Alertan que la carrera por la vacuna contra coronavirus puede terminar en "desastre": qué papel juega Argentina
Varias potencias como Estados Unidos, China, Rusia y Reino Unido están midiendo el poder de sus capacidades científicas e invirtiendo lo que sea necesario para encontrar una vacuna que haga frente al virus.
Como es imposible predecir cuál de las vacunas llegará primero a la meta, los países más desarrollados comenzaron a anticiparse y a comprar cientos de millones de dosis a distintos laboratorios para tratar de asegurar su abastecimiento.
Por ejemplo, Reino Unido ha firmado acuerdos con varios potenciales proveedores: AstraZeneca, Pfizer y BioNtech, y la firma Valneva.
De la misma manera Estados Unidos tiene gigantescos contratos con compañías como Pfizer y BioNTech; Moderna y Johnson & Johnson; AstraZeneca, y Novavax.
En cuanto a la Argentina, está aliada a la estadounidense Pfizer Biontech. El laboratorio está probando su desarrollo en la Argentina y, de ser exitoso, es más probable que pueda llegarse a un acuerdo de adquisición del producto para distribuir a nivel nacional.
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"Nacionalismo" de las vacunas
Las soluciones individuales, que no forman parte de acuerdos entre países, son un fenómeno descrito como el "nacionalismo de las vacunas".
El se refirió a este tema es Richard N. Haass, presidente del centro de estudios Council on Foreign Relations (CFR), quien aseguró a BBC Mundo que "estamos viendo un nacionalismo de las vacunas contra el Covid-19 que se podría describir como un nacionalismo preventivo".
Además, sostuvo que "los gobiernos se están posicionando y las razones son obvias. Los líderes tienen la presión de proveer las dosis a sus propios ciudadanos. El problema es que dejará a miles de millones de personas en una posición vulnerable, lo cual es una crisis".
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También será negativo para los gobiernos que practican el nacionalismo de las vacunas porque "si tienes una gran cantidad de personas infectadas en el mundo, dada la globalización, la enfermedad continuará propagándose".
Y advirtió: "Hay un juego político, económico y estratégico detrás de las vacunas que es una receta para el desastre si no es posible construir algún acuerdo internacional. Y las presiones políticas a nivel nacional probablemente no van a ceder…".
Según el científico, se trata de una competencia por las vacunas, no una guerra. "Todos quieren llegar primero. Algunos por razones comerciales, pero muchos por razones más bien políticas", indicó.
Incluso si un país se adelanta a otros en la producción de la vacuna, de todos modos seguirán siendo dependientes de otros países, porque probablemente van a requerir importaciones de ciertos productos para producir la vacuna.
Para Haass, "no creo que ningún país sea 100 por ciento autosuficiente en la producción de una vacuna porque van a requerir un determinado elemento químico o ingredientes desde el extranjero".
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¿Cuál sería una posible solución para este problema?
El especialista ejemplificó lo que podría suceder con este nacionalismo de vacunas. "Digamos que tu país no es el primero en desarrollar una vacuna. Digamos que son el segundo o el tercero, o que nunca lo lograste. Quedas en una posición vulnerable. Un gobierno responsable intentaría llegar a un acuerdo como si se tratara de una póliza de seguro. Un acuerdo bajo el cual las partes se comprometen a compartir una dosis significativa de la vacuna, incluso aunque no la hayas desarrollado. Para eso se necesita un acuerdo global, donde los gobiernos acuerdan un mecanismo para compartir las vacunas. Por ejemplo, cada gobierno se compromete a quedarse con la mitad de las vacunas y compartir la otra mitad con el resto del mundo. La buena noticia es que si existe ese tipo de acuerdo, y tú no fuiste el primer país en desarrollar la vacuna, de todos modos vas a recibir una parte".
Igualmente, sostiene que es probable que esto no suceda: "Ciertos países como Estados Unidos, China y posiblemente otros creen que tienen una buena posibilidad de desarrollar la vacuna primero y, por adelantado, no quieren ceder la posibilidad de aprovecharla a nivel internacional y, al mismo tiempo, quieren responder a su población", manifiesta.
Por otra parte, insiste en que "lo que es una locura sobre toda esta conversación es que la gente piensa que cuando aparezca la vacuna será una medalla de oro, será como el gran premio que va solucionar el Covid-19. Y la respuesta es no. La historia de las vacunas sugiere que si la vacuna aparece, ayudará a algunas personas, pero no a todos. Luego ayudará a algunas personas por un determinado período de tiempo. Provocará efectos indeseados y muchos se negarán a recibirla".
En cuanto a su predicción, es que "incluso cuando una o más vacunas estén disponibles, aún vamos a tener que seguir manteniendo la distancia social, usar mascarillas y lavarnos las manos y el resto de las precauciones. La gente exagera las implicaciones que tendrán las vacunas. Una vacuna no nos va a salvar del virus".