El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, se salvó de ser destituido por el Congreso de su país. Conservó el cargo cuando su desplazamiento parecía inminente.
Se necesitaban 87 votos para la destitución, en un parlamento que tiene 130 miembros y de ellos, apenas 18 del partido del presidente.
Sin embargo, a último minuto, un grupo parlamentario de izquierda, crítico al gobierno, decidió dejar el Congreso sin votar, publicó la BBC.
Más sorprendente aún. La monolítica posición del fujimorismo, la principal bancada opositora, se quebró. Todo pareció alinearse a favor del presidente.
Finalmente fueron 79 los legisladores que votaron por apartarlo, 19 se opusieron y 21 se abstuvieron.
Así, Kuczynski sobrevivió a la votación para destituirlo.
El resultado sorprendió, porque sólo una semana antes, 93 congresistas le pusieron la soga al cuello al jefe de Estado al aprobar su pedido de destitución bajo la acusación de "incapacidad moral".
¿A qué se debió este perdón de último minuto?
La sombra de Odebrecht"La constitución y la democracia están bajo ataque. Estamos ante un golpe bajo el disfraz de interpretaciones legales, supuestamente legítimas", afirmó el jefe de Estado en un mensaje televisado la noche del miércoles.
Pocas horas después, el presidente se acercó al Congreso para defenderse antes de que iniciara el debate sobre su destitución.
La oposición acusa a Kuczynski de "incapacidad moral" por haber cobrado por asesorías a la empresa Odebrecht.
Con apenas diecisiete meses en el cargo (de un período total de cinco años), el presidente peruano parecía tener todos los boletos para ser eyectado.
Además de su reducida representación parlamentaria, Kuczynski llegaba con la popularidad más baja de toda su gestión: apenas 18% de los peruanos lo respaldan, según la encuestadora IPSOS.
La acusación que motivó la solicitud de vacancia por "incapacidad moral" es la misma que derrumbó a varios políticos influyentes de la región: recibir dinero de Odebrecht para favorecerla en licitaciones estatales.
La Fuerza Popular, el principal partido de oposición y que controla 71 bancas en el congreso peruano, reveló el 13 de diciembre que la empresa Westfield Capital, de propiedad de Kuczynski, recibió dinero de la constructora brasilera cuando el actual jefe de estado era ministro del expresidente Alejandro Toledo (2001 - 2006).
Bajo la sospecha de que este hecho, sucedido más de una década atrás, implicaba corrupción, se inició un acelerado proceso de vacancia que en apenas 8 días pudo cambiar al presidente, y con ello, la historia del país.
Milagro de NavidadPara evitar una destitución que parecía segura, Kuczynski utilizó una estrategia arriesgada en el mensaje a la Nación.
El mandatario deslizó que si era echado, sus vicepresidentes renunciarían también, lo cual dejaba al país en manos del presidente del legislativo.
Partidarios del presidente se concentraron a la puerta del Congreso de Perú durante el plenario para votar la destitución.
Según la Constitución, el titular del Congreso debía convocar elecciones.
"Así, el presidente se jugó la última carta para contrarrestar la vacancia", señala a la BBC el politólogo Fernando Tuesta.
La posibilidad de una elección general que implique también nuevas elecciones parlamentarias pudo haber desanimado a más de un legislador de respaldar la vacancia.
"El diseño constitucional peruano es de correspondencia, es decir que el Congreso y el Ejecutivo tienen el mismo período de vida, de inicio a fin", agrega Tuesta que fue jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales.
Algunos congresistas de bancadas de izquierda que una semana atrás apoyaron debatir la destitución, también se abstuvieron de respaldarla frente al nuevo escenario.
El presidente del Congreso pertenece a Fuerza Popular, el movimiento de Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori, condenado por corrupción y crímenes de lesa humanidad.
"Este escenario le abrió los ojos a la izquierda", señala el analista Juan Carlos Tafur a BBC Mundo.
"Kuczynski planteó la posibilidad de que el fujimorismo prácticamente controle el país y los movimientos de izquierda han cambiado de opinión para apoyar al mandatario", afirma Tafur.
Diversas organizaciones sociales y movimientos ciudadanos también marcharon durante los últimos días en rechazo a la vacancia, no tanto porque crean en la inocencia del presidente, como a favor de que se respeten las normas de la democracia.
Se critica a los congresistas opositores de promover una "vacancia exprés", sin haberle dado a Kuczynski el tiempo ni la oportunidad de defenderse adecuadamente.
Negociación desesperadaEl principal movimiento opositor Fuerza Popular, liderado por la excandidata a la presidencia Keiko Fujimori, también sufrió una ausencia notable.
El congresista Kenji Fujimori, hermano de Keiko, decidió no apoyar la vacancia de Kuczynski.
Detractores de los Fujimori se habían manifestado en Lima en los días previos a la votación.
"Se proyectará turbulencia política en perjuicio de la población", declaró el menor de los Fujimori en un video que compartió en sus redes sociales.
Frente a las cámaras de televisión, fueron evidentes los ásperos ademanes con los que los legisladores de Fuerza Popular se dirigían a Kenji para que cambiara su decisión.
Cada voto se peleó como si fuera el único.
Durante los pocos días entre el pedido de vacancia y su debate, las desesperadas negociaciones políticas para ganar respaldo de uno y otro lado tuvieron la intensidad de un avispero.
"Las negociaciones deben de haber implicado ofrecimientos políticos concretos. Por ejemplo, ser parte de un nuevo gabinete ministerial", apunta Tafur a BBC.
Pero, ¿qué se ha negociado exactamente?, es una pregunta que aún no tiene respuesta.
Pasadas las 11 de la noche, más de catorce horas después de que se iniciara la jornada en el Congreso peruano, el tablero electrónico terminó con el angustiante juego de sumas y restas.
Sólo 8 votos de diferencia impidieron la caída de un presidente.
¿Fortalecido?Pedro Pablo Kuczynski continuará en el cargo, pero eso no significa que sus problemas hayan terminado.
Acaso si serán ahora más complejos.
La abstención de Kenji Fujimori resultó clave para que el presidente se mantuviera en el cargo.
"Superar la vacancia por un margen pequeño no hace que el presidente salga fortalecido", afirma el politólogo Fernando Tuesta.
"Para sobrevivir, de aquí en adelante el presidente deberá enfrentar con otra actitud y mayor firmeza a la oposición", agrega a BBC.
Ya desde el mensaje a la Nación, el presidente confrontó al fujimorismo como no lo había hecho en toda su gestión.
El nuevo año parece augurar una escalada de tensiones entre el ejecutivo y el legislativo.
El partido Fuerza Popular, de Keiko Fujimori, rival de Kuczynski en las últimas elecciones había promovido la votación en su contra.
Sin embargo, "lo que no mata, fortalece", es un refrán que no se aplica a la impredecible política peruana.
Hace sólo diez días, nadie hubiera sospechado un escenario de vacancia presidencial en víspera de Navidad.
El que Kuczynski conserve el puesto no detiene las investigaciones que desarrolla el congreso sobre sus vínculos con la empresa Odebrecht.
A la luz de nuevas pruebas, la vacancia puede volver a plantearse, y el resultado no tiene por qué ser el mismo.