Afirman que el ajuste en la Argentina será inevitable y afectará al tipo de cambio
El alto gasto público local desembocará en un ajuste del tipo de cambio, producto de la caída de los precios internacionales, de la sequía que golpea a la producción agrícola y de la caída de la recaudación.
Este cambio de variables afecta a los socios comerciales como Uruguay. Al país vecino le preocupa cómo repercutirá el ajuste macroeconómico que necesitará hacer la Argentina si bien sufrirá poco por la decisión de las autoridades regulatorias locales de obstaculizar las operaciones financieras orientadas a fugar capitales al vecino país.
Así lo afirmó el economista uruguayo Garbriel Oddone Paris, socio de la consultora CPA Ferrere y director adjunto del Centro de Investigaciones Económicas, ambos de Uruguay, en el seminario organizado este miércoles por el Centro de Estabilidad Financiera.
Según el experto, la resolución de la Comisión Nacional de Valores (CNV) "es una forma de trabar" la salida de capitales, pero señaló que "la demanda de dólares por parte de los argentinos existe" y entonces "simplemente encontrarán otros mecanismos" para retirar el dinero, "ya sea través de Uruguay o de otros mercados".
Según detalló Oddone Paris, entre el 80% y 90% de los servicios financieros que provee Uruguay tienen como destino a la Argentina, pero será "poca cosa" lo que repercuta en su economía que los agentes locales no puedan cerrar operaciones con jurisdicciones que figuren como paraíso fiscal o que no hayan suscripto convenios de intercambio informativo con Argentina, según determinó la CNV hace una semana.
Y confirmó lo dicho por las autoridades uruguayas, que el país vecino no firmará, por lo menos no voluntariamente, ningún memorando de entendimiento con los países de la región para proveer información tributaria, aunque recordó que hoy el sistema financiero uruguayo lo hace bajo dictamen judicial.
Uruguay sólo flexibilizaría su postura y levantaría el secreto bancario si, como consecuencia de la crisis internacional, las economías del mundo aplicaran represalias al país si no llevara adelante cambios regulatorios, mayores controles tributarios y de capitales, sostuvo el economista.Ajuste argentino
La "principal preocupación" en Uruguay, en cambio, es "cómo procesará Argentina el ajuste de los factores macroeconómicos que el país está postergando", dijo Oddone Paris.
El economista recordó que las estadísticas argentinas no son confiables, pero que dada la caída de los precios de los productos de exportación, estimó una descenso del PBI argentino del 2% este año.
El economista Ricardo Arriazu, quien delineó el panorama económico local, coincidió con la caída del producto, pero estimó que llegaría a un 3 por ciento.
El experto confirmó la preocupación uruguaya al afirmar que "el ajuste local es inevitable", dado que el nivel de gasto público sólo sostenible con un precio de la soja de u$s600, más aún teniendo en cuenta la prevista recesión de la economía. "Se hace bien o de manera violenta", afirmó Arriazu.
En este sentido, puntualizó el ajuste en el tipo de cambio. Explicó que, sin escenarios disruptivos, prevé un tipo de cambio promedio de $3,90 o un máximo de 4,10 pesos. Pero si el Banco Central necesitara utilizar las reservas para cubrir los depósitos por una fuerte huida de capitales y presiones en el sistema financiero, el valor del dólar que frenaría la corrida no podría pasar de $5 ("salvo grandes locuras").
Principales condicionantesLa sequía es uno de los factores que Arriazu mencionó como explicativo del pobre desempeño de la economía argentina. Calculó que este año dejará una cosecha de entre 64 y 67 millones de toneladas de granos, contra las 96 colectadas el año pasado.
"La caída de la producción se compensa con la suba de los precios", dijo, y estimó un valor de pérdida de cosecha de entre u$s14 y u$s16 mil millones. Además agregó que "no se podrán vender metales, autos a nuestros vecinos, lo que hará imposible que la Argentina pueda crecer este año, más allá de que el Gobierno sea muy creativo en el manejo de las estadísticas".
Pero ante este estado de situación, el economista dijo que el país no puede aplicar un impulso fiscal porque no creó un fondo anticíclico, carece de financiamiento externo y la recaudación crece apenas al 8 por ciento.
Y el impulso crediticio también está acotado porque "los bancos no quieren prestar y la gente compra dólares".
El experto contó que ante este panorama los argentinos se llevaron del sistema financiero u$s28 mil millones desde el año pasado, pero señaló que esa fuga no puede afectar al sistema como ocurrió en 2001 ("salvo errores garrafales") porque el dinero que se fue de los bancos en ese entonces no volvió y el crédito representa sólo el 12% del PBI.
Para 2010, Arriazu prevé que, sin salida de capitales, la economía crecerá 2,5% ayudada por un aumento de la producción de granos de 10 millones de toneladas y un precio promedio más alto, lo que dejará unos u$s5 mil millones más por la cosecha.
Pero anticipó un grave problema: para enfrentar vencimientos de deuda de u$s28 mil millones, sólo contará con u$s5 mil millones de superávit primario.El mundoArriazu cree que "las perspectivas del mundo están mejorando" y que "lo peor está pasando".
En este sentido, se apoyó en una cantidad de indicadores que muestran un cambio de tendencia en la caída de la actividad mundial, entre ellos que el PBI de EE.UU. sólo descendió 3,3% en el último trimestre, que su demanda interna pasó de caer 9,9 a 6,1 por ciento.
Calculó que las familias perdieron u$s11 billones de su patrimonio por el cambio de los precios relativos de los bienes que trajo la crisis, pero que se está "muy cerca del equilibrio". Y que esta crisis tiene forma de W, como la del '82, pero con "una caída del empleo más grande".
Para Arriazu, la nueva fuente de ahorro son los fondos de pensiones. "Alguien tiene que intermediar esos fondos y no pueden ser los bancos comerciales", sostuvo y agregó que el gran problema del futuro será el envejecimiento de la población.
En tanto, señaló que más que nuevas regulaciones que en 40 años las nuevas actividades dejarán obsoletas, los gobiernos deben plantearse cómo crear un nuevo sistema que aminore las crisis, un nuevo Bretton Woods.Impacto en UruguayLa actividad de los socios comerciales es vital para suavizar las consecuencias de la crisis mundial a través del comercio.
En el caso uruguayo, las exportaciones a Argentina explican el 10% de las ventas externas del país, muchas de las cuales se tratan de productos intrarrama de base industrial (autopartes, productos químicos para fabricar pinturas, medicamentos). Oddone Paris prevé que por el ajuste argentino, las ventas hacia nuestro país pueden caer por debajo del 10 por ciento.
Una caída de la actividad argentina repercute también, considerablemente, en el desempeño del sector turístico de Uruguay, cuya dependencia es del 50 por ciento. Los turistas argentinos le dejan unos u$s500 millones por año.
Sin embargo, a raíz de las consecuencias negativas que vivió en la crisis de 2001, el país vecino redujo considerablemente su exposición a "fenómenos de naturaleza complicada" con Argentina, según dijo Oddone Paris.
El turismo argentino era el 80% del total a fines de los '90 y el crédito que otorga su sistema financiero a los argentinos bajó del 20% a menos del 5 por ciento.
El experto uruguayo previó un escenario benigno externo para ese país y señaló que no espera "golpes adicionales salvo los de la región por la resolución de problemas macroeconómicos específicos".
El ciclo de la región anticipa entre uno y tres trimestres el ciclo uruguayo, según calculó. Así, adelantó una fuerte desaceleración de su economía a 0,7% de crecimiento.
Además, por una política monetaria contractiva, anticipó que el tipo de cambio caerá de los 24 pesos uruguayos actuales.Verónica Dalto
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