Los mapuches quieren que el volcán Lanín sea un lugar sagrado: Parques Nacionales lo analiza y hay polémica
La Confederación Mapuche de Neuquén (CMN) presentó un proyecto para que el volcán Lanín sea declarado Espacio Sagrado Natural Mapuche.
La iniciativa aspira a que el macizo de 3.776 metros se convierta de modo oficial en un área destinada a rituales y actividades propias de la comunidad indígena, informó el diario Clarín.
La propuesta que la CMN ya hizo llegar a las autoridades de Parques Nacionales y al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) ha provocado una fuerte polémica en la región puesto que algunos sectores -entre ellos los operadores y guías que promueven el ascenso a la cumbre- anticipan que la base del volcán podría quedar restringida para los turistas que cada año deciden conocerlo.
El proyecto en discusión no implica que el volcán pase jurídicamente a manos de los mapuches aunque deja establecido que la montaña forma parte vital de la cosmovisión aborigen.
Para los mapuches el tema excede el planteo estrictamente turístico y comercial. Sus representantes aseguran al diario que el volcán posee una "fuerza" que asegura la continuidad de su cultura.
"El volcán es un espacio sagrado para el pueblo mapuche por la fuerza que genera. Mapuches de la Argentina y Chile hacemos ceremonias al pie del Lanín", explica a Clarín, Relmu í‘anco una de las principales voceras de la Confederación Mapuche neuquina.
"Nos comprometemos con su fuerza y no queremos que se explote de la manera en que se hace actualmente. Ha perdido una de las más importantes que es la nieve", agrega í‘anco.
Ahora la APN y INAI deben analizar la cuestión. En Junín y San Martín de los Andes hay voces que temen que de concretarse el pedido, los mapuches puedan encontrar fundamentos para impedir el paso de turistas al área, poner condiciones y limitar los tours que se ofrecen al volcán.
"Estoy totalmente en desacuerdo. Otorgarle entidad de tierra sagrada es dar pie a futuros conflictos. Para nosotros la montaña es territorio nacional y no debe tener ningún limite. El que quiere subir que suba y disfrute de un paisaje hermoso", señaló Alfonso Gatica, reconocido guía de turismo de San Martín de los Andes.
El Parque Nacional Lanín recibe cada año más de 100.000 visitantes, la mayoría de ellos cautivados por la geografía que contiene esta reserva natural.
El ascenso al volcán implica alrededor de 15 horas de trekking dividido en dos jornadas. Se lo considera un ascenso de complejidad media por lo que quienes se atreven deben estar en buen estado físico, dicen los expertos.
El proyecto denominado "Lanín-Patrimonio Biocultural Mapuche" tiene como segunda prioridad encontrar nuevas formas de explotación turística del sector, pero bajo concepción y coordinación mapuche. La propuesta implica que personal especializado relate a los visitantes el sentido que tiene el volcán para los aborígenes y de qué tratan las ceremonias realizadas.
Cada verano se desarrolla en su base el Pikañ Mawiza durante el cual participan alrededor de 400 indígenas de Chile y la Argentina. Este año será entre el 10 y al 13 de enero y como es habitual se limita el tránsito de los turistas. Es plena temporada alta de verano y los operadores observan con enojo que un punto del parque permanezca cerrado durante tres jornadas completas.
El proyecto mapuche aspira también a la construcción de un área de gastronomía y actividades -como charlas y talleres-- en el marco de las cuales se pueda ampliar el conocimiento sobre la cultura ancestral mapuche.
En la actualidad el Parque Nacional Lanín funciona bajo la figura de un "co manejo" entre las autoridades de Parques Nacionales y miembros de la comunidad mapuche. Hay sectores enteros bajo supervisión de los mapuches que cobran por los servicios prestados en los campings.
En los últimos 5 años los indígenas han ocupado en diversas ocasiones las oficinas en San Martín y Junín de los Andes como protesta porque, argumentan, no se cumplen las expectativas de la Mesa Política de Comanejo.
En San Martín y Junín de los Andes abundan las críticas a la administración que los aborígenes hacen de sus áreas. Gente de turismo denuncia, por ejemplo, que una de la zonas más bellas del Parque Nacional Lanín, el camping Tromen, a cargo de la Comunidad Chiquilihuin, se encuentra abandonado y no cumple con los servicios mínimos comprometidos.