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Así es la vida en Wuhan a un año del Covid-19: boliches repletos y salidas nocturnas

El barbijo es obligatorio y los vigilantes de la entrada controlan la temperatura de los clientes: por encima de 37,3 grados, no son admitidos
27/01/2021 - 09:18hs
Así es la vida en Wuhan a un año del Covid-19: boliches repletos y salidas nocturnas

Un año después de ser puesta en cuarentena, el 23 de enero de 2020, la ciudad china de Wuhan, donde surgieron los primeros casos de Covid-19, dejó el ambiente fantasmal que asombró entonces al resto del mundo. Y ahora, mientras gran parte del planeta impone toques de queda, confinamientos y distancia social, la vida nocturna está en su apogeo.

Para entrar al "Super Monkey", un inmenso boliche del centro de la ciudad, no es necesario estar en una lista VIP ni hay exigencias indumentarias. Pero el barbijo es obligatorio y los vigilantes de la entrada controlan la temperatura de los clientes: por encima de 37,3 grados, no son admitidos.

En el interior reina un ambiente ensordecedor, con rayos láser y fumígenos, mientras los jóvenes (en su mayoría de unos 20 años) sueltan toda su energía en la pista de baile. Otros son meros espectadores, felices de reunirse a beber con sus amigos, tras la sombría cuarentena de hace un año, cuando apareció lo que entonces era un misterioso virus.

"Estuve encerrado dos o tres meses. El país hizo frente muy bien a la epidemia, ahora puedo salir con absoluta tranquilidad", dijo un cliente, de unos 30 años y que dice llamarse Xu.

En este ambiente, que poco tiene que ver con la austeridad por la que aboga oficialmente el régimen comunista, Chen Qiang, un joven de unos 20 años está feliz de que China haya prácticamente controlado la epidemia en su territorio, y ello pese a los focos surgidos en los últimos días: "El gobierno chino es bueno. El gobierno chino hace todo por su pueblo y el pueblo es supremo. Es diferente de los países extranjeros" asegura.

Los medios chinos cubren detalladamente las dificultades de los países occidentales frente a la pandemia, lo que contrasta con la vuelta a la normalidad en China. Ven en ello la prueba inequívoca de la superioridad del modelo autoritario chino.

La autoridad, sin embargo, no es respetada en todas partes. En el Super Monkey, aunque es obligatorio, los clientes no siempre usan barbijos ni dudan en fumar. Tampoco hay ninguna norma sobre distancia social.

Chen Qiang reconoce sin embargo que la pandemia cambió las cosas: en las discotecas "hay menos gente que antes de la epidemia" constata, y asegura que en términos generales la gente "sale menos y gasta menos".

Wuhan: de epicentro de la pandemia a polo turístico

Tampoco ayuda el protocolo muy estricto aplicado en algunos locales: clientela limitada, reserva obligatoria y presentación de una aplicación con un código verde, sinónimo de buena salud... aunque no siempre sea suficiente para poder entrar.

Wuhan quedó cortada del mundo durante 76 días entre enero y abril. Tras una masiva campaña de detección en la primavera boreal, la vida normal recuperó gradualmente su curso.

A mediados de año, imágenes de una megafiesta en un repleto parque acuático generaron sorpresa e incomprensión en parte de los internautas del resto del mundo, donde el coronavirus causó 2 millones de muertos y 100 millones de contagiados.

La ciudad del centro de China fue a finales de 2019 la primera del mundo en sufrir lo que entonces era un misterioso virus. Y el 23 de enero de 2020, cuando el balance oficial daba cuenta de 17 muertos, el régimen comunista ordenó un confinamiento para frenar la epidemia. El mundo lo interpretó como la señal de que una grave epidemia amenazaba.

En Wuhan, la decisión, anunciada en medio de la noche, sorprendió a 11 millones de habitantes. Las estaciones de tren y los aeropuertos cerraron, al igual que los comercios, las carreteras quedaron bloqueadas y el transporte, paralizado. Durante 76 días, la cuidad quedó aislada del mundo, con los habitantes encerrados en casa por miedo al virus y los hospitales saturados por la cantidad de pacientes.

Un año después, el panorama ya no es apocalíptico y Wuhan parece un remanso de paz sanitaria si se compara con muchos lugares del mundo. En sus calles, centros nocturnos y parques volvió la diversión y los jóvenes saborean la libertad. "Me siento completamente seguro. La situación está bajo control y ya no tengo miedo", dijo Li Wenfu.

Los contagios en Wuhan superaron los 50.000, pero los registrados desde mayo, cuando las autoridades decidieron hacer un hisopado a toda la población, fueron algo más de veinte, según datos de las autoridades sanitarias, con un total de muertos que se sitúa casi 4.000. Pero a pesar del clima de normalidad recién descubierto en Wuhan, China todavía está lidiando con el virus y ahora teme una nueva ola.

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