Crisis política en Brasil: tras el cacerolazo masivo contra Dilma, el Gobierno dice que hay un plan golpista
La crisis política en Brasil se aceleró tras el cacerolazo que tuvo lugar anoche en al menos doce capitales del país mientras la presidenta Dilma Rousseff brindaba una cadena nacional para respaldar las políticas de austeridad.
Es que los brasileros salieron a repudiar a viva voz el discurso presidencial, en la antesala de lo que será una marcha convocada para el próximo 15 de marzo en donde exigirán que la primera mandataria sea impugnada por la Justicia.
Se trata de una de las peores crisis que atraviesa Rousseff tras ser reelecta, en medio del escándalo de corrupción que envuelve a la empresa Petrobras y los problemas que mantienen desde hace meses en jaque a la economía del país.
En ese contexto el ejecutivo ya lanzó su teoría sobre una conspiración contra el gobierno. El primero en dar a conocer su hipótesis fue el Partido de los Trabajadores (PT), que acusó a la oposición de "orquestar" los cacerolazos, que se produjeron principalmente en barrios de clase media y alta de las doce capitales regionales.
El vicepresidente del PT, Alberto Cantalice, afirmó en un comunicado que las protestas respondieron a "una orquestación con sesgo golpista que parte principalmente de los sectores de la burguesía y de la clase media alta".
En un paralelismo que tiene varios puntos de coincidencia con la Argentina, el oficialismo de Brasil acusó a la oposición de organizar y financiar las manifestaciones populares.
Sin embargo el PT adujo que el cacerolazo fracasó, dado que las manifestaciones no se generalizaron en las áreas populares.
Asimismo, en una rueda de prensa el ministro de la Presidencia, Aloizio Mercadante, sostuvo que "el Gobierno respeta la más amplia libertad de manifestación", aunque consideró que las protestas no pueden ser inflamadas por la "intolerancia".
En defensa a la gestión de Rousseff, Mercadante defendió la "austeridad" que promueve el Gobierno, aunque reconoció que "un ajuste nunca es agradable" y lo comparó con la necesidad que toda persona tiene periódicamente de "ir a al dentista".
Según el ministro, las manifestaciones ocurrieron en barrios de las clases media y alta, que en las elecciones de octubre pasado le dieron la espalda a Rousseff, quien fue reelecta en segunda vuelta por una diferencia de apenas un 3 %.
En alusión a la posición que esas clases sociales expresaron con su voto en octubre pasado, Mercandante instó a los opositores a evitar "convertir su descontento en una tercera vuelta electoral" y les pidió que manifiesten su desacuerdo con "tolerancia".
El ministro sostuvo que el desacuerdo con el Gobierno debe ser manifestado por los ciudadanos "dentro de una cultura de respeto" y convocó a la sociedad a "debatir alternativas y propuestas".
Mercadante también comentó la decisión de la Corte Suprema de iniciar una investigación contra 49 políticos, en su mayoría de la base de apoyo a Rousseff, por los escándalos de corrupción en la estatal Petrobras.
"Se trata solamente de pedidos de investigación. Los incluidos en esa lista no fueron denunciados y mucho menos declarados culpables", afirmó el ministro, quien apuntó que "las instituciones siempre deben investigar cuando hay algún tipo de indicio".
Precisamente por la corrupción en Petrobras y el descontento con el rumbo económico, grupos de la oposición convocaron a la población a protestar en todo el país el próximo domingo, con las que pretenden emular las masivas manifestaciones de junio de 2013.
Sin embargo, en respuesta a ese llamamiento, el oficialismo decidió organizar marchas similares, pero en respaldo al Gobierno, para el próximo viernes.
Escándalo Petrobras
Apenas días después que la Corte Suprema de Brasil autorizara indagar a 12 senadores y 22 diputados por la trama de corrupción en Petrobras, la presidenta Dilma Rousseff defendió durante su discurso la investigación "amplia, libre y rigurosa" del escándalo que sacudió a la séptima economía mundial.
"Con coraje y hasta sufrimiento, Brasil aprendió a practicar la justicia social en favor de los más pobres, así como a aplicar duramente la mano de la justicia contra los corruptos", afirmó la primera mandataria en su mensaje televisivo por el Día Internacional de la Mujer.
Y prosiguió: "Es eso, por ejemplo, lo que viene ocurriendo en la investigación amplia, libre y rigurosa de los episodios lamentables contra Petrobras".
La mayor parte del discurso, sin embargo, lo monopolizó el ajuste fiscal impulsado por el gobierno para reactivar la ralentizada economía brasileña.
"Son medidas para sanear nuestras cuentas y, así, dar continuidad al proceso de crecimiento con distribución de renta de manera más segura, más rápida y más sostenible", señaló la presidenta.
Rousseff, que puso especial énfasis en resaltar que los avances "sagrados" de los trabajadores no están en peligro, reconoció que Brasil atraviesa por "problemas coyunturales" en su economía derivados del contexto mundial.