• 22/12/2024

El Atuel, la historia del rí­o robado y una pelea que ya dura 100 años entre La Pampa y Mendoza

Comenzó en 1918, cuando la provincia cuyana hizo un serie de obras de infraestructura que dejó sin agua al territorio pampeano  
12/04/2018 - 17:15hs

La provincia de La Pampa es conocida por sus llanuras y tierras áridas. A través de ella cruza la llamada "ruta del desierto", que lleva desde Buenos Aires hasta el norte de la Patagonia.

Sin embargo, gran parte de su territorio supo ser a principios del siglo XX una zona fértil donde florecí­an las colonias agrí­colas. El Rí­o Atuel, que nace en Mendoza junto a la cordillera de Los Andes, era la principal fuente de agua de la zona occidental de la provincia y llegaba hasta el Rí­o Colorado, al sur, que desemboca en el Océano Atlántico.

Hace 100 años comenzó un proceso mediante el cual el agua del Atuel fue arrebatada a los pampeanos con catastróficas consecuencias económicas y sociales que persisten hasta el dí­a de hoy, cuenta el sitio RT. 

La historia de este rí­o robado es poco conocida en el paí­s, pero hace un siglo La Pampa reclama por su derecho soberano a este recurso hí­drico.

Todo comenzó en 1918 cuando la provincia cuyana de Mendoza hizo una serie de obras de infraestructura que limitaron la cantidad de agua que entraba a La Pampa a través de los cinco brazos del Atuel.

En esa primera etapa, se produjo la desaparición del cauce principal, conocido como Atuel Viejo.

Héctor Gómez, presidente de la Fundación Chadileuvú, que -según su propia descripción- es "una expresión ciudadana en salvaguarda de los recursos hí­dricos de la provincia de La Pampa", dialogó con este medio y recordó que en 1908 el Estado Nacional fundó en territorio pampeano "la colonia agrí­cola Butaló sobre un brazo del mismo nombre del rí­o Atuel". Era una colonia de 10.000 hectáreas que fue habitada "especialmente por colonos de origen ucraniano y polaco".

Allí­ se desarrollaron diversos cultivos "de alfalfa, cereales, frutales y álamos". Sin embargo, Gómez explicó que la construcción de estos "tapones" en Mendoza, estos "cierres rudimentarios que permití­an regar chacras y establecer zonas de regadí­o", produjo que deje de correr el agua "y se abandonaron las tierras".

Durante los años que siguieron el único brazo del Atuel por el que ingresaba el agua era el arroyo De la Barda que recorrí­a alrededor de 100 kilómetros en territorio pampeano generando humedales y lagunas.

Sin embargo, las obras continuaron en Mendoza y para 1947 se terminó la construcción del complejo hidroeléctrico Los Nihuiles, cuyo centro es la represa El Nihuil, en las cercaní­as de la ciudad de San Rafael. Este proyecto terminó por cortar el curso de agua hacia La Pampa.

"Durante 25 años no ingresó una gota de agua al cauce", recordó Gómez. Lo que habí­a sido una zona fertil y productiva en medio del desierto dejó de existir.

"La ganaderí­a ovina que era muy importante y la base productiva de la región desapareció y la población emigró abandonando el territorio", añadió el presidente de la Fundación Chadileuvú.

Cabe destacar que, de acuerdo a la ley 1532, el territorio pampeano todaví­a no era considerado provincia. Alcanzó ese estatus recién en 1952, motivo por el cual, durante todo este proceso, no contaba con representantes en el Congreso Nacional y dependí­a directamente del gobierno central. Esta situación ubicó a La Pampa en una posición de inferioridad frente a Mendoza.

"Hubo quejas y protestas pero la falta de poder polí­tico por ser territorio nacional conspiraron para una justa distribución de las aguas", detalló el entrevistado.

Fue entonces que el telegrafista íngel Garay, espantado por la situación y la migración masiva, le escribió una carta al entonces presidente Juan Domingo Perón que, en 1949, dictó la resolución 50. Esta ordenaba que tres veces por semana se permitiera el paso del equivalente al 2% del caudal del Atuel hacia La Pampa. No obstante, un tribunal mendocino -que legalmente no tení­a competencia- anuló la medida y como el gobierno nacional no apeló la situación se mantuvo.

Los diversos brazos del Atuel que ingresaban a La Pampa formaban "una especie de delta interior", explicó Héctor Gómez. Gracias a eso existí­a una vegetación diferente al resto de la región que era "apta para la ganaderí­a". Además, los distintos cursos fluviales constituí­an una fuente del agua para el consumo humano de las distintas poblaciones.

"La localidad de Santa Isabel tení­a mas de 3.000 habitantes" hace 70 años, historizó Gómez. Sin embargo, los sucesivos censos nacionales demuestran "la disminución notable" de la población, que en 2001 era de apenas la mitad. Si bien en la actualidad ha vuelto a rondar ese número -para ser el pueblo más populoso de la región occidental de la provincia-, "ya no viven de actividades productivas" y los jóvenes "migran para instalarse en otros sitios" y buscar trabajo.

Como recoje el documental "Atuel la memoria del agua", ya son varias generaciones que no han tenido conocimiento del rí­o y que nunca lo vieron correr regularmente por la región. Lo que ha sucedido es que cuando Mendoza era incapaz de contener toda el agua en El Nihuil, soltaba un caudal muy grande que inundaba el territorio pampeano provocando enormes pérdidas materiales.

Según un estudio elaborado por la Universidad de La Pampa en el año 2011, las pérdidas anuales que provoca la falta del rí­o suponen $1.239 millones (u$s61,3 millones aproximadamente) en un escenario de relativa sequí­a. En condiciones más favorables, ese número asciende a $14.284 millones (u$s707 millones).

La pelea judicial e institucional

Con el antecedente de la resolución del gobierno de Perón, la pelea de los pampeanos por el agua del Atuel nunca se detuvo. Fue así­ que en 1973 se sancionó el Decreto 15/60 que estableció que las regalí­as del complejo Los Nihuiles pertenecí­an en un 50% a La Pampa.

Una vez más, Mendoza rechazó la iniciativa y nunca se puso en práctica, provocando masivas protestas que dieron como resultado la conformación de la Comisión Popular de los Rí­os Interprovinciales Pampeanos. Esta experiencia fue el antecedente de las Asambleas en Defensa de los Rí­os que existen hoy en toda la provincia.

Hubo que esperar hasta 1987 para que la Corte Suprema de Justicia emitiera un fallo en el cual declaró al Atuel como un rí­o interprovincial y por lo tanto otorgó derechos a ambos distritos sobre sus recursos hí­dricos. No obstante, el máximo tribunal ordenó a las provincias llegar a un acuerdo que no tuvo su primer paso hasta el Protocolo de Entendimiento de 1989.

Pero recién en 1992 se logró un consenso para construir un acueducto -con financiamiento del Estado nacional- para llevar agua a la región pampeana. Sin bien esta no vení­a del Atuel sino del manantial Punta de Agua, permitió resolver la situación crí­tica de sequí­a en la zona.

Ante los incumplimientos mendocinos, en 2008 hubo una nueva negociación que derivó en el llamado Convenio Macro, que estipulaba una distribución de las aguas y fue firmado por los gobernadores de aquel entonces. Mientras que la legislatura de La Pampa lo aprobó inmediatamente, la de Mendoza tardó seis años en abordarlo y finalmente en 2014 lo rechazó. Esta nueva negativa hizo que los pampeanos volvieran a llevar el tema a la Corte Suprema, que desde entonces tiene nuevamente el asunto en sus manos.

Su fallo más reciente estipula que, nuevamente, ambas provincias dialoguen para acordar un uso compartido de las aguas del rí­o. Actualmente esa negociación está en curso.

La Pampa reclama "un caudal permanente en el Atuel, que se repare el daño ambiental y que se desarrolle una colonia bajo riego en la cercaní­a de Santa Isabel que permita mejorar sustancialmente la vida de los habitantes de nuestro oeste, que por otra parte son en su mayorí­a descendientes de pueblos originarios", promenorizó Gómez.

El entrevistado añadió que Mendoza asegura carecer de agua suficiente ya que entregarla significarí­a arruinar zonas actualmente en producción. "Lo que no dicen es que sus sistemas de riego son de bají­sima eficiencia, solo 30%", y aún riegan "por inundación y por surco". "Si regaran por sistemas modernos, aspersión y goteo economizarí­an agua y podrí­an regar más y dar agua a nuestra provincia", apuntó el integrante de la Fundación Chadileuvú.

"Los pampeanos vivimos este problema como un despojo y una injusticia, para nosotros Mendoza nos robó el Atuel con la complicidad de los distintos gobiernos nacionales", agregó según el portal RT. Y finalmente remarcó que El Atuel es "una causa de todos los pampeanos" independientemente "de las ideas polí­ticas o religiosas". "Queremos que nuestro oeste deje de ser una zona postergada y sin perspectivas, queremos que el Derecho Humano al agua y a una vida digna sea una realidad y no una promesa", concluyó.

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