Desde la teoría de la gravedad hasta las grandes obras de Shakespeare: los mejores inventos creados durante una cuarentena
El aburrimiento que produce estar tantos días encerrado también puede ser muy productivo, sobre todo, a la hora de idear algunos inventos. Y esta cuarentena que se está atravesando recuerda a diferentes momentos que sucedieron en la historia, y que dejaron grandes inventos hechos realidad.
Antes de la pandamia del COVID19, la más reciente y mortífera de la historia fue la gripe española de 1918, que terminó con la vida de entre 20 y 40 millones de personas en solo un año. Esta le siguió a otra muy recordada, en el siglo XIV, que fue la Peste Negra y dejó otros efectos devastadores.
Más allá de los desastres para la humanidad, algunos de los hechos en común que dejaron cada uno de estos momentos fue que surgieron grandes inventos de manos de artistas que los plasmaron en sus eternas obras.
Aquí repasamos algunos de los inventos más recordados e importantes de todos los tiempos.
Inventos: la cuarentena
Una serie importante de inventos fueron creados en momentos de cuarentena. Pero ¿cómo surgió ese termino o por qué se llama así a los períodos como el que se vive en la actualidad? Lo cierto que es también es parte de uno de los grandes inventos de la historia.
El término fue ideado haciendo referencia al período de cuarenta días que debían esperar las personas en aislamiento como medida de prevención para evitar contagios durante la Peste Negra. No fue para menos, esa enfermedad produjo el fallecimiento de alrededor el 30% de la población europea, concretamente entre los años 1348 y 1359. Este mismo término está en una obra que fue parte de los grandes inventos de todo el mundo ideado en ese entonces por Giovanni Boccacio.
Después de la peste, también fue como sucedió posteriormente con la gripe española, y en cada uno de estos momentos surgieron excusas para nuevos inventos, y desde entonces hay obras míticas que hoy, con la pandemia generada por el COVID19, vuelven a la luz.
Inventos de Boccaccio
En 1348, cuando la Peste Negra, la epidemia más devastadora de la historia europea, se extendió por todo el continente, Giovanni Boccaccio (1313-1375), escritor italiano, poeta, y humanista del Renacimiento, quedó huérfano.
El dueño de grandes inventos sobrevivió refugiándose en la campiña toscana, donde escribió una obra en la que contó "cien novelas, o fábulas o parábolas o historias, narradas de forma ficticia por "siete mujeres y tres jóvenes, en los tiempos de la peste".
Compuesta para entretener particularmente a las mujeres dolidas por amor, ya que estaban obligadas por los deseos, los gustos, los mandatos de los padres, de las madres, los hermanos y los maridos, pasaban la mayor parte del tiempo confinadas en el pequeño circuito de sus alcobas.
En la historia, los diez jóvenes deciden aislarse juntos en el campo durante dos semanas y acuerdan una rutina: por la mañana y por la tarde, harán caminatas, cantarán canciones y comerán comidas exquisitas, con buenos vinos, dorados y tintos.
Pero también, en los días que no estén dedicados a cuestiones personales o religiosas, se sentarán juntos y cada uno contará una historia sobre un tema establecido para el día: generosidad, inteligencia, etc.
En 10 días, cada uno de los diez jóvenes cuentan historias, de manera que al final hay 100 relatos que, con las introducciones y comentarios del autor, comprenden "El Decamerón", uno de los grandes inventos creado por el hombre que hoy se recuerda como parte de los inventos de la cuarentena de un genio.
Inventos de Issac Newton
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Otro de los genios que aprovechó de este período de aislamiento fue Isaac Newton, quien dio vida a uno de sus grandes inventos, la teoría de la gravedad.
En Londres, en 1665, Isaac Newton era tan solo un estudiante de la Universidad de Cambridge cuando la peste bubónica amenazaba la sociedad británica de la época. El famoso momento en el que estaba sentado debajo de un árbol y cayó la manzana fue previo a esta cuarentena y a uno de sus grandes inventos, aunque los historiadores han desmentido que realmente se tratase de un hecho real, sino más bien una leyenda.
Sin embargo, lo que sí es cierto es que pasó los 18 meses encerrado en su biblioteca, redactando los textos que luego darían pie a la fundación de uno de los inventos más grandes de la historia, que fue la teoría de la gravedad.
De esta manera, cabe destacar, que uno de los inventos más grandes de todos los tiempos tuvo su origen en un período de aislamiento y fue nada menos que la teoría de Newton.
Inventos de Frida Kahlo
La artista mexicana Frida Kahlo, hoy en día uno de los iconos feministas más reconocidos del mundo, también pasó a la historia con sus inventos en un momento de cuarentena, en este caso, por diferentes enfermedades que sufrió.
La joven contrajo la polio a los seis años, lo que produjo que pasara muchísimo tiempo sin levantarse de la cama. Doce años después, cuando era estudiante, sufrió un accidente de tráfico cuando iba en autobús que le fracturó la pelvis y la cadera.
Después de una larga estadía en el hospital, estuvo postrada en la cama durante meses. Según los historiadores, allí surgió uno de sus grandes inventos, que fue pintar su famoso autorretrato mientras se estaba recuperando. Para hacerlo, de forma superlativa, se fijaba en el espejo que tenía frente a la cama.
De esta manera, otro de los grandes inventos u obras de la historia se gestó en medio de la cuarentena.
Inventos de Shakespeare
Una de las obras o inventos más recordados y trascendentes de todos los tiempos llega de manos de Williams Shakespeare.
Todo surgió cuando los teatros de Londres cerraron por la peste bubónica y fueron la excusa perfecta para que naciera uno de los inventos más grandes de la historia: Shakespeare se encerró a escribir obras como 'El rey Lear'.
Así lo refleja un artículo del ‘Reader’s Digest’ sobre el tema, el cual asegura que concretamente escribió su ‘Rey Lear’ tras el cierre de los teatros en la ciudad por la peste bubónica que asoló Inglaterra. "Aunque es imposible de demostrar, es cierto que Shakespeare experimentó varios periodos de encierro durante su vida", explica el periodista británico.
Según ‘The Guardian’, Londres cerró sus teatros en la época más prolífica del escritor, dedicándose a escribir importantes poemas como Venus y Adonis.
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Lo cierto es que la vida de Shakespeare estuvo marcada por la peste. Comenzó en el apogeo del primer gran brote isabelino en 1563, cuando la enfermedad acabó con una cuarta parte de la población de Stratford-upon-Avon, su lugar de nacimiento.
En febrero de 1564, probablemente por primera vez en la historia de Inglaterra, fueron prohibidas las representaciones de obras de teatro debido a la epidemia.
Londres, la ciudad a la que Shakespeare se mudó de la década de 1580, fue arrasada repetidamente por brotes de pestilencia, y las normas dictaban que cuando las muertes llegaran a 30 por semana, las funciones de teatro cesaban.
La industria del teatro se paralizada cada vez que había un nuevo brote de pestilencia, y hubo muchos. Al verse repentina y repetidamente sin un trabajo estable y mucho tiempo libre, Shakespeare escribía.
Para quienes habitaban el mundo teatral en esa la peste bubónica era un riesgo no sólo existencial, sino también, profesional, y entre 1603 y 1613, por ejemplo, los teatros londinenses estuvieron cerrados por un total de 78 de esos 120 meses, más del 60% del tiempo.
El brote de 1603 fue el más grave en Inglaterra desde la Peste Negra del siglo XIV.
A Shakespeare, quien para entonces ya era un actor profesional, dramaturgo y accionista de una empresa teatral, como a todos sus colegas, le quedaba poca opción más que salir de gira para recorrer las provincias, tratando de llegar antes que la plaga a lugares donde se pudieran presentar. O escribir. Y no sorprende que en las obras que escribió después de ese terrible brote, las metáforas de la enfermedad abunden.
Sin embargo, "El rey Lear" -al que sus intrigantes hijas Regan y Goneril le roban su poder y cordura, mientras que su tercera hija, la amable Cordelia, sufre trágicas consecuencias- fue presentada el 26 de diciembre de 1606 frente al rey Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia, y también que la fuente de inspiración fue una obra titulada "La verdadera historia del rey Leir y sus tres hijas", que había sido publicada en 1605.
La historia de la relación "Antonio y Cleopatra", desde la época de la campaña parta hasta el suicidio de la reina de Egipto que se desarrolla en Alejandría Roma, también estuvo en escena a fines de 1606.
Y, como si fuera poco, según algunos expertos Shakespeare también tuvo tiempo de escribir una de sus más potentes y emocionalmente intensas obras y uno de los grandes inventos de todos los tiempos: la historia de un general escocés al que unas brujas le dicen que va a ser rey y mata para hacer realidad ese vaticinio.
Él es Macbeth, pero quien ha sido recordada por muchos en estos tiempos de coronavirus es su esposa, Lady Macbeth, por aquello de que se lavaba las manos constantemente, aunque ella lo hacía para tratar de limpiar su conciencia por su participación en el asesinato del rey Duncan.
De hecho, su inquietante soliloquio se ha convertido en un meme en el que en el famoso póster del Organización Mundial de la Salud aparecen las palabras de Shakespeare para ayudar a completar la duración adecuada del lavado de manos.
Victor Hugo y sus miserables: los inventos
La popular obra del escritor francés, llevada a la gran pantalla innumerables de veces, también fue dada a luz en una etapa de su vida que pasó completamente aislado.
En 1851, sufrió el destierro al criticar duramente las políticas de Napoleón III y no tuvo otro remedio que marcharse del país a riesgo de ser torturado. A lo largo de 20 años en los que no pudo volver comenzó a escribir la obra que le encumbraría como uno de los grandes literatos de la historia: ‘Los Miserables’. Una obra afincada en el París de la época, a pesar de que la mayoría de sus esbozos se escribieran fuera de esta ciudad. Fue quizás la nostalgiapor su tierra natal la que le hizo escribir la novela sobre la que se han hecho tantas adaptaciones cinematográficas.
Inventos en Austria
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Al final de la Primera Guerra Mundial, 20 millones de personas habían muerto y el mundo estaba agotado.
Pero pronto un nuevo horror empezó a arrasar, un virus aterrador que mataría a entre 50 y 100 millones de personas: la pandemia de gripe de 1918, también conocida como la gripe española.
En Viena, Austria, un artista llamado Egon Schiele pintó a una de esas víctimas, en su lecho de muerte: su ídolo, mentor y amigo Gustav Klimt, el pintor simbolista y líder del movimiento modernista de la secesión vienesa.
Ese mismo año, por la pandemia, Schiele perdió también a su esposa Edith, que estaba embarazada de su primer hijo.
Aunque desesperadamente enfermo y afligido, Schiele trabajó en una pintura que representaba a una familia que nunca llegaría a existir: la suya.
Su obra "La familia", que no pudo terminar pues murió a los 28 años pocos días después de su esposa, es considerada por muchos como un conmovedor testimonio de la crueldad de la enfermedad. Uno de los inventos más tristes.
Los inventos de Munch
Así como en Austria, en otras partes del mundo, grandes artistas, músicos y escritores murieron, algo de lo que el noruego Edvard Munch no solo fue testigo.
Munch, quien fue el creador de uno de los grandes inventos de la historia, la icónica obra "El grito", contrajo la enfermedad a principios de 1919.
Sin embargo, Tan pronto como se sintió físicamente capaz, tomó sus pinceles y pinturas y comenzó a capturar su estado físico.
Su "Autorretrato con gripe española" lo muestra con la cara demacrada sentado frente a su cama de enfermo sin hacer.
Envuelto en una bata y una manta, rodeado de tonalidades en amarillo, ilustra una sensación de aislamiento en esa lucha personal, mientras su boca abierta le da un aspecto cadavérico.
Esto hizo Edvard Munch durante su cuarentena, cuando todavía estaba enfermo.
Más tarde pintó una secuela, "Autorretrato después de la gripe española", en la que, atormentado y ojeroso, se asoma desde el cuadro como mostrando lo que es ser víctima del virus asesino.
En el retrato plasma la desesperación y el aislamiento del enfermo, la opresión, la debilidad, el malestar y hasta la falta de aire libre.
Afortunadamente Munch no fue una de las víctimas mortales de la virulenta gripe española: sobrevivió y continuó creando grandes obras de arte.
A su muerte, a la edad de 80 años, las autoridades descubrieron en su casa, tras unas puertas cerradas con llave, una colección de más de 1.000 pinturas y poco menos de 4.500 dibujos y 15.400 grabados, entre otras cosas.