8 medidas clave contra el coronavirus que está en el aire y no tanto en superficies
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Que el COVID-19 se transmite por el aire es una realidad indiscutible a estas alturas. Lo hace a través de los ya famosos aerosoles, que no son más que pequeñas partículas de saliva o fluido respiratorio emitidas por las personas al respirar, hablar, gritar o toser.
El problema es que se mantienen flotando en el aire durante minutos u horas y, en ese tiempo, se pueden desplazar varios metros.
En ambientes interiores mal ventilados, los aerosoles de una persona infecciosa se distribuyen por todo el espacio con el riesgo de que otras personas se contagien al inhalarlos.
El aire de una habitación cerrada funciona como una pileta: si hay un surtidor en la pileta que saca agua con colorante (nuestro virus), al cabo de un rato toda la pileta (nuestro aire) habrá cambiado de color. No importa si estoy cerca o lejos del surtidor: el agua estará coloreada.
¿Cómo sabemos todo esto? Aparte del conocimiento prepandemia de dinámica de fluidos y aerosoles, en el último año se hicieron múltiples estudios. Algunos de ellos detectaron SARS-CoV-2 infeccioso en el aire en interiores. Experimentos en animales demostraron que existe contagio sin contacto en absoluto
También se estudiaron múltiples eventos de supercontagio en los que una sola persona infecta a muchas que solo se pueden explicar por transmisión por aerosoles, según publicó The Conversation.
Incluso se ha determinado que infectarse en ambientes interiores es 20 veces más probable que en exteriores, lo cual de nuevo solo se puede explicar por la transmisión por aerosoles. La revista de salud The Lancet ha publicado recientemente un artículo que no deja lugar a dudas en cuanto a la importancia de la vía de transmisión por aerosoles.
Se sabe que las personas infectadas contagian principalmente antes de tener síntomas (presintomáticas) o sin llegar a desarrollarlos (asintomáticas). Así, se hace imposible, a falta de test de diagnóstico inmediatos, fiables y abundantes, saber quién es infeccioso y quién no lo es. Por tanto, hay que actuar como si todas las personas lo fueran continuamente.
¿Tiene sentido la desinfección de superficies?
La transmisión por superficies consiste en que una persona toca una superficie en la que hay virus y después se toca los ojos, nariz o boca. Las gotas son partículas grandes emitidas al hablar, toser o estornudar que irían a acertar en los ojos, interior de la nariz o interior de la boca de otra persona. Por eso las medidas adoptadas se enfocaban sobre todo en desinfección de superficies y protección frente a gotas (distancia, barreras físicas).
Pero la realidad es que la transmisión principal es por aerosoles, también a distancias cortas. Hay que cambiar la estrategia.
La constatación de la transmisión por aerosoles del SARS-CoV-2 no es una mala noticia. El SARS-CoV-2 lleva transmitiéndose así desde el principio de la pandemia. Ignorarlo ha hecho que dirijamos los esfuerzos de forma equivocada. Saber cuál es la principal forma de transmisión del COVID-19 es nuestra mejor herramienta para impedirla.
La propia revista Nature en su editorial de febrero 2021 hacía un llamamiento al cambio: "El coronavirus está en el aire: hay demasiado énfasis en las superficies".
Para cambiar esta estrategia, 100 científicos españoles se pusieron de acuerdo en ocho medidas de protección básica contra el nuevo coronavirus que se transmite por el aire.
1. Barbijos eficaces
Es necesario identificar y retirar del mercado los barbijos que no son eficaces y enfatizar la necesidad de un buen ajuste. Una mascarilla mal ajustada (con huecos entre el borde de la mascarilla y la cara) puede ver reducida su eficacia a la mitad.
En interiores compartidos, incluidos por supuesto los lugares de trabajo, hay que llevarla siempre, independientemente de la distancia entre personas.
2. Promover las actividades en el exterior
Promover actividades al aire libre implica facilitar el uso de parques y jardines y vigilar los 'falsos exteriores' como terrazas cerradas.
3. Ventilar espacios interiores
Los espacios interiores se deben ventilar con aire exterior de forma continua y suficiente, mediante ventilación natural o mecánica.
Los criterios se han de definir claramente. Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó recomendaciones sobre ventilación, aunque no expliquen aún con claridad cómo se producen los contagios.
4. Medir el CO₂ en interiores
Esto es para verificar si la ventilación es adecuada. El CO₂ lo emitimos junto con los aerosoles al respirar, así que es un muy buen indicador de cuánto aire usado hay en un lugar. Es la mejor solución disponible actualmente para indicar el riesgo de contagio.
5. Informar sobre eficacia y riesgos de las tecnologías de limpieza de aire
La tecnología preferida es el filtrado (los conocidos filtros HEPA) por eliminar eficazmente aerosoles respiratorios.
6. Centros educativos
Son espacios con las características que propician los eventos de supercontagio: muchas personas, muchas horas diarias y ventilación en ocasiones deficiente.
7. Criterios, procedimientos y normativas claros y eficaces en reducir el riesgo
El primero puede ser un límite de 700-800 ppm de CO₂ en interiores compartidos (hasta 1000 ppm si hay filtración suficiente).
8. Información de calidad, la mejor defensa
Se necesitan mensajes claros sobre cómo se transmite el virus y cómo protegernos. Es imprescindible que la población comprenda la lógica de las normas para adoptar el comportamiento idóneo en cada situación.