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El precio de la paz social: Scioli, dispuesto a sacrificar $25.000 M del Impuesto a las Ganancias

El precio de la paz social: Scioli, dispuesto a sacrificar $25.000 millones del Impuesto a las Ganancias
15/10/2015 - 10:09hs
El precio de la paz social: Scioli, dispuesto a sacrificar $25.000 M del Impuesto a las Ganancias

El almuerzo ocurrió los días posteriores a las PASO, ni bien Daniel Scioli regresó de Italia, en medio de las críticas por las inundaciones en la Provincia.

Se pautó en el salón de la sede central del Banco Provincia, en plena city porteña. A la mesa se sentaron, además del candidato, los máximos referentes de la CGT oficialista: Antonio Caló y Gerardo Martínez.

El mensaje de Scioli fue contundente: "Quédense tranquilos muchachos. El cambio en Ganancias forma parte de mis prioridades. Asumo y arreglamos el tema".

La promesa del gobernador, confirmada a iProfesional por fuentes inobjetables, forma parte del "Pacto Social" al que convocará el candidato por el Frente para la Victoria en caso de ser ungido Presidente.

A ese encuentro, que tuvo lugar a fines de agosto, le siguió otro, ya menos protocolar, en el que el bonaerense volvió a pedirles tranquilidad a "los muchachos". Y los conminó a que fueran elaborando un borrador para considerar más adelante.

El equipo económico que asesora a Scioli viene trabajando en este tema.

Apuntan a dos caminos complementarios: una suba del mínimo no imponible y un cambio en las escalas.

La idea es volver a dotar al gravamen del perfil progresivo que tuvo hasta que la inflación lo distorsionó hasta volverlo injusto.

Las cuentas preliminares que hicieron los técnicos sciolistas registran que el Estado podría sacrificar una recaudación anual de 25.000 millones de pesos.

Es decir, dejaría de ingresar el equivalente a un mes del impuesto, aproximadamente. El costo del sacrificio fiscal

Este tema ha constituido una de las decisiones más difíciles para el equipo sciolista.

No es para menos. Si bien es cierto que la necesidad de una modificación podía resultar obvia -a raíz del malhumor social que genera el impuesto-, también es verdad que su importancia para la caja estatal ha crecido aceleradamente.

Este año, según calculan los economistas privados más escépticos, el rojo fiscal se acercará a un 8% del PBI, un nivel comparable con el de los inflacionarios años '80.

En ese marco, prescindir de la contribución que realiza el Impuesto a las Ganancias hace que al fisco no le resulte una decisión indolora.

Por cierto, esto ya lo tiene en claro la administración kirchnerista, que ha tenido que optar por pagar el costo político de sostener este impopular tributo.

Claro que "bancarlo" ha tenido su compensación: el share de este gravamen en la "torta" recaudatoria total ha venido incrementándose de manera continua.

Las estadísticas hablan por sí solas: 

-En el arranque del Gobierno de Cristina Kirchner, su participación era de 18%.

-En la actualidad ronda el 24% y con tendencia a seguir subiendo.

En otras palabras, hoy día uno de cada cuatro pesos que recauda el fisco se debe a este impuesto.

Pero hay más. La recaudación por Ganancias -a diferencia de lo que sucede con otros tributos, como IVA o Ingresos Brutos- no cae incluso si la economía del país está atravesando un momento recesivo. 

Esto ocurre por la falta de actualización por inflación, que hace que finalmente lo gravado no sea la ganancia real sino el ingreso nominal.

Cuanto más se incrementan los sueldos (aunque el poder adquisitivo no mejore) más recibe el fisco.

Lo cierto es que proponer un alivio en el gravamen - ya desde el arranque de la eventual gestión sciolista- tiene un claro objetivo político: comprar "paz social" por el lado sindical.

De esta manera, aseguran fuentes cercanas al candidato del Frente para la Victoria, se hará más tolerable la implementación de una política salarial en línea con el objetivo de ir reduciendo la inflación.

Ganadores y perdedores

Una vez decidido el costo fiscal, la decisión pasará por determinar quiénes serán los más favorecidos y los menos beneficiados por la medida.

La otra definición clave sobre el futuro de Ganancias, según confiaron fuentes a iProfesional, es que habrá un índice que actualizará el mínimo no imponible cada seis meses, del mismo modo a como se procede con las jubilaciones y pensiones.

Todo el paquete, en caso de ganar Scioli, será enviado al Congreso para su debate.

En aquel almuerzo de agosto con los jefes sindicales, el candidato señaló que su idea era la realización de una convocatoria del Consejo de Desarrollo Económico y Social para discutir un anteproyecto de ley con el objeto de presentarlo en el Parlamento y darle impulso.

La CGT oficialista pretende, de máxima, que los únicos contribuyentes en Ganancias sean los salarios "altos".

Es decir, que queden exceptuados los sueldos "convencionados", que son los surgidos de las paritarias.

En principio, esta idea no cuajó del todo en las filas técnicas del candidato, aunque esas mismas fuentes aceptan que, en todo caso, será una decisión política del más alto nivel identificar a los beneficiarios. 

La posición de la central obrera es conocida y, en palabras del propio Antonio Caló, gira en torno a la idea de que "los trabajadores no producimos Impuesto a la Ganancias, no somos una empresa, un kiosco ni una librería. Producimos riqueza y ponemos nuestra sapiencia al servicio de la producción. Los que trabajan y ganan muy bien pagan impuestos en todo el mundo".

El laberinto sin fin

El diagnóstico de la administración sciolista no difiere demasiado del que hace el resto de los equipos de los candidatos. Se asume que el actual esquema ya no puede continuar.

Después de los últimos cambios -que redujeron el impacto del tributo para los que ganan entre $15.000 y $25.000 brutos mensuales-, en la práctica quedaron establecidos 13 mínimos no imponibles para la determinación del impuesto, que varían según los ingresos percibidos y lugar de residencia del contribuyente.

Además, hay una deducción especial que exime del pago a todos aquellos que percibieron menos de $15.000 brutos entre enero y agosto del 2013. Un verdadero laberinto jurídico.

Con este diagrama, los trabajadores argentinos se encuentran entre los que más pagan Ganancias.

Conceptualmente, el borrador de los técnicos coordinados por Miguel Bein es replicar el diagrama del año 2000, cuando el propio economista defendió las modificaciones.

Como secretario de Programación Económica, Bein impuso que pagaran los sueldos superiores a los 2.200 pesos, equivalentes a unos $21.000 de ahora, al tipo de cambio oficial.

A partir de ese monto se implementó una escala -conocida como la "tablita de Machinea" -que marcaba una progresividad en el tributo.

A mayores ingresos, la alícuota era más grande. Comenzaba en el 9% para los más bajos y terminaba en el 35% en el caso de los más altos.

Como estas escalas no fueron ajustadas por la inflación real de los últimos años, cada vez más trabajadores terminaron abonando más cerca de las alícuotas superiores.

Es decir, el impacto sobre las remuneraciones fue cada vez mayor a pesar de que eso no significara una mejora en el poder de compra.

Jorge Gaggero, economista del Plan Fénix, elaboró un trabajo sobre lo debería ser un cambio "progresivo"

El tributarista plantea que en la Argentina deberían disminuirse las escalas, de forma tal que los trabajadores que menos ganan paguen menos que en la actualidad.

Concretamente, que en vez del 9% de imposición, la escala más baja sea de 5 puntos. Simultáneamente, la propuesta incluye la elevación del nivel más alto, que ahora está en el 35 por ciento, con el objetivo de que se vean más afectados aquellos que más obtienen.

Esa tasa máxima es del 45% en Reino Unido, 47,5% en Alemania, y muestra valores aun superiores en Dinamarca, España y Suecia.

En algunos países de América Latina, las escalas comienzan en un nivel inferior que en la Argentina -como Brasil o México-, aunque cierto es también que la alícuota en la punta de la pirámide tampoco llega a los niveles de Europa.

En la visión de algunos especialistas, la mejor manera de darle progresividad al sistema tributario es apartir de la redefinición de esas escalas, y no tanto por la elevación de la base imponible.

La promesa de todos los candidatos es que el impacto de Ganancias será eje de un fuerte debate ya al inicio de la próxima administración.

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