Tasa, dólar e inflación: el Gobierno quiere créditos baratos para paliar el ajuste e impulsar la economía
Fue otra jornada clave para Federico Sturzenegger como el mandamás del Banco Central. Sobre el final de la tarde de este martes, debía hacer pública su decisión sobre la tasa de interés.
¿Debía mantenerla sin cambios, para así evitar que los inversores vayan al dólar y que esto fogonee la inflación? ¿O, más bien, le convenía bajarla, para así darle un nuevo guiño al "ala política", que le pide una reducción del costo del dinero para que la economía pueda crecer un 3,5% en 2018?
Ante ese dilema, el banquero central convalidó un descenso de 28,75% a 27,24% para las Lebac a 35 días.
Vale una aclaración: la reducción de un punto y medio es en la comparación con la licitación del mes pasado, no respecto del circuito secundario, en el que inversores vienen operando con esa referencia desde hace varios días.
Este martes, el banquero central enfrentaba vencimientos de Lebac por la friolera de $400.000 millones:
- Con la tasa ofrecida, pudo renovar el 88,5% de ese total.
- El resto (para no convalidar un interés mayor) tuvo que cancelarlo en "cash". Es decir, debió "liberar" al mercado $45.000 millones.
Algunos pensaban que esa cifra iba a ser aún mayor, y por eso la lectura en la City porteña fue la de un Sturzenegger "airoso".
A la espera del resultado de la compulsa, el dólar saltó 14 centavos y se vendió a $19,19: el valor más alto de la última semana.
Otro dato llamativo de la licitación fue que la enorme mayoría de las Lebac se colocó en los tramos de más corto plazo:
- Las letras a 35 días acapararon el 67% de la licitación (en la adjudicación anterior había sido 63%)
- Las de hasta 91 días totalizaron el 91% del monto adjudicado.
La decisión de inversores de acortar plazos responde a una expectativa más conservadora: creen que el BCRA no tendrá demasiado margen para volver a bajar la tasa, incluso pese a las fuertes presiones del "ala política".
El motivo de este impedimento es claro: la necesidad imperiosa de contener una inflación que parece indomable. Tal es así que el dato de diciembre (3,1%) fue tan alto que sorprendió al mercado.
Para peor, el 2018 arrancó con nuevas alzas en naftas, peajes y telefonía celular, a las que luego se irán sumando el transporte, ABL, entre tantos otros rubros.
En medio de esta escalada inflacionaria, lo más probable es que el BCRA se tome su tiempo antes de convalidar un nuevo descenso de tasas.Carrera dólar-LebacUna de las preguntas que suele escucharse entre ahorristas es si conviene apostarle al dólar o a las Letras del Banco Central.
O, dicho de otro modo, cuánto debería subir el billete verde para empardar el rendimiento de los títulos.
Papel y lápiz en mano, la economista Nery Persichini hizo el ejercicio:
- Para igualar el rendimiento de la Lebac más cortas (que vencen el 21 de febrero), el tipo de cambio debería subir a $19,52 para esa fecha.
- Para las Lebac que concluyen el 21 de marzo, el precio de la divisa que emparda la ganancia es $19,91
- Para el plazo a 91 días, el billete verde debería escalar a $20,27El plan del GobiernoEl antecedente de lo ocurrido este martes es bastante cercano: la semana pasada, el Banco Central había dispuesto una leve reducción de la tasa de referencia del 28,75% al 28% anual (75 puntos básicos).
Para la City, sólo se trató de una "baja testimonial", al tiempo que desde el BCRA se mostraron categóricos respecto a la "cautela" y al "gradualismo" que iban a guiar sus decisiones.
Por eso mismo, la rebaja del martes acompañó lo determinado siete días atrás y que, además, ya había sido anticipada por el mercado.
El resultado de la licitación cierra una primera corrección de la política monetaria luego de que el Gobierno, en conjunto con el Banco Central, modificó la meta inflacionaria del 8%-12% original al 15%, para 2018.
Esta rebaja fue menor a la deseada en Casa Rosada. Fuentes oficiales con despacho en el primer piso de Balcarce 50, admiten a iProfesional, que la modificación "tiene gusto a poco", si bien se entusiasman con que marca el inicio de un camino descendente que puede profundizarse.
Sucede que el "ala política" apunta a un propósito claro: que la baja del costo del dinero funcione como un paliativo del ajuste fiscal que recae en los argentinos y pone en riesgo la meta de crecimiento.
En otras palabras, quiere que buena parte de lo que el ajuste le "quita" al crecimiento de la economía sea compensado por la vía de créditos a tasas más bajas.
¿Para qué? Precisamente para que esa inyección de dinero sea la que termine motorizando la actividad.
Esto es, ni más ni menos, lo que pasó el año pasado: el boom de préstamos (hipotecarios, personales, prendarios, a empresas) fue aquello que terminó favoreciendo el repunte económico.
Para Sturzenegger, el éxito se debió en gran parte a su política monetaria y a la aplicación del sistema UVA, que permite que miles de familias puedan calificar para solicitar financiamiento bancario.
La Jefatura de Gabinete quiere asegurarse el repunte de las líneas bancarias y por eso presiona al banquero central, aunque de modo solapado.
Los funcionarios se cuidan de no quedar entrampados en la discusión por la independencia del BCRA, luego de que ellos mismos hayan sido muy críticos en este sentido de la gestión kirchnerista.Apriete con timingEl trío conformado por Marcos Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui buscan que el apretón monetario no termine por ahogar la economía. Y es por eso que, asesorados por el economista Vladimir Werning, propiciaron la "recalibración" de la meta inflacionaria para 2018.
Sin embargo, son conscientes de que no pueden prestarse a jugar con fuego. En medio de los ajustes de tarifas y el alza del tipo de cambio (ocurrida tras la primera baja de la tasa) se tomarán su tiempo antes de salir a disputar el "segundo round" con el banquero central.
Justo antes de que comiencen las negociaciones paritarias, para el Gobierno sería un pésimo timing forzar una nueva reducción de la tasa que luego derive en una trepada adicional del dólar.
Desde la Rosada, uno de los funcionarios que sigue con suma atención el juego de poder entre el "ala política" y el BCRA afirma a iProfesional: "No vaya a ser que una suba simultánea dólar-tarifas impida que las paritarias funcionen como ancla para frenar la inflación".
"Y que, al final, una baja del tipo de interés, paradójicamente, termine resultando contractiva", completa.
Hay un concepto compartido por los funcionarios de la "mesa chica", sobre el que tienen pleno convencimiento: la actual tasa de referencia "sobra".
Micrófonos apagados, comparten la visión de que tendría que caer al 24% o 25% anual. Es decir, ubicarse unos 300 o 400 puntos básicos menos que la de hoy día.
En despachos oficiales aceptan que la inflación 2018 será más elevada que el 15% anunciado como nueva meta. Incluso, que podría elevarse hasta un 18% o 19% anual.
Claro que esto nadie lo aceptará ahora, en enero, cuando acaba de iniciarse el año y todavía restan por cerrar las paritarias.Cambio de modeloLa corrección bajista de la tasa se produjo en medio de una profunda revisión del "modelo económico M" impulsado por el Gobierno:
- Hasta hace poco, venía poniendo todas sus energías en lograr una abrupta desinflación de la economía.
- Pero, en un contexto en que el nivel de actividad ya corre serios riesgos de plancharse, la Casa Rosada optó por priorizar el crecimiento económico por sobre la inflación.
Esto marca un profundo cambio al que el Banco Central trata de amoldarse.
Está a la vista que la economía se encaminó hacia un nuevo equilibrio entre dólar y tipo de interés: algo más arriba el primero, un poco más abajo el segundo.
"Estamos frente a un nuevo mix de tres variables -dólar, tasas e inflación- que es mucho más sólido que el anterior", dice un funcionario de Hacienda a iProfesional.
"Este nuevo combo da como resultado tasas más bajas y un billete verde más arriba. Fue lo buscado y nos da una mayor tranquilidad", añade.
Sin embargo, no son pocas las voces que advierten sobre el peligro de que ambos planes puedan quedar a mitad de camino.
Es decir, que Sturzenegger no llegue a cumplir con la meta inflacionaria y que la "mesa chica" no logre un repunte del 3,5% del PBI, tal como está previsto para 2018.
El banquero central ya dejó en claro que será "menos duro" en su manejo de la política monetaria pero, siempre y cuando, compruebe que el índice de precios se encamina al 15% (de muy difícil cumplimiento).
Ahora, la gran pregunta es si volverán las tensiones entre el Sturzenegger y la Casa Rosada, luego de una baja en la tasa de interés que para el "ala política" sigue teniendo sabor a poco.