Salarios: analistas, gerentes y directores replantean subas y van por unos "puntitos" más
Como era de esperar, la disparada en la inflación y el aumento logrado por los gremios –que en muchos casos trepa por encima del 30%- dio lugar a una alocada carrera sindical, en donde los distintos líderes ahora buscan hacerse de una porción mayor de la torta salarial.
Muchos de los que ya habían recibido su pedacito de pastel, ahora quieren cambiarlo por uno más grande. Y los que estaban en la cola de espera, no dejan de mirar al costado a ver qué recibió el otro, y anticipan que no se conformarán con una parte más chiquita.
Un dato importante a destacar tiene que ver con que esa "mirada de reojo" ya no se da solamente entre el personal sindicalizado de uno u otro gremio.
También ocurre con aquellos que no están alcanzados por los acuerdos paritarios (directores, gerentes, supervisores, jefes, analistas y determinados perfiles profesionales), que miran con asombro semejantes incrementos. Revisan su situación y observan que, posiblemente, recibirán la mitad de tales aumentos.
Esto hizo que, a esta altura del año, la mitad de las grandes empresas y multinacionales tuvieran que volver a golpear las puertas de sus casas matrices para alertar de la situación, poner de manifiesto lo rezagado que han quedado las alzas previstas en el arranque del año para el personal fuera de convenio y tratar de lograr la autorización para dar "unos puntitos más" respecto a lo ya acordado.
Sucede que la mejora presupuestada, a inicios de 2010, era de un 17% promedio. Pero las últimas paritarias se están cerrando casi al doble de esa cifra.
Los ejecutivos son conscientes de las consecuencias que podría acarrear semejante desacople.
Por ello, anticipan un mayor descontento y desmotivación entre aquellos perfiles que son clave para el desarrollo del negocio.
Incluso, desde algunas firmas advierten una preocupante tendencia a la "sindicalización" por parte de algunos jefes y supervisores, que son los que posiblemente sufrirán con mayor fuerza los efectos del solapamiento. Relevamiento
Según se desprende de un relevamiento realizado recientemente por la consultora especializada Towers Watson -entre 250 compañías de primera línea y representativas de los distintos sectores de la economía–, esta ola de "barajar y dar de nuevo" cobra día a día mayor magnitud.
En efecto, el 50% de las firmas que ya había cerrado presupuesto en el arranque de 2010, ahora está negociando en promedio un 6% adicional (extra budget), para destinar esos fondos a calmar el descontento y achicar la brecha entre sindicalizados y personal fuera de convenio.
"Algunas industrias, como la de la alta tecnología, está peleando un adicional del 10%, porque es un sector que en 2009 fue golpeado por la crisis global. Por este motivo los salarios quedaron entre los menos competitivos del mercado", explica Marcela Angeli, directora del área de Capital Humano y Data Services de Towers Watson.
La experta en compensaciones está convencida de que muchas empresas van a conseguir la extensión del presupuesto y adelanta que la mejora que terminarán recibiendo los fuera de convenio, al final del año, rondará entre el 20 y 22 por ciento. Paritarias e inflación
Más allá del reclamo por las inequidades que genera la mayor brecha salarial, producto de la mejora lograda por los gremios en relación al staff no sindicalizado, el tema de la disparada inflacionaria es otro argumento esgrimido a la hora de elevar sus reclamos.
De acuerdo a Towers Watson, quienes elevan las peticiones para lograr el "extra budget" hacen hincapié en el aumento del costo de vida producto de la inflación real y evolución del mercado.
Días atrás, Daniel Artana, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), explicó que el país "estaba en un sendero de 20% de inflación anual y eso era consistente con aumentos salariales de entre un 20 y 25 por ciento".
"Pero –alertó- si empiezan a ponen incrementos de sueldos de entre 25 y 30%, habrá un poco más de inflación porque eso pega en los costos de las empresas."
El punto de inflexión, sin dudas, fue el anuncio del 35,2% de incremento remunerativo pactado por el sindicato y las empresas de la industria alimenticia.
La noticia abrió la puerta para que varios gremios que están negociando sus acuerdos en paritarias elevaran el "piso" de reclamo y, además, para que aquellos que ya habían pactado a comienzos de año solicitaran una reapertura para lograr un ajuste adicional.Se achata la pirámide salarialAsí logren obtener un alza del 22%, esta eventual mejora para directores, gerentes, jefes y supervisores quedará muy por debajo de la alcanzada por los sindicatos.
Esto provocará, inevitablemente, que la brecha se amplíe a entre un 8 y 10% y, tal como había adelantado iProfesional.com, desde Towers Watson aseguran que el efecto inmediato será el mayor solapamiento salarial entre jefes y subordinados. (Ver nota: Salarios: seis de cada diez empresas que ya dieron subas lo hicieron "a dedo")
Tal como muestra la infografía, el aumento más elevado -para personal fuera de convenio- se dio en el sector de entidades financieras. Al incluir al rubro tarjetas de créditos, el alza lograda es menor a la acordada por bancarios. La razón se encuentra en el alto grado de sindicalización (97%) que tiene este último.
A mayo, el promedio de incrementos otorgados por las empresas alcanzaba el 15,2 por ciento.
Y mientras un 56% de las compañías optó por dar ajustes selectivos (teniendo en cuenta el desempeño de cada integrante del personal), un 16% prefirió conceder una mejora general. En tanto, el 26% restante aplicó un incremento "mixto" (10% para toda la dotación y algunos puntos más sólo al personal que consideran clave para el desarrollo y evolución del negocio).
De cara a 2011, 30 de las 250 multinacionales relevadas por Towers Watson ya anticipan que las mejoras remunerativas volverán a rondar el 17% promedio.
La canasta ejecutiva, en alza
En definitiva, los porcentajes que las empresas manejan para el personal no sindicalizado están muy por debajo del avance de la inflación real.
De hecho, el precio de la canasta del profesional ejecutivo (CPE) se incrementó un 21% en un año (abril 2010- 2009), según el Centro de Economía Aplicada del CEMA.
Con estos números, el instituto anticipa que, "de consolidarse este ritmo mensual de aumentos, la tasa anualizada estaría en el orden del 27 y 30 por ciento."
Para los residentes en Capital Federal y el área metropolitana del Gran Buenos Aires, dicha canasta de bienes y servicios consumidos por este segmento de la población representó, en marzo, un gasto mensual de 17.200 pesos.
La inflación futura delinea los ajustes
Según señala Ernesto Kritz, economista y director de SEL Consultores, la negociación salarial de este año se lleva a cabo en un escenario donde, por una parte, las empresas se están recuperando bien de la recesión y, por otra, la inflación se está acelerando sensiblemente por sobre el nivel de la ronda de negociación previa.
Para Kritz, el aspecto tal vez más característico de los convenios que se están pactando, a diferencia de años previos, es que en la gran mayoría de los casos se negocia teniendo en cuenta la inflación futura y no la pasada.
"No hay casi antecedentes del predominio de este criterio, al menos desde la reanudación de las negociaciones colectivas", asegura el economista y experto en material laboral.
En cualquier caso, es claro que las expectativas inflacionarias, y por consiguiente de aumento de salarios, han ido in crescendo no sólo para los sindicatos sino también para las empresas.
A fines del año pasado, las compañías entrevistadas por SEL Consultores en la encuesta de clima de negocios, estimaban una inflación de 17% y un alza de salarios un punto más abajo.
En abril, la hipótesis de suba de precios creció a cerca de 23%. Esto es, 6 puntos más que cuatro meses atrás. El aumento previsto de salarios tuvo un deslizamiento similar.
Plazos más cortos
De acuerdo al informe de SEL, un aspecto relevante en un contexto de inflación como el actual es el cambio en la duración de los convenios.
Los cerrados hasta ahora, y las negociaciones en marcha, prevén una duración promedio de un año, no muy distinta de la usual.
Sin embargo, en una de cada tres se incluye una cláusula de revisión anticipada, en promedio a los siete meses, sujeta a la evolución de los precios al consumidor.
Al respecto, Kritz destaca que lo llamativo es que incorporan la posibilidad de acortamiento del contrato, un fenómeno típico de períodos inflacionarios.
Cecilia Novoa
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