En un galpón, solo con lápiz y papel: la increíble historia de cómo nació el primer auto eléctrico en Argentina
"Todos me decían que estaba loco. ¿Cómo iba a desarrollar un auto en Argentina cuando se necesitan no menos 150 millones de euros?". En un galpón, solo con lápiz, papel, sin proveedores, ni antecedentes nació el primer auto eléctrico del país y Sudamérica. Esta es la historia de Pablo Naya, un soñador que gracias al consejo de Juan Manuel Fangio se evitó un gran dolor de cabeza y le abrió las puertas al mundo del automovilismo.
Sero Electric es una automotriz que se dedica a la producción y comercialización de vehículos 100% eléctricos, totalmente limpios y buenos para el medio ambiente. Es la primera fábrica de autos eléctricos de Sudamérica y nació como una epopeya lograda por una empresa familiar del partido de Morón que decidió innovar y crear un producto de exportación cuando todos creían que era una locura.
Sus comienzos
Pablo Naya, fundador de Sero Electric, hizo sus primeros pasos en el mercado laboral trabajando en ventas de abrasivos, donde se desempeñó un tiempo hasta que pudo abrir propia fábrica de iluminación.
"Empezamos muy de a poco fabricando una lamparita, contratando gente y creciendo", recuerda Pablo. A pesar de dedicarse a otra rama de la industria, tenía puesto el foco en lo que desde muy chico había sido su pasión. "Siempre me gustaron los autos y más que nada la parte mecánica. Ya desde los 12 años se despertó mi pasión cuando mi papá se compró un Citroen 2CV. Al poco tiempo se lo chocaron, yo lo desarme y lo arreglé con solo 14 años", cuenta.
La ayuda del más grande
Cuando tenía 28 años se da la quiebra y cierre de la Fábrica IES que se dedicaba a la producción IES 3CV, una versión del modelo de Citroen.
"Habían cerrado pero estaban en condiciones de ponerla en funcionamiento. Con un grupo de gente hicimos la gestión para ponerla reabrirla", explica. Lograron que el síndico que tenía a cargo la fábrica los recibiera y les permitiera armar un plan para rearmar la fábrica y Pablo quería que Citroen les permitiera usar la marca.
Para lograr el contacto con la firma francesa, que no se encontraba en Argentina, intentó pedir ayuda: "Una de las personas que me ayudó fue Juan Manuel Fangio", afirma Naya, quién recuerda que el piloto lo recibió en Balcarce, escuchó su propuesta y lo puso en contacto con un director de automotriz.
"En la reunión me comunicaron que deje el proyecto industrial porque Citroen tenía la intención de venir a la Argentina a producir y no nos iban a dar apoyo y que en cambio, nos pongamos como concesionario", explica. Esta noticia resultó ser una decepción para Pablo ya que su sueño se esfumó justo cuando estaba a punto de volverse realidad. A pesar de esto, decidió seguir el consejo de la marca y se puso un concesionario junto a Cosme Vigliarolo, actual socio en Sero Electric: "Crecimos con Citroen pero Pablo se cansa rápido y siempre quiere hacer algo más", explica Cosme.
Nace un sueño
Ser dueño de la concesionaria oficial Citroen le permitió a Pablo viajar a Europa en varias oportunidades y en 2010, en uno de esos viajes, pudo visitar el salón de París.
"Allí conocí a un italiano que estaba exhibiendo un vehículo que era muy similar a nuestro actual Sero". recuerda. Pablo y Cosme tuvieron la posibilidad de probar ese auto eléctrico y la experiencia los dejó impactados a tal punto que tiempo después se animaron a producir su propio diseño.
"Era un vehículo mecánicamente muy parecido a un Citroen 3CV y eso me llevó a pensar que se podía producir en Argentina. También pensé que era un producto totalmente distinto por lo que no competía con ninguna automotríz", argumenta.
Cuando volvió al país y lo comunicó a su familia lo trataron de loco. "Considerábamos que no era una idea muy factible por la dimensión del proyecto y el tipo de producto que quería fabricar. Obviamente hubo dudas de todo tipo", cuenta Guadalupe Naya, hija de Pablo y actual coordinadora de Marketing de Sero Electric. A pesar de las dudas, en 2012 Pablo y Cosme comenzaron a dar forma a su sueño bocetando un primer prototipo. "Nació como un vehículo con papel y lápiz nada más", recuerda.
Un proyecto enorme
"Comenzamos en un galpón detrás de la casa de Pablo. Empezamos a ver piezas y diseñarlas muy paulatinamente". explica Cosme. Tuvieron que investigar el mercado para encontrar qué materiales y repuestos podían usar e incluso debieron fabricar sus propias máquinas y herramientas para adaptar las piezas, lo que resultó todo un reto para dos emprendedores con un presupuesto acotado.
"En la industria automotriz desarrollar un vehículo son 150 millones de euros, lo que era imposible para nosotros", explica Pablo. El proyecto que arrancaron en 2012 se estaba volviendo imposible, cada paso que daban significaba un escollo. "No existían proveedores y la gente que visitabamos nos trataba de locos", reconoce.
Recién en 2014 pudieron terminar el primer prototipo de estructura y unos meses después, uno mecánico. "Tuvimos que hacerlo andar con baterías de lo que había en el mercado porque acá no se conseguían las que nosotros necesitábamos", señala.
Fue una etapa compleja pero de mucho aprendizaje y así como muchos les cerraron puertas hubo quienes apostaron al proyecto y decidieron acompañarlos. Así fue como Dario Gaggegi, de Motores Dafa y Marcelo Van Zandweghe, de Baterias VZH, se sumaron al proyecto con el desafío de desarrollar y proveer dos piezas claves para Sero Electric y esto fue posible porque vieron en Pablo a un emprendedor dedicado 100% a su proyecto.
Sacar el auto a la calle
Una vez que consiguieron todos los elementos necesarios para empezar a producir, buscaron comercializar sus vehículos en áreas privadas.
"Es un mercado muy pequeño donde pudimos vender una cantidad que nos permitió seguir subsistiendo. Aún no teníamos reglamentación para transitar en la vía pública", explica. La categoría de este tipo de vehículos existe en Europa desde 1975 pero en Argentina no existía y por esa razón, desde 2013, comenzaron a pedir que se pudiera reglamentar en el país.
Lograron presentar su proyecto y tener diversas reuniones con miembros del gobierno pero en 2015 el cambio de mando político los obligó a volver a empezar con el trámite burocrático.
Luego de presentar notas y pedidos explicando cuál era su desarrollo y el porqué de la necesidad de avanzar con la reglamentación, en enero de 2018 lograron que se incluya la categoría vehicular L6V y L7V, para vehículos eléctricos. "La categoría L6, donde nosotros ingresamos, es para vehículos microcar para dos personas que no circulan a más de 50km/h. No hay productores en Sudamérica de este tipo. Fuimos punto de lanza y punto de ensayo de todo", cuenta.
Gracias al trabajo y a la información que brindó Sero Electric, el Ministerio de Transporte pudo incluir esta nueva categoría.
El paso siguiente para poder sacar el auto a la calle fue conseguir la LCM, Licencia de Configuración de Modelo, y la consiguieron en Junio de 2019. Esta licencia regula que el vehículo cumpla con todas las normas de seguridad y sea apto para circular. Por último, en septiembre del mismo año, Sero Electric consiguió que se aprobara la patente para Vehículos con Circulación Restringida, la cuál tiene caracteres verdes y le permite circular en calles y avenidas, convirtiéndose en el primer auto eléctrico de fabricación nacional autorizado a circular por la vía pública.
Orgullo Nacional
Entre las ventajas que destacan los fundadores de Sero Electric en el uso de estos vehículos están la no emisión de CO2, fundamental para la ecología, el fácil manejo ya que es automático y la economía debido a que la carga del vehículo tiene un costo muy bajo y no requiere un cargador especial.
"Se puede enchufar en un cargador común hogareño. También puede entregarse con batería de plomo, con entre 40 y 60 kilómetros de autonomía o batería de litio extendiéndola a 100 kilómetros", explica el fundador.
Más allá de que los insumos utilizados para producir las baterías de litio son importados, el diseño, ensamblaje y construcción de estas se realiza en el país por la empresa VZH. Los motores que utilizados por Sero Electric también son de producción Argentina, diseñados y producidos por Motores Dafa lo que hace que este emprendimiento sea un logro totalmente nacional y de trabajo a varios elementos de la industria Argentina.
Sero Electric es el orgullo de Pablo, que gracias a una idea y a la ayuda de varias personas que vieron en él una inspiración, hizo posible lo que muchos creían una locura. "Nada es imposible si uno se lo propone. Lo único necesario es proponérselo y nunca bajar los brazos. Siempre fui para adelante y ese es el legado que puedo dejarle a mucha gente", concluye.