La bajante del Río Paraná dejó al descubierto la malla de contención del Túnel Subfluvial
La bajante histórica que atraviesa el Río Paraná provoca situaciones que a veces parecen inéditas para los ciudadanos de las provincias afectadas. En esta ocasión, quedó a la vista la malla de contención del Túnel Subfluvial que une Paraná con Santa Fe.
La estructura es una manta geotextil que fue colocada con el objetivo de resguardar la integridad del Túnel Subfluvial "Uranga-Sylvestre Begnis" durante épocas de severas inundaciones.
En tanto, las autoridades del ente que administra esa vía de comunicación recomendaron que, si bien el túnel no corre ningún riesgo, no se debe caminar por encima de la estructura.
El director técnico del enlace, Augusto Cortés, explicó a El Once que la cubierta protectora que asoma sobre el Río tiene una extensión de 900 metros sobre el ducto principal que está a 12 metros de profundidad.
"No hay riesgo que por la bajante histórica el túnel se vea afectado. Tampoco hay peligro para la navegación comercial porque las barcazas saben de la presencia y están anunciados para que tengan un canal de navegación seguro", aseguró.
Sin embargo, aclaró que en embarcaciones de recreación o de pesca se puede generar "algún inconveniente" ante algún desprevenido e incluso con algunas personas que se acercan para caminar sobre la malla. "La gente no se debe acercar, se pueden lastimar", advirtió.
"Queremos transmitirles seguridad a los usuarios, ya que en el lugar donde hoy se hace visible la manta, hay entre 12 y 18 metros de tierra por encima del viaducto; y la misma se colocó para evitar inconvenientes durante las crecientes extraordinarias del río, con permanencia de 9 a 10 meses. Es en estos casos cuando el nivel de agua se vuelve riesgoso", aseguraron desde el ente administrador del túnel.
El túnel corre más riesgo con las crecidas
El túnel corre "más riesgo con las crecidas e inundaciones" que con una sequía, según especificó Cortés, al tiempo que garantizó que "se monitorea el comportamiento de la defensa cada 15 días con lancha y equipos propios que chequean la manta".
Además, detalló que bajo el agua marrón existe "una vida propia del túnel con un movimiento que se da" y esa acción se vuelve riesgosa cuando el Paraná supera los 6 metros de altura, lo cual sería la contracara del problema actual.
Esto último ocurrió con la creciente extraordinaria registrada en 1982. Durante 8 meses, el nivel del hidrómetro del Puerto Paraná estuvo por encima de los seis metros y produjo transformaciones (dunas) en el lecho del río, según recuerda la página oficial del túnel Uranga–Begnis.