Papelón judicial, desmentidas y pedidos de renuncia alejan a los argentinos de la verdad sobre el caso Nisman

Fein confirmó que existe una segunda versión de la denuncia contra Cristina en la que se pide su detención. Capitanich lo había desmentido. Contradicciones
ACTUALIDAD - 03 de Febrero, 2015

El Gobierno sigue perdiendo la batalla: lejos de imponer su postura entre la opinión pública - más allá de los resultados dados por los peritajes-, la propia fiscal Viviana Fein, quien responde a la Procuración General de la Nación de Alejandra Gils Carbó, salió a desmentir información dada de manera oficial.

Este martes, Fein se rectificó y aclaró que la versión periodística que indicó que en el departamento de la torre Le Parc se halló una versión inicial de la denuncia de Alberto Nisman que solicitaba la detención de la presidenta Cristina Kirchner era verdadera.

"Fue un error de terminología, de interpretación, asumo que tal vez incurrí en un error", aseguró la funcionaria sobre el comunicado de la Procuración en la que se decía que tal documento no existía.

De esta manera, confirma la información que el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, rompió frente a periodistas en plena conferencia de prensa mientras decía que el periodismo "intenta tapar con la tragedia la cantidad de gente en las playas".

El borrador representa una segunda versión de la denuncia de Nisman:

Sucedido esto, la Procuración tuvo que sacar otro comunicado en línea con los dichos de la fiscal:"La titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N°45 quiere aclarar que en lo referente al material secuestrado del tacho de basura del fiscal Alberto Nisman, en el día de ayer la información fue transmitida de manera telefónica y no personal, lo cual provocó un error involuntario en el comunicado anterior. La fiscal aclara también que el contenido del comunicado publicado no fue alterado sin su consentimiento luego de dicha comunicación", detalla el texto.

La última frase busca justificar al ministerio frente a la oposición, que salió este martes a disparar contra Gils Carbó por "los papelones judiciales" que acumula la causa.

Patricia Bullrich acusó a la jefa de los fiscales de falsificar el comunicado y de iniciar una operación para cubrir a los funcionarios kirchneristas.

"Le hizo decir a la fiscal que es una persona que ha hablado siempre en la Fiscalía, algo que no había dicho para intentar cubrir a Capitanich. Esta es una maniobra clara entre el Ministerio Público y el Poder Ejecutivo", ahondó Bullrich.

En tanto, el abogado, Daniel Sabsay, afirmó que "se dan todas las causales para la renuncia de Gils Carbó".

"Gils Carbó integra Justicia Legítima. Es una agrupación de jueces y fiscales que manifiestan que ellos deben actuar de conformidad con las necesidades de un proyecto nacional que es el que encabeza la actual Presidente. Ya esa visión está totalmente sezgada", añadió. 

"Los jueces pueden tener su ideología, una preferencia por determinado bien a proteger", aclaró el analista, pero "lo que no pueden es declararse militantes de una causa; porque pierden independencia."

"Cada vez que puede, la Procuradora demuestra que sigue ese credo. Ya sea para espiar fiscales, como ha sido denunciada, para hacer nombramientos que son contrarios a la normativa, y para fraguar comunicados de prensa", criticó Sabsay. 

Lo cierto es que ya es la segunda vez desde la muerte del fiscal, que el Gobierno se equivoca y la propia Viviana Fein sale a desmentirlo.

Antes, confirmó que Nisman no sacó su pasaje de vuelta a la Argentina en Europa de urgencia sino que ya lo tenía emitido desde diciembre, según información de la aerolínea española Iberia.

De esta forma la fiscal contradijo las versiones de parte de la Presidenta, quien en su primera carta publicda en Facebook, puso en duda el regreso anticipado del letrado encargado de investigar la causa AMIA.

¿Quién fue el que ordenó volver al país al Fiscal Nisman el día 12 de Enero, dejando inclusive a su pequeña hija sola en el aeropuerto de Barajas, interrumpiendo vacaciones familiares y licencia en el trabajo que habían comenzado el 1ro de Enero y debían finalizar más allá del 20?", había escrito la Presidenta en una de sus cartas de Facebook. No obstante, hizo lo mismo en su segundo mensaje cuando habló del "retorno imprevisto" del fiscal especial del caso AMIA.

Las contradicciones de la RosadaPero no fue sólo la fiscal Fein quien salió a complicar los dichos oficiales. En el propio Gobierno se generaron entredichos que sacaron a la luz internas que implican a la propia Presidenta. Entre estos se pueden enumerar:

  • El dudoso rol de Sergio Berni: el secretario de Seguridad, Sergio Berni, dijo el 19 de enero que le había avisado a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner acerca de la muerte de Nisman. El 27 de enero, Cristina, en cadena nacional, contó que fue la ministra de esa cartera, Cecilia Rodríguez, quien le avisó de la trágica noticia. Berni nunca lo desmintió.
  • El cambio de "suicidio" a "asesinato":Todo el aparato K salió a defender desde el lunes la teoría del suicidio. Al día siguiente, en una carta por Facebook, la presidenta abonó la teoría del asesinato. Marcha atrás para el kirchnerismo que debió recalcular, como si la causa se tratara de un gran GPS.
  • El rol de Lagomarsino como supuesto espía de la SIDE: Los portales  Infonews y Diario Registrado publicaron el domingo 1 de febrero un video donde supuestamente aparecía Lagomarsino en una marcha de Cromañón. La persona identificada no llevaba cámara de fotos. Rapidamente se instaló la versión. Horas más tarde, vía Twitter, el periodista de la revista Rolling Stone, Pablo Plotkin dijo que esa persona no era Lagomarsino. ¿Cómo estaba tan seguro? porque era él.

El error de subestimar las "muertes políticas"

Uno de los primeros en abordar el tema desde una óptica oficialista fue Artemio López, director de la consultora Equis y uno de los politólogos más influyentes del kirchnerismo. La visión de López es que el Gobierno no debería preocuparse demasiado en términos electorales.

"No tiene el affaire Nisman ningún efecto sobre la opinión pública, más que afirmar la adversión previa de aquellos que ya definieron su oposición al Gobierno y abigarrar la defensa de quienes sostienen al oficialismo", sostiene.

"Como se patentizó en las fallidas convocatorias 'espontáneas' a cacerolerar (y van...), se observa que, más allá del ruido de medios opositores, no habrá el más mínimo impacto electoral con el episodio Nisman", agrega.

Para reforzar su argumentación apela a situaciones comparables del pasado reciente.

"Ni el atentado a la Embajada, ni a la AMIA, ni la voladura de Río Tercero hicieron retroceder electoralmente al menemismo. Recordemos que sólo ocho meses después del atentado a la AMIA (similar período resta para llegar a las elecciones de octubre) se realizan las elecciones nacionales donde Menem obtiene el 49,7% de los votos, dos puntos porcentuales más que en 1989", recuerda el politólogo.

Y concluye que, como siempre, el único tema que modifica las preferencias electorales es el entorno económico.

Pero ese argumento resulta muy cuestionable, y la historia reciente enseña que no puede subestimarse el impacto político de estos casos trágicos.

Lo cierto es que la reelección de Menem en 1995 no se produjo en un momento económico favorable, sino bajo pleno impacto del "efecto Tequila".

En cambio, en las legislativas de 1997, cuando ya se había conformado la Alianza, la oposición le dio una paliza electoral a Menem, a pesar de que en ese momento la economía se recuperaba con fuerza y el consumo brillaba.

En el medio, claro, habían ocurrido hechos impactantes desde el punto de vista político. Como el asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, un hecho por el cual el gobierno de la época pagó un alto costo político.

A nadie se le había ocurrido acusar directamente al menemismo por la autoría material del crimen del fotógrafo. Pero sí se lo hacía responsable de haber creado el contexto de mafia e impunidad que posibilitó su crimen.

La conmoción social causada por el asesinato de Cabezas fue profunda y tiñó todos los aspectos de la vida social, al punto que dominó hasta la entrega de los premios Martín Fierro, y que no hubo evento deportivo ni cultural en el que estuviera ausente el lema "No se olviden de Cabezas".

Lo cierto es que en las elecciones legislativas de ese año Menem logró apenas 36% de los votos, contra 47% de la Alianza.

Fue justamente la gran protagonista de aquel evento, Graciela Fernández Meijide, una de las grandes críticas a la actitud que adoptó Cristina Kirchner luego de la noticia sobre la muerte de Nisman.

"Leí su carta y me pareció lamentable. Es decepcionante, una vez más, porque es un discurso muy vacío de contenidos, cuando la gente está pidiendo que por favor le calmen la angustia", sostuvo Fernández Meijide en una entrevista radial, en alusión al polémico texto difundido por la Presidenta, en el cual defiende su accionar respecto del tema AMIA y sugiere que Nisman se suicidó después de haber sido usado como un engranaje de un plan desestabilizador.

"Si la Presidenta le pidió consejo a alguien por la carta que escribió, pienso que la aconsejó el enemigo", fue la dura apreciación de Fernández Meijide."El pueblo quiere saber"

Esa es la principal crítica que los analistas políticos le han hecho a la estrategia kirchnerista: haber equivocado el focoy seguir presentando los hechos bajo la lógica binaria amigo-enemigo, en vez de ofrecer un discurso de unidad nacional.

"Diputados infantiles del FPV descuentan el suicidio y preguntan quién lo indujo. Pero la sociedad quiere saber por qué lo asesinaron", sostiene el influyente analista Jorge Asís. Y, además, acusa de "incompetentes" a los funcionarios del área de seguridad cuya obligación era "cuidar a Nisman como si fuera de cristal, que ni se les resfriara".

Por su parte, Alejandro Katz, ensayista político y docente de la UBA, destaca cómo la relevancia de la Secretaría de Inteligencia pasará a jugar un rol más importante en la agenda pública y en las preocupaciones de la opinión pública.

En este sentido, plantea que el argumento kirchnerista de acusar a los espías como una fuerza conspiradora puede volverse un boomerang para el Gobierno, porque en definitiva la ciudadanía no concibe que esta autonomía de "los servicios" se haya producido sin un aval político.

"Los servicios de inteligencia no existe como tales. Quienes tienen ese poder, aunque lo usen en beneficio propio, tienen un poder que les fue delegado por autoridades. No hay servicio de inteligencia sin el presupuesto que le permite funcionar, ni lo hay sin los intereses para los cuales trabajan", argumenta Katz.La persistencia en la actitud defensiva

Las primera conclusiones, entonces, apuntan a que el Gobierno ha errado al persistir en la estrategia de "defensa y contraataque".

No faltaron incluso las comparaciones con gobernantes que han salido airosos de situaciones de conmoción nacional. Sin ir más lejos, como la que vive Francois Hollande tras el atentado de Charlie Hebdo. El francés repuntó notablemente su imagen política tras su firme accionar anti-terrorista y su llamado a la unidad nacional.

Claro que también hay antecedentes internacionales en el sentido opuesto. Tras el atentado a la estación ferroviaria deAtocha, el presidente español José María Aznar intentó presentar el hecho como un golpe de ETA, cuando en realidad había sido una venganza de Al Qaeda por la participación española en la invasión a Irak. La ciudadanía española castigó al gobierno, votando por José Luis Zapatero, quien hasta ese entonces venía relegado en las encuestas.

Aquí, la percepción generalizada es la de un gobierno que puede perder apoyo y, posiblemente, recrear un escenario de polarización como el vivido durante la "crisis del campo" en 2008.

Algo de esto pareció insinuarse en las manifestaciones ocurridas el lunes con el lema "Yo soy Nisman", así como en las duras acusaciones contra el Gobierno en las redes sociales.

Sugestivamente, los líderes en campaña electoral, incluyendo al "oficialista" Daniel Scioli se apuraron a tomar distancia del Gobierno y a reclamar justicia para Nisman. Lejos del discurso y del tono elegido por Cristina, el gobernador bonaerense habló de "desenlace fatal", evitó sumarse a la tesis de un suicidio instigado y pidió ser respetuosos de la investigación judicial.

En tanto, Sergio Massa Mauricio Macri aprovecharon la ocasión para acusar a Cristina por haber difundido una carta en su Facebook en lugar de haber dirigido un mensaje televisado en cadena nacional.

Pero quizás esa actitud de Cristina haya sido -involuntariamente- su mejor aporte a la paz social. En momentos de conmoción, su presencia en televisión podría haber sido un aporte más a la polarización.

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