuesas bañadas en chocolate. Diego Fenoglio es fanático de los dulces caseros y tiene en el jardín de su casa plantaciones de frambuesas, frutos rojos, arándanos, casis, zarzaparrilla. Una tarde de verano hace doce años, mientras volvía del trabajo, se encontró pensando en cómo podía unir el chocolate con las frambuesas y se encerró en la fábrica a hacer pruebas y pruebas.
"Me acuerdo que al día siguiente sube a la oficina y me dice: ‘cerrá los ojos y abrí la boca", a lo que intrigada le pregunté por qué, pero sin dudarlo acepté su pedido", cuenta Leticia. "Así probé por primera vez un Franui, su sabor inigualable me explotó en la boca, nunca había sentido la acidez y humedad de la frambuesa junto al sabor inigualable del chocolate".
Al poco tiempo el producto fue un boom y hoy en día los Franui ya se pueden conseguir en más de 3.200 puntos de venta en todo el país. Además, fueron los protagonistas de la expansión internacional de Rapanui ya que en 2020 la empresa abrió una planta propia en Valencia, España, exclusivamente para producir Franui y exportar a distintos países de Europa.
"La puesta en marcha de la producción en España fue un gran desafío para Rapanui ya que el comienzo de la misma databa para marzo 2020, según nuestra planificación interna, mes en el que los casos por Covid-19 habían aumentado considerablemente en la mayoría de los países trayendo consigo el confinamiento y cierre de fronteras. Para poder dar el siguiente paso, era necesario que nos hagamos presente en Valencia para realizar los correspondientes ajustes y poder dar inicio a la producción", detalla Leticia.
Recién en octubre de ese año se pudo poner en funcionamiento la fábrica y en diciembre se vendieron los primeros potes de Franui en Glovo y Carrefour de España. Hoy la fábrica posee una línea de producción activa con 10 millones de potes al año, con posibilidad de albergar hasta 4 en total con una producción anual de 40 millones de potes.
"Desde ahí abastecemos a España, Portugal, Francia, Alemania e Italia y, recientemente, comercializamos el primer lote a Grecia y Austria, en éste último estamos presentes en puntos de ventas. Nuestro próximo objetivo está puesto en Suiza", finaliza la CEO.