Inteligencia emocional: de qué se trata y cómo ejercitarla
Mucho se habla de la inteligencia emocional en los últimos tiempos, casi siempre asociada a la importancia que tiene en el trabajo, a fin de lograr grupos con más liderazgo y capacidades.
Sin embargo, la inteligencia emocional va mucho más allá de eso, y entender de qué se trata, puede servir para una vida personal, laboral y emocional más equilibrada. Desde ahí que es importante saber el por qué la inteligencia emocional es importante y cómo impacta en la vida de cada uno.
Para acercarla a cada uno de ustedes basta con mencionar un claro ejemplo: ¿quién no dijo, alguna vez, estoy ansioso?. Esa frase parece normal, pero en realidad, es necesario evacuar lo máximo posible esos momentos de ansiedad, porque opaca la inteligencia emocional, desequilibra los pensamientos y así las acciones, en consecuencia, los resultados laborales o personales.
Por eso, para tener una vida más saludable en lo personal, y en consecuencia rendir más en el trabajo y lograr resultados cognitivos efectivos, controlar y saber cómo está la inteligencia emocional de cada persona es algo clave.
Qué es la inteligencia emocional
Hay varias definiciones, pero una que reúne varios conceptos dice que es la capacidad de controlar, percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y la de los demás promoviendo un crecimiento emocional e intelectual, para poder discriminar y utilizar esta información para guiar nuestros pensamientos y acciones.
De esta forma, la inteligencia emocional se distingue de otras formas de inteligencia porque está implicada específicamente con el manejo de las emociones y el contenido emocional.
Inteligencia emocional y conexión emocional
El escritor Estanislao Bachrach, explica en su libro En Cambio, que durante mucho tiempo las emociones fueron identificadas como habilidades blandas que nada tenían que ver con funciones ejecutivas.
Hoy la ciencia muestra lo contrario: el sistema límbico tiene conexiones directas con los sistemas ejecutores que nos llevan a hacer o no hacer cosas en nuestras vidas. Tiene mucho que ver en decisiones afectivas pero también con la atención, memoria y aprendizaje.
Un investigador de Harvard, John Kotter, descubrió que los cambios en las organizaciones, dependen más de cambiar las emociones de los individuos que de otros aprendizajes y cursos. Luego de pasar por 130 empresas y ver 400 personas, visualizó que el comportamiento de la gente cambia si se apela a la inteligencia emocional. No solo es la parte racional. Aquí, la inteligencia emocional, vuelve al ruedo.
Por ello, es importante celebrar los pequeños cambios de cada empleado a medida que van evolucionando en la forma en que piensan, actúan y sienten. Kotter dice que sin suficientes logros alcanzados con un propósito, que sin victorias visibles, los esfuerzos de cambiar corren riesgos.
Lo mismo pasa frente a una situación de cambio difícil, cuando alguien dice que algo es imposible, se necesita la influencia de personas que hagan recuperar la confianza. Se necesita conexión emocional para incentivar la inteligencia emocional. Que los nuevos hábitos se hagan sin sentir que es un esfuerzo, explica.
En este contexto, es importante pensar de una manera nueva para poder ver las cosas de forma diferente y así obtener mejores resultados.
Inteligencia emocional: un caso concreto
Insólita revelación de Galmarini sobre cómo tratan el agua en AySA: "Le ponemos un poquito más de cloro por las dudas"
En iProfesional preguntamos a una psicóloga qué es la inteligencia emocional y respondió explicando una situación donde puede verse influyendo en la vida de las personas.
"Un paciente llegó por un problema claro que le estaba preocupando, pero en las sesiones, fui descubriendo que su problema era la ansiedad y obsesión. Tenía un alto coeficiente intelectual, algo común en personas con esas características donde también es común que la inteligencia emocional esté en otro nivel, más desequilibrada".
"Le expliqué esta evaluación y por dónde teníamos que resolver sus problemas, pero como ella, con su capacidad de razonamiento pero con las emociones trabadas, nunca había pensado en la inteligencia emocional más que para hacer un test laboral, el mensaje no podía entenderlo. ¿Qué importaba la inteligencia emocional cuando se buscaban resultados y alcanzar objetivos principalmente laborales. Trabajar 12 horas, hacer el doble de lo que pedían, que todo ese este perfecto, decía".
Cual era el resultado de todo eso y cómo lo entendió. "Mientras tanto, esa ansiedad por hacer más y más hacía perder horas de disfrute, de descanso, de pasar un momento agradable con una persona o con sus propios hijos porque la ansiedad se atravesaba en ese momento interceptando a la inteligencia emocional y haciendo que se vuelva a la rutina de alcanzar los objetivos. El final del día era cansancio, angustia, más ansiedad y una sensación de que, todo eso, tampoco era suficiente para sentirse realizada. Entonces ahí apareció y se empezó a entender la importancia de desglosar en pequeñas partes que es la inteligencia emocional.
Componentes de la inteligencia emocional
Hay diferentes componentes de la inteligencia emocional que se pueden resumir en siete aspectos claves para que cada persona pueda descifrarlos dentro de su cerebro y que vea la importancia que esta tiene.
La inteligencia emocional depende de varias cosas. Activarla y mejorarla ayudará a las personas, y esa mejora es diferente según el individuo.
Los componentes de la inteligencia emocional son los siguientes:
Percepción y conocimiento de las emociones
es la capacidad para identificar y diferenciar las propias emociones y las de los demás. Conocimiento de uno mismo, es decir, reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece. Identificar las emociones de forma precisa tanto en aspectos cognitivos (pensamientos) como las referidas a las reacciones físicas.
En un nivel más avanzado, esta capacidad permite identificar la inteligencia emocional en otras personas, incluso en los objetos utilizando claves tales como el sonido, la apariencia, el color, el idioma, y el comportamiento, incluyendo la capacidad para discriminar entre expresiones emocionales honestas y falsas en los demás.
Por último, expresar las emociones de forma apropiada a las necesidades.
Uso de la emoción en la inteligencia emocional como facilitadora del pensamiento
Esto se refiere a la identificación correcta de las emociones para facilitar las actividades cognitivas tales como el razonamiento, resolución de problemas y comunicación interpersonal.
La inteligencia emocional pueden facilitarnos el pensamiento al dirigir la atención a la información importante. Las personas que desarrollan completamente esta capacidad son capaces de generar emociones vívidas para ayudar al juicio racional, los procesos de memoria y generar, estados de ánimo que facilitan poder considerar algo ante múltiples perspectivas, ya que la producción de distintos estados emocionales ayuda a fomentar diferentes estilos de pensamiento.
Inteligencia emocional, comprensión y análisis de las emociones
Se refiere a la habilidad para designar las diferentes emociones y reconocer las relaciones entre la palabra y el propio significado de la emoción. Entender las relaciones entre las emociones y las diferentes situaciones a las que obedecen.
Intiman a Susana Giménez a pagar 3,6 millones de pesos por no realizar los aportes de su histórico chofer
Esto incluye la comprensión del lenguaje, el significado de las emociones y la comprensión de los antecedentes que acompañan a cada emoción.
Interpretar los significados, conocer el origen de las emociones (por ejemplo, la tristeza puede ser resultado de una pérdida, la alegría puede derivarse de la consecución de un objetivo), comprender los sentimientos complejos, conocer que se pueden dar dos estados de ánimo simultáneos (sentirse interesados a la par que aburridos), o una mezcla de sentimientos (por ejemplo, sentir desprecio como una combinación de asco y rabia). Reconocer las transiciones que conllevan las emociones por ejemplo, la tristeza puede llevar a la desesperación y esta puede conducir a la devastación.
Regulación y autocontrol en la inteligencia emocional
Es la habilidad para estar abiertos tanto a las emociones positivas como a las negativas. Es la capacidad de prevenir, reducir, mejorar o modificar una respuesta emocional propia y de otros, así como la capacidad de experimentar una serie de emociones, mientras se toma la decisión sobre la conveniencia o utilidad de una emoción en una situación dada.
Toma de conciencia de uno mismo siendo esta una habilidad básica que nos permite controlar nuestros sentimientos y adecuarlos al momento.
Por ejemplo, poder de tranquilizarse a uno mismo, desembarazarse de la ansiedad, de la tristeza, de la irritabilidad exagerada y de las consecuencias que acarrea. El autocontrol nos permite no dejarnos llevar por nuestras propias emociones y como nos afectan.
Inteligencia emocional para motivarse a uno mismo
Es el control de la vida emocional y su subordinación a un objetivo resulta esencial para espolear y mantener la atención, la motivación y la creatividad. Dirigir las emociones hacia un objetivo nos permite mantener la motivación y fijar nuestra atención en las metas en lugar de en los obstáculos. En esto es necesaria cierta dosis de optimismo e iniciativa, de forma que seamos emprendedores y actuemos de forma positiva ante los contratiempos.
Reconocimiento de las emociones ajenas
Como sinónimo de empatía, otra capacidad que se asienta en la conciencia emocional de uno mismo. Las personas empáticas suelen sintonizar con las señales sociales sutiles que indican qué necesitan o qué quieren los demás.
Las relaciones sociales, según la inteligencia emocional, se basan muchas veces en saber interpretar las señales que los demás emiten de forma inconsciente y que a menudo son no verbales.
El reconocer las emociones ajenas, aquello que los demás sienten y que se puede expresar por la expresión de la cara, por un gesto, por una mala contestación, nos puede ayudar a establecer lazos más reales y duraderos con las personas de nuestro entorno. No en vano, el reconocer las emociones ajenas es el primer paso para entenderlas e identificarnos con ellas. Eso es inteligencia emocional.
El control de las relaciones sociales
Donde el arte de las relaciones se basa, en buena medida, en la habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas. Ser capaz de poner esta información a favor de las interacciones y comunicaciones diarias con los demás, ya sean amigos, familiares, compañeros de trabajo o estudio, conocidos, etc…
Algunas de las habilidades sociales más importantes incluyen la escucha activa, habilidades de comunicación verbal, habilidades de comunicación no verbal, liderazgo y capacidad de persuasión.
De qué nos sirve la inteligencia emocional
Muchos se preguntan para qué sirve ser inteligentes emocionalmente, y las respuestas son múltiples.
Más de 1,5 millones de personas ya reciben hasta $12.000 por mes con la tarjeta Alimentar: cómo solicitarla
Algunas se resumen en diferentes ítems que dicen dónde se ve reflejada la intelegencia emocional. Estas situaciones, características o momentos son los siguientes:
- Adquirimos un mejor conocimiento de las propias emociones.
- Identificamos las emociones de los demás.
- Desarrollamos la habilidad de controlar las propias emociones.
- Prevenimos los efectos perjudiciales de las emociones negativas.
- Desarrollamos la habilidad para generar emociones positivas.
- Desarrollamos una mayor competencia emocional.
- Desarrollamos la habilidad de automotivarse.
- Adoptamos una actitud positiva ante la vida.
- Aprendemos a fluir.
- Desarrollamos la capacidad para controlar el estrés, la ansiedad y los estados.
- Tomamos conciencia de los factores que inducen al bienestar subjetivo.
- Potenciamos la capacidad para ser feliz.
- Desarrollamos el sentido del humor.
- Desarrollamos la resistencia a la frustración.
- Aumentan nuestras habilidades sociales y de las relaciones interpersonales satisfactorias.
- Disminuimos los pensamientos autodestructivos, mejoramos nuestra autoestima.
- Mejora del rendimiento académico.
- Mejor adaptación escolar, social y familiar.
- Ayuda a disminuir la ansiedad y el estrés.
Gracias a un entrenamiento adecuado podremos modificar nuestro estado de ánimo e incluso el de los que nos rodean y mejorar de esta manera nuestras relaciones sociales con la inteligencia emocional.
Cuando somos conscientes de nuestros sentimientos y tratamos de comprenderlos, somos capaces de entender las actitudes y comportamientos de los demás. Podremos empatizar con ellos y con sus circunstancias y ayudarles a gestionar sus propias emociones. Y de este modo se podrán prevenir futuros conflictos y posibles disputas.
Si yo controlo mis emociones podré enfrentarme eficazmente a los obstáculos que se me presenten. Con la inteligencia emocional conseguiré automotivarme y motivar a los demás, seré más persistente y tenaz en el logro de mis objetivos, aumentaré mi tolerancia a la frustración cuando las cosas no salgan bien y evitaré que emociones como la ansiedad, la tristeza y la ira me bloqueen o incapaciten.
Ejercicio para mejorar inteligencia emocional
Para tener un mejor desarrollo de la inteligencia emocional te dejamos un trabajo que fue propuesto en el libro En Cambio. Es importante identificar las emociones categorizando sus intensidades. Para ello, hay que autorregular el sistema nervioso, tomar conciencia si está tenso y pensar.
Así, la inteligencia emocional será una aliada en la vida.
El ejercicio propone detectar oportunidades para conocer y entender las emociones. Entender cómo te sentís permite usar las emociones como un timón intuitivo para tomar mejores decisiones.
1. Tomate un tiempo de 5 a 10 minutos para reflecionar sobre tú día.
2. Reconocé tus desafíos diario y fortalezas. Pedí sugerencias a personas en que confías.
3. Observate a vos mismo. Preguntate qué estás pensando. Se consciente de tus pensamientos.
4. Practicá discernir entre las emociones que te invaden en términos de intensidad y profundidad.
5. Registrá en una libreta las emociones que sentís en diferentes momentos o con personas desafiantes. Anotá como reaccionaste.
6. Escribí un párrafo de vos mismo con una mirada neutral. Escribí cuál es tú estado de ánimo común, cómo te relacionás con los demás.
7. Aprendé a reconocer las señales que les das a los otros con tu lenguaje corporal.
8. Reconoce tus defectos y carencias.
Ahora sí, después de todo eso, en el cuadro, te dejamos el ejercicio para mejorar la inteligencia emocional identificando tus emociones y categorizando sus intensidades.