La Superfinal de la Copa Libertadores, suspendida: River y Boca jugarán hoy a las 17
Un micro apedreado, un jugador con heridas en un ojo, enfrentamientos entre hinchas y la policía y miles de personas esperando durante horas dentro de un estadio. Esto dejó la jornada en la que se iba a jugar la gran Superfinal de la Copa Libertadores entre River y Boca pero que terminó siendo suspendida.
El partido se jugará este domingo a las 17 horas y con público. La decisión se tomó tras una intensa reunión de la que formaron parte Rodolfo D'Onofrio y Daniel Angelici, presidentes de River y de Boca; Alejandro Domínguez, titular de la Confederación Sudamericana, y Gianni Infantino, presidente de la FIFA.
En principio, la Conmebol informó a través de su cuenta de Twitter que el partido se postergaba para las 18 y luego para las 19.15, aunque continuó demorándose, hasta que se tomó la medida.
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Para la Confederación Sudamericana estaban dadas las condiciones para que se disputara el partido, mientras que Boca aseguraba que sus futbolistas no se encontraban aptos.
Cuando parecía que se imponía la mirada de la Confederación Sudamericana, que puntualizó que no pudo constatar la lesión en los ojos de Pablo Pérez, finalmente se llegó a un "pacto de caballeros" entre los directivos de ambos clubes y se tomó la decisión de pasar el partido para el domingo.
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El micro que trasladaba al plantel de Boca fue atacado al momento de arribar al estadio Monumental. En total, fueron cuatro lo vidrios del micro de Boca que se rompieron a raíz de los incidentes. Dentro del micro estaban el plantel completo, colaboradores y dirigentes del club de la ribera.
"Nos tiraron gas pimienta, piedras, de todo… al micro", dijo el vicepresidente del club "Xeneize", Juan Carlos Crespi, antes de ingresar al vestuario visitante.
Otro de los dirigentes, César Martucci, dio su versión de los hechos: "Las fuerzas de seguridad se vieron desbordadas, había mucha gente. Eso los obligó a tirar gases lacrimógenos para proteger a la delegación de Boca y estos ingresaron al vehículo".
Jugadores como Carlos Tevez, Mauro Zárate, Emmanuel Más y Lisandro Magallán recorrieron el anillo interno del Monumental tapándose el rostro.
Los futbolistas fueron alcanzados por los gases lacrimógenos que la Policía había disparado en la tribuna Belgrano Baja para dispersar los tumultos que se generaron cuando un grupo quiso ingresar saltando los molinetes.
Ya dentro de los camarines, los jugadores de Boca debieron ser atendidos por los médicos debido a efectos del gas pimienta y por algunos cortes, producto del rompimiento de los vidrios.
Pablo Pérez debió ser trasladado al hospital Otamendi para ser revisado por los profesionales a raíz de los vidrios que le entraron en uno de sus ojos al estallar los vidrios del micro.