El 55% evalúa como positivo su trabajo. Dos de cada tres argentinos están preocupados, pero son optimistas para el año que vien
ACTUALIDAD - 11 de Septiembre, 2016

Pasaron nueve meses de Mauricio Macri en la Casa Rosada.

Pasaron la salida del cepo, el arreglo con los holdouts, los despidos en el Estado, el estancamiento de la economía, el aumento de tarifas, el alza y la baja de la inflación.

Pasaron nuevos jueces en la Corte Suprema, y varios ex altos funcionarios detenidos o complicados en varias causas de corrrupción.

En esta primera etapa en el Gobierno, Macri debió enfrentarse a un escenario económico y social complejo y, pese a todo, conserva un fuerte apoyo de un sector importante de la población.

Según una encuesta, dos de cada tres argentinos consultados evalúan la marcha de la economía en estos primeros meses de Cambiemos en el Gobierno como “algo mal” o “muy mal”.

Pese a esos indicadores que harían temblar cualquier administración, un 55% de los consultados aprueba la gestión del Presidente, según reveló el primer sondeo nacional de la flamante consultora Quiddity, realizado en la primera semana de septiembre.

En la Argentina, el pulso económico marcó siempre el nivel de aprobación de cualquier gestión. El estudio ubica el desempleo y la inflación entre entre las primeras cinco preocupaciones de los argentitos.

La clave, entonces, es entender cómo en  un escenario económico recesivo, con caída del empleo formal e informal y un fuerte incremento en los precios de la canasta básica, un político como Mauricio Macri –que no cuenta con una base electoral tradicional– haya logrado surfear estos nueve meses en la Rosada con una imagen de aprobación superior al 50%.

A la cabeza de las preocupaciones de los argentinos aparece la inseguridad. Los encuestados señalaron que ése es el principal problema que hoy tiene el país.

Los casos más resonantes en el conurbano bonaerense (con el médico justiciero de Loma Hermosa) y en las ciudades más pobladas del país (con las multitudinarias marchas en Rosario y Santa Fe, por ejemplo), llevaron a la inseguridad como el tema más preocupante.

Hace unos días, el propio Macri anunció un plan de lucha nacional contra el narcotráfico y la llegada de gendarmes a la provincia de Santa Fe.

La gobernadora María Eugenia Vidal, por su parte, viene denunciando aprietes de “mafias” en la Provincia en su intento de disciplinar a las fuerzas de seguridad. Los resultados todavía no se ven, pero el Gobierno igualmente busca enviar señales a la sociedad de que se ocupa del problema.

La explicación se puede rastrear en el pasado, y también en el futuro. Desde que asumió Cambiemos, el Presidente y sus principales funcionarios comenzaron a virar su discurso de campaña, en el que enaltecía algunos logros del kirchnerismo, y empezaron a instalar a la “herencia recibida” como uno de los principales escollos en la gestión.

De esa forma, justificaron los despidos en el Estado, que comenzaron a concretarse en los primeros días del año, y entre los privados. Primero negaron una ola de cesantías, y hace pocos días, luego de la difusión del índice del desempleo en 9,3 %, el ministro Triaca habló de la pérdida de 120 mil puestos de trabajo por el “sinceramiento de la economía”.

En el caso del aumento de las tarifas, por ejemplo, un 76% de los encuestados evaluó como mala la implementación del ajuste.

Sin embargo, la mayoría tildó al gobierno de Cristina Kirchner como el responsable de ocasionar el problema.

La retórica también jugó un papel importante en estos meses. La medición del nuevo INDEC determinó que el desempleo afecta a más de 1,1 millones de argentinos, y desde el Gobierno pusieron un manto de duda sobre si la cifra se disparó en estos meses, o si simplemente se trató de una medición seria y cercana a la realidad, lo contrario al Indec que medía en los años de Guillermo Moreno.

Macri llegó a estos nueve meses con un buen índice de aprobación, en especial entre los jóvenes de hasta 25 años y las personas mayores de 56. Aún con un fallido “segundo semestre” en el que iban a llover las inversiones,  y hasta con el “estamos aprendiendo sobre la marcha”. Y es que en las expectativas de los argentinos radica otro de sus grandes capitales políticos.

Según el sondeo de Quiddity dado a conocer por Perfil, seis de cada diez argentinos consideran que la situación económica del país estará mejor el año próximo, tal como anuncian los funcionarios nacionales.

Y, atado al contexto general, el 61% de los encuestados señala también que la situación económica personal será mejor en 2017.

Sólo un 20% estima que el año que viene empeorará el panorama a nivel país, y un 12% cree que su situación personal será peor que en 2016.

La tan mencionada “grieta” entre los argentinos no parece ser un problema: sólo lo vieron así un 4% de los sondeados.

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