Fue finalista Miss Mundo y ahora lucha contra el coronavirus
Sabela Álvarez es una joven española que no ve el momento de volver a su rutina: el campo sanitario, su terreno. Es una doctora especializada en oncología molecular que está enfrentando como muchos de sus colegas, la pandemia del coronavirus.
Pero desde hace tres semanas una lesión le causó una fractura y ahora está esperando que le quiten la prótesis ortopédica y así poder trabajar nuevamente.
Lo curioso de su historia es que no se lesionó en un centro médico. Ni tampoco en la calle. Lo hizo en la prueba deportiva del certamen de Miss Mundo España, del pasado día 25 de julio en la localidad valenciana de Oropesa del Mar. Allí, como Miss Barcelona, se proclamó segunda dama de honor.
Oriunda de Palma de Mallorca, fue modelo durante sus años de estudiante universitaria en Barcelona. Pero la medicina la absorbió por completo. Sin embargo, cuando menos se lo esperaba reapareció. Lo hizo a través de una llamada de la delegación de Miss Mundo en Cataluña en mayo.
En aquel momento, la joven se encontraba en Palma, donde trabajaba como médica. La presión asistencial provocada por la pandemia hizo que se negara. El 1 de julio finalizó su contrato en el centro sanitario. Entonces, volvió a sonar el teléfono. "Me volvieron a insistir, me animaron a que me presentase y acabé yendo", indica en una entrevista a Sputnik.
De doctora a un concurso de belleza
En un poco más de dos semanas la prepararon para el concurso. La doctora asegura: "No sé si has visto la película de Miss Agente Especial. Fue lo mismo. En tres semanas me pusieron uñas, me enseñaron a desfilar, me tiñeron de morena, rubia… Fue toda una transformación. De doctora a miss".
Participó como la representante de Barcelona y quedó segunda dama de honor del certamen. Álvarez se convirtió en la ganadora del título Belleza con propósito, gracias a su proyecto solidario.
"Presenté mi implicación en la pandemia. Lo primero, mi trabajo como doctora. Además, algún fin de semana que tenía iba de manera voluntaria al Centro de Coordinación del Covid para ayudar a nivel administrativo. Notificación de casos, estudio de contactos… También apoyé a la campaña #YoMeCorono y compartí información en mi Instagram sobre la enfermedad. En los descansos en el hospital, resolvía dudas a todo aquel que me preguntara", explica.
Conseguir este reconocimiento fue lo que más le importaba. Y lo logró.
Su trabajo con el coronavirus
Participar en el certamen le permitió despejarse de los meses más duros de la pandemia, los que pasó en Mallorca.
Por el coronavirus no pudo volver a Barcelona, donde estaba acabando su tesina, y la visita a su familia se prolongó. Sin embargo, se colegió en la isla y 24 horas después la llamaron ante la falta de personal sanitario.
Fueron semanas difíciles, rodeada de estrés y agobio en los pasillos de hospitales y centros médicos de todo el país.
"La experiencia del Covid-19 fue dura tanto profesional como emocionalmente. Al principio de la pandemia, no había equipos y fue complicado. Era bastante triste, desconcertante e inquietante. No había protocolos y nos organizábamos como podíamos. Para no adquirir carga viral, unos estábamos en Urgencias Respiratorias unos días y otros en no Respiratorias. Nos íbamos intercambiando", indica.
"Luego, había días mejores y días peores. A lo que no te acostumbras es a la muerte. Es algo que no se aprende en las facultades", recuerda la doctora.
Si bien espera que no se vuelva a repetir lo que vivió en esos días, está alerta ante el aumento del número de positivos este último mes y pide responsabilidad ciudadana. "Es cierto que la mayoría padece un cuadro leve o son asintomáticos, pero hay un porcentaje que puede pasarlo muy mal e incluso morir. Por ello, hay que estar pendiente de todas las medidas. Casi todo el mundo se pone la mascarilla, usa el gel hidroalcohólico y deja los zapatos a la puerta de casa. Pero, tenemos que intentar evitar realizar reuniones con muchas personas en una casa, sin mascarilla y con aire acondicionado. Hay que evitar la acumulación de gente y los espacios cerrados", explica.
"La mascarilla es útil, pero no hay que olvidarse de lo demás. Si quedas con mucha gente, la mascarilla pierde utilidad. No es época de discotecas, de quedar con toda la pandilla… Entiendo que no te vas a quedar en casa, pero hay que tener prudencia. Hay que buscar el equilibrio y ser solidario con los demás", recomienda Álvarez.
La curva de contagios sigue en alza y los hospitales ya empiezan a habilitar plantas para recibir ante una posible ola de ingresos. Los sanitarios comienzan a prepararse para hacer frente a la situación. Si bien Álvarez aún no puede por su fractura del pie, espera regresar a su lugar de trabajo, donde ya le han reclamado su presencia.