Murió Shakespeare, el primer hombre que recibió la primera vacuna contra el Covid-19
Jayne Innes, concejal del municipio de Coventry, acaba de confirmar que William Shakespeare ha fallecido. Se trata del primer hombre que recibió una vacuna contra el Covid-19.
Shakespeare, de 81 años, falleció en Inglaterra y había recibido la vacuna de Pfizer en diciembre, en el Hospital Universitario de Coventry, muy poco después de de Margaret Keenan, la primera persona en ser inmunizada.
Innes además era amiga de Bill, como lo llamaban sus cercanos. La autoridad señaló que el mejor homenaje para él sería que los vecinos de Coventry acudieran de manera masiva a vacunarse.
"Bill será recordado por muchas cosas, incluido su gusto por las travesuras", afirmó Innes, quien descartó que el deceso haya estado relacionado con la vacuna.
En el mes de diciembre, después de ser vacunado, Shakespeare reconoció su alegría y optimismo por el inicio del proceso de vacunación en Inglaterra.
"Podría marcar la diferencia en nuestras vidas a partir de ahora. Es el comienzo para cambiar nuestras vidas y nuestro estilo de vida".
Según indican datos oficiales, más de 38 millones de personas (72.3 por ciento de la población adulta) ya recibió la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 en el Reino Unido.
En tanto, más de 22 millones ya obtuvieron la segunda dosis, lo que equivale a 43.5 por ciento de la población adulta.
A raíz de esto, el país ha flexibilizado su postura y levantó ciertas medidas de restricción adoptadas durante la pandemia, aunque las autoridades permanecen preocupadas ante la aparición de la llamada "variante india" en algunas localidades del territorio.
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Israel avanzaba en el levantamiento a partir del 1 de junio de la mayoría de las restricciones sanitarias implementadas para detener la propagación del coronavirus, informó el Ministerio de Salud, mientras más de la mitad de la población ya se encuentra vacunada y el sábado reportó apenas 12 casos.
"Por primera vez desde la aparición de la epidemia, todas las restricciones en el interior del territorio israelí se levantarán a partir del 1 de junio", anticipó en un comunicado la cartera de Salud.
No obstante, el Gobierno todavía debe aprobar esa decisión. Mientras tanto, continuarán vigentes las restricciones impuestas a los viajeros que lleguen a Israel, y el ministerio estudia incluso reforzarlas para evitar la entrada de nuevas variantes de coronavirus.
A diferencia del peor momento de la pandemia en el país, cuando las autoridades registraban unos 10.000 enfermos al día, el sábado pasado, el ministerio comunicó solo 12.
Desde el inicio de la pandemia, Israel contabilizaba hasta el fin de semana, más de 839.319 infecciones de coronavirus y 6.404 decesos por la enfermedad.
Además, el país, que inició a finales de diciembre una masiva campaña de vacunación tras un acuerdo con la farmacéutica Pfizer, reportó que más de cinco de los 9,3 millones de habitantes (55% de la población) recibieron las dos dosis de la vacuna.
La reducción de los contagios permitió a las autoridades reabrir restaurantes, bares y gimnasios en un primer momento para las personas con "pasaporte verde", es decir vacunadas o curadas.
Desde mediados de abril, ya no es obligatorio llevar tapabocas al aire libre, pero sí en el transporte público y en lugares cerrados.
Las nuevas recomendaciones permitirán al conjunto de la población, incluso a las personas no vacunadas, entrar en cualquier lugar, aunque se seguirá exigiendo la mascarilla en espacios cerrados.
Aseguran que el coronavirus es una "invasión biológica global"
Las hipótesis sobre la aparición del coronavirus todavía son varias. Aún no queda claro, más allá del veredicto de la Organización Mundial de la Salus (OMS), cuál fue el origen de esta enfermedad que azota al mundo y que cada vez parece ser más fuerte.
Sin embargo, y al margen de todo tipo de teorías conspirativas, lo cierto es que fuimos los seres humanos quienes controbuimos a propagarlo. Si las personas que estaban en China no hubieran vuelto a sus países de origen, o si los ciudadanos chinos no hubieran salido de su país, el coronavirus no había atravesado ciertos límites.
Con esta premisa y con el objetivo de saber más acerca de este fenómeno que afecta al mundo, el diario El país entrevistó a una reconocida investigadora. Montserrat Vilà se desempeña en la Estación Biológica de Doñana del CSIC y ha observado la evolución del Covid. A través de estas observaciones ha descubierto que el comportamiento de la epidemiología de los patógenos humanos y la biología de las invasiones por plantas y animales comparten muchos mecanismos, fenómenos y desafíos, pero también soluciones potenciales. Tras más de un año de pandemia, ha llevado sus conclusiones a un estudio de síntesis publicado en BioScience en el que trabajó como autora principal. En dicho trabajo, aboga por una perspectiva interdisciplinaria que junte las investigaciones sobre las enfermedades infecciosas y la invasión de especies exóticas que permitan comprender las amenazas presentes y futuras, así como mejorar las medidas de prevención y respuesta.
¿El coronavirus se transmitió de los animales a los humanos?
De acuerdo a los resultados del estudio, más del 60% de los patógenos infecciosos emergentes son de origen zoonótico, lo cual implica que pueden transmitirse entre animales y seres humanos.
La experta respondió: "Está claro que el origen del coronavirus es zoonótico". A continuación, señaló que "ho que no está claro es cuáles han sido los animales que han sido reservorios".
Fue entonces cuando desde el medio citado se le preguntó si el coronavirus se podría considerar una especia invasora, a lo que la experta respondió: "Desde nuestro punto de vista, sí, porque es un microorganismo que se ha originado en una región biogeográfica determinada y se ha introducido y expansionado en otras a través de las actividades humanas. Es una invasión biológica global".
Entonces, aclaró: "Si la gente de China no se hubiera movido o nosotros no hubiéramos ido a China, seguramente habría sido una enfermedad que no hubiera traspasado los límites geográficos. Pero eso fue imposible de acotar en un mundo tan globalizado".
La investigación también refleja que el 16% de las 100 peores especies exóticas invasoras del mundo promueven la propagación y el impacto de los patógenos humanos. En este sentido, la experta señaló: "Hemos mirado una por una las 100 especies más invasoras según IUCN [Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza] como ejemplo. Muchas de ellas son reservorios o vectores o facilitan la transmisión de patógenos. Es así y el procedimiento de invasión es clave dentro de lo que es la transmisión de patógenos. Eso no quiere decir que no haya además patógenos endémicos que reemerjan. Vale de ejemplo la fiebre amarilla registrada en Andalucía, que no se transmite por ningún mosquito exótico sino por los mosquitos nativos. Pero la cifra del 16% pone de manifiesto que muchas especies exóticas están implicadas en enfermedades infecciosas".
Además, se le preguntó si en la prevención y en la erradicación, también funcionaría este modelo interdisciplinar. La investigadora indicó que "en biología de la invasión, la prevención requiere un análisis de las vías de entrada, de cómo las especies invasoras probablemente llegarán a una nueva región, país o continente (introducción primaria) y cómo se propagan posteriormente en la región introducida (propagación secundaria)".
Aclaró que "esta clasificación de doble vía rara vez se ha aplicado en patógenos infecciosos emergentes". En la prevención de las infecciones por patógenos hay que tener las mismas precauciones. Eso es muy importante porque, si sabes cuáles son las vías de entrada y cómo atacarlas, ya previenes que haya más invasión. En el caso de las epidemias, a nuestro entender, es necesario clasificar mucho más y mejor cuáles son no tanto las vías de entrada sino las actividades que realiza la gente que se infecta, ir mucho más al detalle. La erradicación de un patógeno es difícil cuando los huéspedes infectados están muy extendidos y a menudo requieren la inmunización de entre el 50% y el 90% de la población, valores que, en el caso de la covid, aún no estamos.