NEGOCIOS CON HISTORIA

Gath & Chaves: cómo nació y se expandió la gran tienda que fue un icono de Buenos Aires

El argentino Lorenzo Chaves y el inglés Alfredo Enrique Gath, inmigrante de 1866, forjaron un gran negocio que le cambió la cara al centro de Buenos Aires
ACTUALIDAD - 27 de Febrero, 2021

A partir de que Torcuato de Alvear –primer intendente porteño, quien asumió en 1883–marcó el camino hacia una Buenos Aires parisina, la ciudad vivió en un estado de renovación.

Entre los cambios notables en el comercio, surgieron las grandes tiendas. Se trataba de negocios amplísimos con varias plantas, en donde se conseguía todo: elementos de limpieza, de decoración, de tocador, de belleza, muebles, vajillas, comestibles, herramientas y ropa para todas las edades. Era el lugar donde uno encontraba lo último en diseño o en aparatos mecánicos. Los porteños se adaptaron a las grandes tiendas con mucha facilidad.

El argentino Lorenzo Chaves y el inglés Alfredo Enrique Gath, inmigrante de 1866, se habían conocido siendo muy jóvenes, en el tiempo en que ambos estaban empleados en la Casa Burgos, un reconocido negocio de la esquina de Florida y Cangallo (hoy Perón). Decidieron independizarse en 1883, cuando rondaban los 30 años de edad. El 7 de julio inauguraron The London Horsiery de Gath & Chaves, un pequeño negocio de venta de ropa de hombres situado en la calle San Martín, entre Cangallo y La Piedad (Mitre).

El edificio de Gath & Chaves a principios del siglo pasado.

A la vanguardia

Una de las premisas para alcanzar la cima era estar siempre un paso adelante. Los clientes, muy exigentes y con un ojo en las capitales europeas, reclamaban todas las novedades. Y la tienda respondía a la demanda.

Por ejemplo, contaba con un sector dedicado al automóvil. Si bien en aquellos primeros años del siglo, apenas había algunas docenas de autos en el país, Gath & Chaves ofrecía todo lo relativo a la indumentaria del automovilista, desde capotas y gorras hasta antiparras y guantes. En 1902 sumaron el tabaco a los productos de la marca. Con la novedad de que en todos los paquetes de cigarrillos Gath & Chaves venía un cupón de dinero para canjear en los quioscos.

El progreso fue tan veloz, que en poco tiempo incorporaron la ropa de mujer. Fueron sumándole nuevos departamentos y productos –en las publicidades decían: "Gath & Chaves, donde hay de todo para todos"– hasta convertirse en la célebre tienda de ocho pisos en la esquina de Florida y Cangallo, donde se permitieron el lujo de construir un frente con mármol de Carrara.

Hay que tener en cuenta que estos negocios marcaron el camino del diseño arquitectónico de Buenos Aires. Copiando el modelo inglés, las vidrieras navideñas se transformaron en un punto de atracción, tanto para turistas como para vecinos.

Gath & Chaves anunciaba en la prensa "confecciones para señora" en 1907 y 1916.

Un negocio en constante expansión

Los socios abrieron sucursales en el interior del país, como así también en Santiago de Chile. Incluso avanzaron en el negocio de la grabación de discos: varias orquestas de tango difundieron su obra a través de esta compañía.

También llenaron sus vidrieras de maniquíes, imprimieron catálogos (otra medida innovadora, con el fin de ampliar las fronteras comerciales a todos los rincones de la Argentina), montaron una oficina de compras en París y tuvieron una dotación de cerca de seis mil empleados. Adoptaron un lema interno: "Hoy, siempre mejor que ayer".

A mediados de 1908, el personal decidió agasajar a la pareja emprendedora, valorando su trato afable y ecuánime. En uno de los principales salones porteños, el Prince George’s Hall (Sarmiento 1230), se dieron cita unos mil cien empleados de la firma en un banquete histórico. Chaves y Gath ingresaron al enorme salón acompañados por los acordes del emotivo Coro de los Peregrinos -de la ópera Tannhäuser, de Richard Wagner-, ovacionados y aplaudidos por mil cien pares de manos. Fue la noche consagratoria para aquellos dos hombres que un día decidieron independizarse y dar rienda suelta a su sueño.

Distinguida confitería en la terraza de Gath & Chaves.

Merecen una mención las hijas del inglés, Ofelia y Violeta Gath, ya que ellas fueron las dos primeras mujeres que obtuvieron licencia para conducir automóviles en nuestro territorio. En mayo de 1912, el gobierno porteño les otorgó el certificado.

Durante el año en que las chicas comenzaban a manejar, Lorenzo Chaves y Alfredo Gath vendieron el negocio a capitalistas ingleses en una cifra astronómica. De todos modos, continuaron recibiendo dividendos de las ganancias anuales.

Algunos años después, los empleados tuvieron la oportunidad de contar con un club propio para todo tipo de actividades deportivas y de esparcimiento. El Club Gath y Chaves se inauguró en mayo de 1918, en Virrey del Pino y Migueletes, en el Bajo Belgrano y, con algunas modificaciones societarias, hoy conforma el grupo de las asociaciones centenarias del país.

En 1922, la firma se asoció a la tienda Harrod’s, proveniente de Londres. Entonces, los fundadores se dedicaron a vivir un buen retiro anticipado, a viajar por Europa e intentar algunos otros negocios que no funcionaron de la manera que sí lo hizo su popular tienda argentina, cuyo recuerdo, sea por la visita a Papá Noel o los Reyes Magos, a la confitería, a la peluquería o sus adorables mostradores, se ha mantenido en la memoria de varias generaciones.

Te puede interesar

Secciones