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Osvaldo "El Turco" Wehbe: sus memorables frases sobre la vida y el fútbol

El relator deportivo cordobés, identificado con la ciudad de Río Cuarto, falleció este jueves. Una selección de las las palabras que lo definieron
13/08/2020 - 21:00hs
Osvaldo "El Turco" Wehbe: sus memorables frases sobre la vida y el fútbol

El periodista Osvaldo "El Turco" Wehbe, reconocido en los medios de Córdoba y el país por sus relatos en diferentes radios, falleció en la tarde de este jueves en una clínica de Río Cuarto, donde había ingresado hace dos semanas con una descompensación.

El comunicador, de 63 años, fue diagnosticado el domingo 26 de julio pasado con un Accidente Cerebrovascular (ACV) isquémico, por lo que fue intervenido quirúrgicamente para mantenerse internado hasta su deceso.

"Les informo que el Maestro de Río Cuarto Osvaldo Wehbe acaba de dejarnos físicamente, pero sus grandes relatos seguirán retumbando por siempre en nuestros oídos. Descanse en paz amigo y quédese tranquilo...Tus relatos siempre fueron dignos!", dijeron desde su familia.

El "Turco" relató fútbol desde el año 1979 y fue parte de diferentes programas radiales siempre relacionados al deporte, hasta los días previos a su internación.

Reconocido en todo el país,
Reconocido en todo el país, "El Turco" destacó siempre su pertenencia a Río Cuarto.

Las frases que dejó "El Turco"

A continuación, una selección de frases notables que Wehbe realizó sobre sus pasiones, el fútbol, los mundiales y la vida, según recopiló el diario La Voz.

- "Río Cuarto es mi ciudad, yo nací acá, tengo mis amigos, si bien ya no tengo mis papás ni mis hermanos, que se fueron los dos en estos últimos años, tengo mi señora, mis dos hijas, son mis olores, mis costumbres. Esta es una ciudad muy cómoda para vivir. Yo viví seis años en Córdoba y viajo desde hace 30, 35 años a Buenos Aires. Y te puedo decir que no viviría en ninguna de esos dos lugares. Si pudiera elegir, buscaría algo más pequeño. Cuando vos tenés un lugar que te permite dos o tres veces a la semana ir a comer un asado con los amigos, jugar al fútbol, salir a caminar, manejar tus tiempos… Dormir siesta… Eso ya sería la causa. ¡Dormir 45 minutos de siesta! Con eso, ya estás hecho".

- "No me gustan los hombres grises, los que andan siempre calculando. La persona que vos no sabés que son, son las más peligrosas. Prefiero los blanco o negro".

- "Las terminales son muy lindas cuando me estoy por volver. Ahí te sentás, comés un sanguche, tomas una cervecita. Y volvés a casa. Ya me acostumbré. Es el trabajo de uno… Y he tenido la suerte de trabajar con los más grandes, con (José María, el Gordo) Muñoz, con Víctor Hugo, con Brizuela. Si no aprendés algo de todos esos, estás mal. Y sigo aprendiendo. Estoy en un buen momento, porque escribo mucho. Me gusta lo que hago, no por que lo haga bien, sino porque me siento bien. Y a nivel relato estoy en una madurez interesante. Aprendí mucho, muchísimo, en los tiempos de Continental. Trabajé con alguien que te permitía todo, que era Víctor Hugo. Fue una libertad fantástica".

- "La realidad tecnológica me ha permitido vivir acá, era impensado hacer un programa desde Río Cuarto todos los días. Internet bien usado no es una maravilla, son 10 maravillas juntas. Tengo la computadora, el equipo con el micrófono, el teléfono. Ahí me muevo… Y para relatar los partidos, traigo un cable hasta el televisor y relatamos… Esta es mi cancha".

Wehbe comenzó
Wehbe comenzó a relatar fútbol a fines de la década del 70.

Los mundiales y los bares

- "El primer Mundial que laburé, fue el de acá (Argentina 1978). Estaba estudiando abogacía en Córdoba y hacía la corresponsalía de Radio Rivadavia. Y como me había recibido de profesor de inglés, me usaron para las concentraciones de Alemania y Escocia. Iba en una Renoleta… Y al primer Mundial que viajé fue España 82, donde iba a relatar un partido y terminé relatando 11. Debuté el día que Argentina se rindió en Malvinas. Fue muy difícil. No debimos haber transmitido y Argentina no debería haber jugado".

- "La edad de los chicos lavan marcando los mundiales. Cuando me fui en el ‘86 tenía a mi vieja jodida y mi hija Camila de 20 días. Fue un mundial tremendo por extrañar, pero me salvó Diego. Los más lindos mundiales son en Europa. Hay países que no pueden organizar un mundial. ¿Para qué un estadio tan grande si no tienen un hospital? En Europa es hermoso. Francia, Italia, Alemania… fue fantástico. Voy por el fútbol, pero me gusta la historia, la geografía, la pintura. Me gusta el arte, los museos. Casi no duermo en los mundiales. Trato de mimetizarme mucho con la gente del lugar. Son 30 días y un panorama te traés de ese pueblo".

- "Si vas al bar y decís ‘cambié el auto’, te abrazan todos. En cambio, si vas y decís: ‘fui padre’, te dicen: ‘qué bien’. Nos hemos vuelto muy materialistas. Se pierden relaciones humanas por avanzar y avanzar en lo material. No paramos la pelota".

- "Tuve una infancia feliz. Figuritas, bicicleta, hacer una cancha en cualquier lado, los amigos en el barrio… Una vez al mes nos seguimos juntando, somos 12 o 14, los amigos de siempre. Tenemos algunos caídos, claro. Yo los miro. Cada uno hace cosas distintas. Pero hay como una base de vida, cada uno con su idea. Hay una madera que está tallada. Creo que la familia tiene mucho que ver. La familia codo acodo, que se interesa por el otro. Y aclaro que cuando hablo de antes no digo que sea mejor o peor, es otra vida. Principalmente, hemos perdido el respeto al otro. Soy un convencido que el mejor sentimiento es ése: la amistad. Lo pongo por arriba del amor. La amistad es única, encierra amor también. El amigo es sensacional. Y yo tengo muchos. Por eso soy un agradecido a la vida".

- "Al mediodía, siempre un café. Se da mucho el bar en Río Cuarto, en Córdoba y en Buenos Aires también. Hay mucha gente que se hace la que labura, y está en los cafés. Dentro de un bar se escenifica la película de la vida".

- "Me gusta mucho estar encasa, soy muy casero. Me gusta pintar, escribir, salir a pasear con el perro, me gusta charlar con mis hijas. Disfruto mucho andar por la calle. La mayoría acá me conoce por el vecino de la ciudad. A lo mejor ni saben qué nota escribí, qué partido relaté, ni nunca escucharon la radio. Eso es fantástico. Soy un afortunado de la vida. Lo que yo hacía cuando era chico me ha permitido vivir, me pagan por eso. Y yo tengo muchos amigos. Sé que puedo contar con mucha gente. Tengo una mujer brillante, laburante, tengo dos hijas maravillosas. Por eso extraño mucho cuando viajo, cuando no estoy. Por eso me gusta volver a casa…".