Los alemanes se enamoraron del helado de dulce de leche gracias a estos dos argentinos que se mudaron a Munich
"Emigré desde Buenos Aires a Munich en el 2008 con un contrato de trabajo de una empresa que trabajaba principalmente con el mercado sudamericano", cuenta Adrián Pisani a iProfesional. "Ya había hecho una experiencia de intercambio estudiantil en Alemania y había quedado fascinado por la calidad de vida que ofrecía este país. Con 16 años ya me había llamado la atención que no había inseguridad, inflación y todos, independientemente de la clase social, tenían una buena calidad de vida. En Argentina, trabajando en una multinacional alemana, con un título universitario y hablando varios idiomas, notaba que no podía hacer una diferencia y me faltaba un desafío profesional".
Si bien la oportunidad le llegó sin haber sido buscada "Munich, como ciudad, tenía todo lo que a mí me interesaba. Una ciudad segura, con mucha oferta laboral, cercanía a las montañas, lagos y mucho verde", expresa Pisani.
Sebastián Scovenna, por su parte, llegó a la misma ciudad junto a su mujer en 2015 para buscar un crecimiento personal y profesional. "Ya había vivido la experiencia de emigrar en 2009, cuando viví año en Munich y luego realicé una maestría en Maastricht, Holanda. Al volver a Argentina y conocer a mi mujer, decidimos emigrar con la idea de buscar una mejor calidad de vida y un futuro con mayores oportunidades de las que se nos presentaban en nuestro país".
En este caso, el destino fue elegido porque conocía la ciudad, tenía amigos y tuvo una oferta tanto laboral como deportiva de un equipo de 3° división de Handball, "lo cual representaba un sueño para mí", dice Scovenna.
La idea de Patagon Helados surgió en el 2008, cuando, al llegar a Munich, Adrián se dio cuenta de que el helado ofrecido en la mayoría de las heladerías de la ciudad no tenía la calidad a la que estaba acostumbrado en Argentina. Como fanático del helado, reconoció el nicho de mercado donde faltaba un helado premium, con excelentes materias primas y, sobre todo, sabores tradicionales de Argentina. "La idea de traer a Alemania una parte de la cultura de nuestro país era muy tentador, sobre todo porque en Alemania se desconocía la tradición heladera argentina. Un slogan que utilizamos el primer año fue: ‘Si pensás que la carne es lo mejor de la Argentina, es porque aún no probaste nuestros helados’".
Con la llegada de Sebastián, "la idea resurgió y nos pusimos a trabajar en pos del proyecto que finalmente abrió sus puertas al público en mayo de 2019 y tuvo una aceptación increíble desde el comienzo", cuenta Adrián.
Meterse en un terreno desconocido, pero claro
"Queríamos que sea un nombre que conecte a Alemania con Argentina. Nuestra idea de la heladería no era ‘solo’ vender un helado premium, sino que el cliente que entre a la heladería se sienta por un rato en Argentina", cuentan. "No vendemos solo helado, sino una experiencia que conecta al cliente local con un país en el que tuvo muchos buenos recuerdos, y para el cliente latino o argentino, llevarlo por un rato de nuevo a ‘casa’".
"La Patagonia es un destino que los alemanes aman y por su geografía y naturaleza muy parecido a Baviera, con sus montañas, lagos y bosques", agregan. "Y como Patagonia es una palabra usada por varias marcas, elegimos Patagon Helados, que es un nombre también de fácil pronunciación".
Si bien la inversión inicial en euros fue de 6 dígitos, "la inversión más díficil fue la adquisición y el estudio del know how de un negocio que no era afín a nuestras experiencias", plantean los emprendedores. "Ambos trabajamos siempre en empresas y no teníamos conocimiento de como era este negocio".
Sumado a ello, continúan, "dominar el idioma donde uno se establece es muy importante para poder comunicarse bien, no solo con los empleados y los clientes, sino también con las autoridades, organismos y proveedores".
Si bien Alemania es un país con poca burocracia a la hora de abrir una empresa, sí cuenta con muchos requisitos de higiene y apertura del local, y autorizaciones para abrir en determinados horarios.
"Cuando uno abre su propio negocio percibe el motivo por el cual muchos empresarios buscan condiciones de base favorables para su empresa. En cuanto a lo macroeconómico, Alemania nos dio esa base para poder invertir sin miedo", aseguran. "El principal desafío fue inherente al negocio y no tanto al contexto macroeconómico. Arriesgarse y confiar en la idea de vender helado con sabores argentinos, siendo nuestra bandera el dulce de leche".
A la hora de emprender, Sebastián y Adrián no encontraron grandes barreras. "La información que necesitábamos para crear la empresa, para adaptar el local a las normas sanitarias y de higiene, estaban al alcance de la mano". Sin embargo, la mayor dificultad que tuvieron fue conseguir mano de obra. "Al ser una economía tan desarrollada y estar cerca del pleno empleo es difícil encontrar empleados, sobre todo por la temporalidad del negocio", explican.
Y como contrapartida, "el beneficio más grande en Alemania es el fácil acceso al crédito y la baja tasa de interés, lo que facilita conseguir el capital para la inversión inicial. Otro aspecto muy beneficioso fue la estabilidad en los primeros años de los precios de compra de las materias primas y de sueldos del personal".
Frente a esto, "ser argentino es sin dudas una ventaja", destacan. "El argentino está acostumbrado a lidiar con adversidades, sabe adaptarse a los cambios que se presenten y tiene la perseverancia y el ‘hambre’ a la hora de querer alcanzar un objetivo. Creemos que esto es un diferencial, comparado con otras culturas. Nosotros pensamos que el ‘hambre’ es muy importante a la hora de abrir un negocio. El hambre de triunfar, de crecer, de crear algo propio no lo tienen todas las personas, y aquí nos encontramos en un país donde no se fomenta la cultura emprendedora, a pesar de que están las mejores bases para hacerlo. Un alemán entra a una empresa, tiene 6 semanas de vacaciones pagas, aguinaldo y un trabajo ‘seguro’. Muchos alemanes no entienden, por qué correr el riesgo de emprender, teniendo un futuro promisorio al alcance de la mano".
Para concluir, ambos coinciden en que el balance es muy positivo. "Cuando realizamos el business plan, ni en el mejor de los escenarios habíamos pensado que nos iba a ir tan bien tan rápido. Pensamos que nuestro público en gran parte iban a ser los latinos, deseosos de volver a comer helado como en casa, pero tuvimos la grata sorpresa de darnos cuenta que nuestros clientes son en un 70% alemanes y el super dulce de leche es el gusto más vendido en la heladería".
Sin embargo, aclaran, "emigrar no es fácil, sobre todo cuando lo hacés solo, como nosotros. Dejar atrás a tu país, a tu familia y a tus amigos, es una decisión muy fuerte de tomar. El sacrificio a pagar es alto, pero si te va bien todo este esfuerzo tiene su premio y uno se alegra de poder visitar a la familia seguido. Nosotros ganamos calidad de vida y menos estrés con el cambio. No estar pensando todo el tiempo en que aumentan los precios, en que hay que cerrar las puertas y ventanas con llave porque puede pasar algo. Caminar tranquilo sin mirar atrás, es un alivio emocional grande".