Cuál fue el insólito error que impulsó la creación de los Premios Nobel
"Falleció el mercader de la muerte", decía la primera plana de un diario francés en abril de 1888, refiriéndose al inventor sueco y fabricante de armas Alfred Nobel, quien "se hizo rico al encontrar la forma de matar más gente y más rápido que nunca antes".
Duras palabras para su obituario, sobre todo porque Nobel aún estaba vivo (el que había muerto era un hermano suyo).
Y justamente cuando leyó eso, se dio cuenta del oscuro legado que dejaría y lo mal que se recordaría su nombre. Así que decidió hacer algo para limpiar su imagen y que su nombre esté asociado para siempre a los mayores logros de la humanidad.
Nobel era un gran inventor, cuyo mayor descubrimiento fue un método para hacer más estable la nitroglicerina, algo que logró creando la dinamita, su invento más famoso, que permitió abrir puentes, canales y hacer avanzar a pasos agigantados cualquier proyecto de infraestructura.
Pero además de inventor, Nobel era un gran hombre de negocios, especialista en cuestiones de fabricación y marketing. Fue el principal fabricante de armas en una Europa que todavía amaba la guerra.
Llegó a tener 90 laboratorios y fábricas operando en 20 países de todo el mundo, y se pasaba la mayor parte del tiempo recorriéndolos.
Pero a él no le afectaba que miles de personas murieran bajo el fuego de las armas que a él le llenaban los bolsillos. Lo que sí le afectó fue que se lo recordará como "el mercader de la muerte".
Así que se obsesionó con su reputación póstuma, y en 1895 redactó un testamento en donde dejó dicho que toda su fortuna debía ser invertida y que esas ganancias se repartiesen en forma de premios, para aquellos que, "durante el año anterior, hayan hecho los mayores beneficios a la humanidad".
Cuando murió de verdad, al año siguiente, la familia de Nobel estaba desilusionada, así como muchos suecos, ya que el premio era para todo el mundo, no sólo para ellos.
Como sea, él logró su objetivo: que su nombre sea recordado por una buena causa, y no por lograr que matar a alguien sea más fácil que nunca antes.