Confidencial: lo que nadie contó sobre la trama secreta que dejó al Gobierno sin "Ley Pandemia"
Alberto Fernández necesitaba contar con la norma que le permitiese manejar las restricciones sin recurrir a los DNU, el proyecto tenía la media sanción del Senado, pero en Diputados, no salió.
La política es un juego de signos y símbolos, eso esta claro. Las cosas que no pasan tienen tanta relevancia como las que pasan, y quienes llevan a cabo un diseño estratégico de su trayectoria, lo saben perfectamente.
El gobierno de Alberto Fernández, y el propio presidente personalmente, necesitaban que el Congreso sancionase la "Ley Pandemia", y lo necesitaban por tres cuestiones elementales: mostrarle a la Corte Suprema que tenían el manejo político de los otros dos poderes, después del fallo que ratificó las autonomías provinciales incluso en pandemia; evitar seguir gobernando por DNU como ocurre desde marzo de 2020; y darle a la oposición una muestra de que no necesitan su apoyo para sacar normas en el parlamento.
Pero la ley no estuvo, los objetivos no se cumplieron, Fernández tuvo que renovar su DNU y lo hizo sin exhibirse, porque detrás había una derrota. Ahora bien, ¿a que obedece tal derrota? El oficialismo tiene los votos, cuenta con 129 diputados, el número necesario para sancionar cualquier proyecto con mayoría simple. Son 119 propios, 6 del bloque que maneja el diputado José Luis Ramón que responde a Sergio Massa y 4 de Córdoba Federal, bloque que reporta a Juan Schiaretti, gobernador de Córdoba.
El proyecto, además, venía con media sanción del Senado, obtenida con holgura y el manejo "manu militari" con que Cristina Fernández de Kirchner conduce la Cámara Alta. Pero el problema surgió de las propias necesidades del presidente de la Cámara, Sergio Massa, que en este caso se contrapusieron con los del presidente de la Nación.
No es un secreto que Massa tiene sus propias aspiraciones, que, a esta altura, suenan más que legítimas; y tampoco lo es, que en el pasado cometió errores estratégicos, "por apurarse", dicen incluso los propios. Con lo cual ahora, construye un equilibrio delicado en el que la Cámara de Diputados es una escuela de las mejores. El presidente de la Cámara no solamente tiene que defender a los propios y sus iniciativas, tiene que conformar a los opositores también, de todos los bloques y ganar su confianza.
El mismo jueves en que se celebró la sesión y el proyecto de "Ley Pandemia" obtuvo despacho de comisión, dejándolo en condiciones de ser tratado en el recinto, los opositores se mostraban en los pasillos del anexo muy confiados en que "el proyecto no va a salir, Sergio se comprometió".
En las cercanías del ex intendente de Tigre se explicaba con mayor precisión: "Mirá, para Sergio el costo es muy alto y la ganancia muy baja. Forzarlo significa violar el reglamento, presionar a los diputados de Schiaretti a hacer algo que no quieren y romper un compromiso con la oposición, ¿y Alberto que gana? Mostrarle su poder a la Corte que ya falló y ya se impuso, y nada más. Es mucho costo para nosotros y poca ganancia para el presidente, tendrá que ir entendiendo".
El massismo huele sangre y huele futuro. El titular de la Cámara baja construye con varias alternativas en la cabeza. "El 2023 es dentro de un siglo", dice uno de sus operadores mas encumbrados.
"Tenemos que construir, delinear el perfil de Sergio, moderado, claramente de un lado, el del peronismo, pero siempre con diálogo. Algo como lo que quiere hacer Larreta pero con mas identidad y firmeza. La pandemia le dio a Alberto un gobierno desgastado de entrada, su reelección, si al principio era una aventura ahora es una locura. Kicillof es un buen candidato, pero sus niveles de rechazo en la opinión pública son muy altos y le resultaría imposible cooptar los votos de los moderados volátiles, que en 2015 le dieron el triunfo a Macri y en 2019 a Alberto, pero esos, son votantes de Sergio", explica la altísima fuente.
Y existe un aditamento más, que luego de la charla pasillera agrega el massista de "pura cepa": "Ah, y nadie cree que Cristina quiera arriesgar a Máximo en 2023".
Massa entiende que el armado de Cristina en 2019 demostró que la mentora del Frente de Todos cambió su cabeza, y privilegia ganar por sobre sus propios rencores. La persecución macrista "la educó", dicen, y va a acompañar a quien sea la mejor opción.
El presidente Alberto Fernández puede empezar a esperar mas traspiés parlamentarios, en tanto sus intereses no coincidan total y directamente con los del presidente de la Cámara de Diputados, que trabaja sin prisa, pero sin pausa, en su propio proyecto.