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¿Qué paí­s es el verdadero rey del mate: Argentina, Paraguay o Uruguay?

Uno es el que más consume la bebida, otro es el que más yerba produce y vende en el exterior y el otro es quien tiene registrado el origen de la infusión
30/11/2017 - 16:32hs

El mate es algo desagradable para quien nunca lo tomó antes. Parece una especie de té servido en un recipiente usualmente con años de desgaste, lleno de una suerte de pasto verde y con una pajilla de metal incrustada, que varias personas chupan sin siquiera limpiar.

Por si esto fuera poco, cada uno que toma hace ruido al final, delatando con una impertinente sonoridad que ya no hay más lí­quido para succionar.

Sin embargo, en Argentina, Paraguay y Uruguay el mate es la compañí­a diaria del solitario y un hábito colectivo que jocosamente se cataloga como la primera red social.

El antropólogo uruguayo Daniel Vidart incluso llegó a afirmar que "en todos los tiempos fue el mate el que hizo la rueda y no la rueda la que trajo al mate".

Define la identidad e idiosincrasia de estos tres paí­ses a tal punto que este 30 de noviembre se celebra el Dí­a Nacional del Mate en Argentina, tal como sucede los 11 de octubre en Paraguay y como se ha propuesto hacer el 12 del mismo mes en Uruguay.

Debido a este nacionalismo matero, son muchas las discusiones que se suelen generar alrededor de la infusión cuando se juntan argentinos, paraguayos y uruguayos: que si es mejor amargo o dulce, que si caliente o frí­o, de yerba con o sin palo, en un recipiente chico, mediano, grande (o gigante), que si se ceba con agua caliente o hirviendo.

Y, a medida que la discusión se extiende en el tiempo, se vuelve más y más probable que surja la pregunta de qué paí­s es el verdadero rey del mate.

Pero, ¿quién tiene la razón?

Paraguay, el rey histórico"El ritual del mate se ha conservado casi sin ninguna modificación desde hace unos tres siglos", escribe el antropólogo uruguayo Gustavo Laborde.

La planta con la cual se elabora la yerba mate, Ilex paraguariensis, es nativa de las regiones subtropicales y templadas de América del Sur, es decir, de Argentina, Bolivia, sur de Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay.

Se cree que las poblaciones nativas de la región ya consumí­an esta planta de distintas formas y con fines variados, pero fueron los españoles los que hicieron los primeros registros escritos de su consumo en un lugar en particular: lo que hoy es Paraguay.

"Con su epicentro histórico en lo que hoy serí­a la región oriental de Paraguay, los guaraní­es fueron los grandes responsables de la propagación de la yerba mate al sur del continente americano", le dice a BBC Mundo el uruguayo Javier Ricca, autor del libro "El mate", ganador del prestigioso Gourmand Awards 2010.

De hecho, varios textos españoles del siglo XVI afirman que el producto era conocido como "yerba del Paraguay" por viajar desde "esa provincia".

Por ejemplo, en la "Historia de la provincia del Paraguay de la compañí­a de Jesús", el sacerdote Nicolás del Techo escribe: "Muchas son las virtudes que se le atribuyen a dicha yerba, lo mismo reconcilia al sueño que desvela; igualmente calma el hambre que la estimula y favorece la digestión; repara las fuerzas, infunde alegrí­a y cura varias enfermedades".

Pero fue el origen divino y poderes sobrenaturales que algunos guaraní­es le atribuí­an al mate lo que terminó por convencer a los españoles y, en particular, a los sacerdotes jesuitas de prohibir su consumo.

Así­, en 1610 la Inquisición de Lima prohibió esta "sugestión clara del demonio", y en Asunción se impusieron penas de 100 latigazos para los indí­genas y 100 pesos de multa para los españoles que consumieran o traficaran yerba, cuenta el argentino Jerónimo Lagier en el libro "La aventura de la yerba mate".

Tan solo 20 años después, la yerba no solo volverí­a a ser legal, sino que serí­a utilizada por los jesuitas como la base económica de su expansión territorial, "desarrollando un cuasi monopolio de la comercialización de la yerba mate", le cuenta Lagier a BBC Mundo.

En los siglos siguientes, diversas guerras por motivos geopolí­ticos y comerciales que golpearon la explotación y distribución de la yerba mate, harí­an que Paraguay perdiera su trono histórico para cederle el récord de producción a la Argentina.

Argentina, el rey de la producción (y del marketing)"Argentina es el paí­s que más produce", dice Lagier, actual director del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) de Argentina.

En los últimos 5 años, Argentina produjo 777.000 toneladas de hoja verde, según un informe de INYM de septiembre.

Argentina también lidera en exportación de yerba mate con un promedio anual de 35.000 toneladas, siendo sus principales destinos Siria (72%), Chile (14%), Lí­bano y Estados Unidos (2%), indica el mismo reporte.

Además, es el paí­s con mayor superficie de cultivos de yerba mate, totalizando 165.000 hectáreas. De lejos, le siguen Brasil (85.000) y Paraguay (35.000).

Pero solo estos números no consiguen explicar por qué, a pesar de que le mate es propio de tres paí­ses y cuatro estados del sur de Brasil, internacionalmente está asociado con Argentina.

"Argentina se ha caracterizado por tener muy buenos departamentos de marketing y venta de sus productos en todo el mundo. Prueba de ello es su carne, la cual es reconocida y valorada en los mercados más importantes", le dice Ricca a BBC Mundo.

"Siguiendo este camino, el INYM ha desarrollado acciones de promoción en distintas ferias internacionales de alimentación en paí­ses tales como Alemania o Estados Unidos, al tiempo que proyecta ampliar su mercado en India donde el consumo per cápita de infusiones es muy alto", agrega.

Lagier agrega: "Estimo que, en cuanto a imagen externa, es el más conocido de los cuatro paí­ses por un consumo amplio y por ser quien más trabajó los mercados externos".

Argentina es el mayor consumidor de yerba mate en volúmenes absolutos, con cifras que van entre 245.000 y 260.000 toneladas al año.

Pero cuando se trata de consumo per cápita, el paí­s más matero es el más pequeño: Uruguay.

Uruguay, el rey del consumo todo terreno

El "paisito" de los 3 millones de habitantes es donde se registra el mayor consumo de yerba mate por persona, con 8 kilos anuales.

Para tener una referencia, Argentina es el que le sigue con 6,4 kilos por año e incluso en la provincia albiceleste que más consume, Entre Rí­os, igual el promedio llega a 7, afirma Lagier.

El director del INYM sostiene que, si bien las costumbres que rodean a esta infusión se extienden entre los paí­ses materos sin conocer fronteras, en Uruguay se da una particularidad que lo distingue: "Toman mate desplazándose, con termo y mate bajo el brazo".

Incluso a los argentinos, con todas sus estadí­sticas de liderazgo en yerba mate, les impresiona ver a uruguayos andando en bicicleta y cebando (sirviendo) mate al mismo tiempo.

"La evolución del mate en nuestra sociedad, desde la intimidad del hogar al espacio público, es un fenómeno históricamente reciente", dice Ricca.

Según el antropólogo Vidart, "un sector polí­tico de la población uruguaya lo esgrimí­a como una insignia social, como un indicador de rebeldí­a" durante el gobierno militar de 1973 a 1985.

Ricca ejemplifica agregando que, previo a esta fecha, en las reuniones sindicales solo se tomaba café o té. Ahora "el termo y el mate siempre están presentes".

Esta peculiar costumbre también pudo verse influida por las oleadas migratorias hacia Montevideo, continúa, pues "trabajadores y estudiantes que se alojaban en pensiones, solí­an evadir ese encierro de la piecita saliendo a tomar mate a la calle".

La pipa de la paz

El primero, el más conocido o el más tomador son todos tí­tulos que pueden alimentar horas de debate entre argentinos, paraguayos y uruguayos, pero más como deporte verbal que como una verdadera discusión.

Porque si hay algo que está claro en la región es que "el mate sigue siendo camaraderí­a, como si existiera un cálido fogón en medio de los mateadores, aunque se tome en un rascacielos y el agua haya salido de una cafetera", escribe Lagier en "La aventura de la yerba mate".

Incluso hay quienes han llegado a comparar al mate con la pipa de la paz de los indí­genas de América del Norte, como el escritor y granjero suizo argentino Alberto Roth, quien decí­a que esta infusión deberí­a colocarse en toda mesa de negociación a nivel nacional e internacional.

Sobre el final de su libro, Lagier reconoce: "Serí­a difí­cil describir todo lo que encierra este rito del mate, más allá del acto de verter agua caliente en un recipiente con yerba y beber esa mezcla con una bombilla".

Y agrega: "El mundo se detiene alrededor del mate, tanto con buena charla como con buen silencio".