Diez razones por las que en marzo Argentina se quedó casi sin vacunas contra el COVID-19
La angustia por la falta de dosis de vacunas contra el nuevo coronavirus crece, sobre todo entre los adultos mayores.
La llegada de nuevas dosis de la Sputnik V de Rusia es una buena noticia, pero con menos del 2% de la población vacunada en un trimestre desde el inicio de la inoculación en el país, y tras el escándalo del "vacunagate" que le costó el puesto al exministro de Salud, Ginés González García, ciertamente el optimismo por una pronta salida de la pandemia descendió.
Hay, según Clarín, diez factores que confluyeron en la "tormenta perfecta" de marzo que hizo que el sistema de salud local se quedara casi sin vacunas.
1- La apuesta inicial
El Gobierno firmó en agosto de 2020 un acuerdo de compra con el laboratorio AstraZeneca por 22,4 millones de vacunas, que se fabricarían en el país.
Si se hubiera cumplido el plan original, esas dosis ya habrían empezado a usarse este mes. Pero el ensayo de fase 3 de AZ se dilató más de lo previsto por errores metodológicos y la producción también se demoró.
Por otra parte, lo poco de la Covishield -la versión india de esta vacuna- que llegó fue un comodín efímero. Recién podría contarse con algún stock importante de la de Oxford hecha en Garín en la segunda semana de abril.
2- Conexión rusa
Ante los inconvenientes que tuvo AstraZeneca, el Gobierno decidió sellar la adquisición de 30 millones de vacunas con el Instituto Gamaleya de Rusia.
Se anunció que 20 millones serían entregadas entre enero y febrero, y el remanente en marzo. Pero tal cosa no ocurrió, por las dificultades rusas para escalar la producción de las Sputnik V fuera de su país.
3- Plan chino
Tras fracasar el plan de las vacunas rusas, el Gobierno apuró negociaciones con el laboratorio chino Sinopharm. Clarín recuerda que se logró que arribara un primer lote de un millón de dosis a fines de febrero.
En aquel entonces, la principal preocupación oficial no era aún que el stock se agotara, sino esquivar las esquirlas del "vacunatorio VIP". Ahora se espera el arribo de 3 millones más, pero sin fecha cierta. "Las vacunas están en China", dijo el viernes la ministra Carla Vizzotti.
4- Un "amor" imposible
Otro capítulo fue el fracasado acuerdo argentino con Pfizer. Brasil firmo la semana pasada un contrato por 100 millones de dosis. Chile ya había rubricado el suyo. Perú y Uruguay también consiguieron su parte. Nuestro país no pudo acercar posiciones con el laboratorio estadounidense.
5- Sin opciones
Varios expertos alertaron sobre el problema de la falta de vacunas en Argentina y la desprotección de los grupos de riesgo ante la llegada del frío. Manifestaron que el Gobierno debería salir con rapidez del círculo vicioso en el que se encuentra: no sólo aguardar las entregas que no se concretan, sino tratar de cerrar acuerdos con otros laboratorios.
En enero se informó que había negociaciones con Janssen y con Moderna. Sin embargo, no se han conocido resultados en ese sentido.
6- Sin papeles
A esto se agrega el problema de que la vacuna de Sinopharm no está habilitada para mayores de 60 años y no hay pistas de cuándo eso pueda suceder.
Hoy la solución china es, en volumen, la principal apuesta del Gobierno ante las irregulares entregas rusas. Habrá, en algún momento, tres millones de vacunas que -al menos que llegue la documentación y se salve el escollo etario- no podrán ser destinadas a la población que más las necesita, remarcó el matutino.
7- Traba azteca
Un obstáculo más: las vacunas de AZ fabricadas en Argentina que debían envasarse en México tuvieron que ser derivadas a Estados Unidos a último momento por problemas en el laboratorio Liomont, la falta de insumos y burocracia estatal.
Así, se estima que las dosis "mexicanas" estarán disponibles recién en mayo. Las completadas en Estados Unidos se distribuirían a partir de abril.
8- La distorsión local
A la escasez de vacunas hay que agregar las distorsiones en la administración de dosis una vez que arriban a la Argentina: tanto profesionales de la salud jóvenes que no pelean en la primera línea contra el COVID19 como militantes políticos fueron inmunizados con la Sputnik V, mientras mayores de 80 años aún esperan su turno.
Sigue vigente, además, esa gran bolsa gris con la etiqueta "personal estratégico", cuya opacidad hace que la legítima procedencia de los vacunados sea una cuestión de fe.
9- Mundo hostil
Todo este derrotero transcurre en un marco de "victimización" oficial, que inmoviliza frente a un mundo hostil. "El 90 por ciento de las vacunas contra el Covid están en el 10 por ciento de los países. Hay que poner en valor lo conseguido", dijo la ministra Carla Vizzotti.
"Sólo 18 países han recibido el 88 por ciento de las vacunas que se han distribuido hasta ahora", afirmó el presidente Alberto Fernández.
Tampoco el fondo solidario Covax dio prioridad a la Argentina porque, si bien nuestra performance en vacunación no ranquea entre las mejores, las hay peores.
10- Un solo ojo
A diferencia de lo que se ve en otras partes del mundo, aquí el ojo del Estado nacional sigue controlando toda compra y distribución de dosis, con resultados que desnudan déficits propios frente a desafíos complejos.
En las gestiones no ha habido participación de las provincias (se limitan a aplicar en sus poblaciones las vacunas que reciben del Gobierno) ni del sector privado.