Sturzenegger, en la mira de todos: las tasas altas complican la economía y "su inflación" no se usa para subir salarios
El clásico saludo por la Navidad y los buenos deseos para el 2018 derivaron en un instante de solemnidad:
- "Te están criticando mucho, Fede, cada día más. ¿No te estás quedando solo en esta pelea?"
- "Y, en parte es lógico. Entiendo que no guste mi obstinación o que tome una postura tan rígida. Pero yo estoy convencido de lo que hago".
El diálogo entre uno de los consultores más influyentes de la City y el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, tuvo lugar hace pocos días, y este tramo de la conversación refleja cómo es el presente del banquero central en su cargo.
El fin de año lo encuentra en su momento de mayor fragilidad política desde que asumió el mando de la entidad, hace ya dos años.
En medio de las fuertes críticas, quien es para muchos el gran referente en temas económicos del presidente Macri cumplió los primeros 24 meses en su cargo. Seguramente, cuando asumió se imaginaba otro escenario, más benigno, para fines de 2017.
Lo "corren" desde todos lados, de afuera y de adentro del Gobierno. Los cuestionamientos a su accionar se multiplican desde el arco opositor, pero también las advertencias provienen de sus pares.Economistas cercanos a sus ideas salieron a juzgar con dureza su trabajo al frente del BCRA. Las opiniones del "mainstream" de la City se le volvieron decididamente en contra.
Ricardo López Murphy, Domingo Cavallo y Guillermo Calvo forman parte de la extensa lista conformada por quienes no comparten en nada la estrategia que aplica para domar la inflación, centrada principalmente en mantener por las nubes las tasas de interés.
Junto a esos tres referentes se anota Alfonso Prat Gay, quien critica su insistencia por mantener tan alto el costo del dinero, por las consecuencias negativas que genera en los créditos, el consumo y en la economía.
Hasta hace algunos meses, las críticas a Sturzenegger se pronunciaban por lo bajo. Si bien se acumulaban las dudas sobre su accionar, sus colegas preferían darle "la derecha" y confiar en la estrategia oficial.
Pero eso quedó de lado tras las elecciones de octubre, en concordancia con la seguidilla de retoques alcistas en la tasa de interés de referencia (Pases), que llegó hasta el 28,75% anual.
El descrédito a Sturzenegger se refleja claramente en la encuesta que mes a mes publica el propio BCRA: bancos y consultoras están proyectando una inflación muy por encima de las metas de la institución que se autoimpuso.
Los 56 consultados creen que el índice de precios promediará 16,6% en 2018, bastante lejos de la franja 8%-12% que estima el funcionario.
Sin formularlo como un reproche directo al trabajo de su colega, hasta el ministro Nicolás Dujovne mostró su discordancia.
Lo hizo al señalar que le parecía lógico que los próximos acuerdos por salarios contemplen una suba de esa misma magnitud (16,6%). Es decir, obvió la referencia indicada por Sturzenegger.
- "¿Qué me contás? Dujovne pide que las paritarias se cierren hasta un 60% por encima de la cifra que estás marcando como meta", le inquirió uno de los economistas que lo visita en forma regular.
- "A mí me parece que se excedió. Las negociaciones deberían adecuarse a la cifra que estoy señalando", respondió el banquero central.
Tal afirmación refleja la tensión que existe entre Sturzenegger y otros funcionarios (como el caso de Mario Quintana, entre otros). Incluso, con aquellos que solían respaldarlo, como Dujovne.
Los cuestionamientos dentro de los despachos oficiales vienen de hace meses. iProfesional ya dio cuenta de las críticas que, en reserva, bajan desde la Jefatura de Gabinete.
Por ahora, muchos prefieren mantener la cautela o fustigarlo cuando los micrófonos están apagados, para que no parezca una intromisión del poder político sobre la autoridad monetaria.
Pero lo cierto es que a Sturzenegger el tiempo le juega en contra. Tiene una carrera contrarreloj por bajar la inflación a una cifra cercana al 10% anual (2018), algo que casi nadie considera probable.
Su credibilidad frente al mercado está en juego.
Mientras él "chapea" mostrando que la bajó del 40% (2016) a un nivel cercano al 24% (2017), otros lo fustigan diciendo que ese descenso se hizo a un costo altísimo.
Sturzenegger no avala lo que afirman sus colegas, quienes sostienen que la "mano dura" que él aplica (crédito caro, política monetaria restrictiva) y las metas que se autoimpone no hacen otra cosa que poner en riesgo la actividad económica.
Alegan que es cierto que está creciendo el nivel de actividad, pero que también es verdad que podría hacerlo con más vigor si el costo del dinero fuese más bajo.
No es la única crítica que le formulan. Otra es la de estar fomentando la "timba" bursátil. Es decir, la llamada "bicicleta financiera" (o carry trade).
Pese a que el alza del billete verde que tuvo lugar en diciembre la desactivó, lo cierto es que en el año rindió cerca de un 12%.
Este mecanismo consiste en desarmar posiciones en dólares, adquirir Lebac (para aprovechar las altas tasas) y luego, con lo obtenido, recomprar más billetes verdes. Esta triangulación les posibilita a inversores aumentar sus patrimonios en "moneda dura".
Además, la "bicicleta" impacta fuerte en variables clave de la economía. Por ejemplo, achata el tipo de cambio, promueve el atraso y deteriora la competitividad.Macri, por ahora lo "banca"
Macri es el principal sostén político de Sturzenegger. Lo conoce bien por su tempranera militancia en filas del PRO.
Y le tiene confianza profesional desde ese entonces. El Presidente suele consultar a varios economistas sobre cómo ven el presente económico.
Incluso, se reúne con quienes ya dejaron la función pública, como Prat Gay y Melconian. Sin embargo, el mandatario guarda una consideración especial para con el banquero central.
Le reconoce méritos profesionales y elogia su audacia desde su labor al frente del Banco Ciudad, cuando Macri era jefe de Gobierno.
En el Gabinete nacional, las miradas hacia Sturzenegger son menos benevolentes. "Ya no se puede esperar más, es crucial que su plan empiece a dar resultados”, dice a iProfesional un miembro del equipo económico.
Su apuro tiene que ver con la proximidad de las paritarias. Si la inflación sigue muy por arriba de la pauta oficial, los gremios hasta reclamarán un porcentaje de suba superior al 16,6% pretendido por Dujovne.
Lo que está sucediendo marca todo un contraste con lo visto varios meses atrás, cuando la meta inflacionaria del BCRA era una novedad a la que el mercado le prestaba atención.
Al punto que constituía la referencia para analistas, empresarios, centrales obreras y hasta para formadores de opinión.
Sin ir tan lejos en el tiempo, esto también se observó en la última ronda de negociaciones por salarios, tanto en el sector privado como en el público.
Es cierto que en varios de esos acuerdos se terminó apelando a la "cláusula gatillo", mecanismo que le brinda a los gremios la garantía que reclaman de que los trabajadores no resignarán poder adquisitivo a lo largo del año.
Cuando se lo consulta, Sturzenegger pide paciencia. E indica que a la Argentina le llevará entre cuatro y cinco años lograr el índice inflacionario de un país "normal", en torno del 4%.
Mientras, aguarda que hacia abril o mayo de 2018 ese índice se sitúe por debajo del 1%. Una meta que, en su origen, el funcionario había pensando para finales de este 2017.
Evidentemente, eso no se dio. Y es la razón por la que ahora le pasan factura desde adentro y fuera del Gobierno.
Pero Sturzenegger aún se tiene fe: "La política monetaria dará resultados en el corto y en el mediano plazo", asegura cuando se lo indaga.
Diego Giacomini, consultor experto en el mundo de las finanzas, es uno de los tantos que no comparten ese optimismo.
"Si para 2018 no se modificaron los volúmenes de compra de dólares y de emisión de dinero, ¿por qué yo debería creer que la inflación va a ir hacia abajo?", se pregunta.
Incluso, hay quienes sostienen que para cumplir con sus proyecciones, Sturzenegger debería incrementar nuevamente las tasas de interés. Algo que el "ala política" del Gobierno no está dispuesto a tolerar.
Por eso mismo, el propio funcionario habría flexibilizado su visión sobre la tendencia inflacionaria. Desde Quantum Finanzas, consultora dirigida por el ex viceministro Daniel Marx, dan cuenta de un cambio.
"El BCRA comenzó a observar la reducción de la inflación núcleo en lugar del nivel general como indicador que utiliza de guía no excluyente para determinar la tasa de interés", expresan desde la firma.
"Al usar la inflación núcleo, se mitigan ruidos por variaciones de los precios regulados. De esa forma, no habría fuertes reacciones en las tasas ante las subas inflacionarias que no son recurrentes o provengan de correcciones de tarifas de servicios públicos".
De hecho, desde Quantum remarcan que la inflación núcleo experimenta variaciones menores a la general.
Según Marx, dado este reacomodamiento, no haría falta un nuevo retoque de tasas, "porque la real es del 13,1%, mientras que la inflación núcleo (anualizada) asciende al 15,2%".
Gabriel Zelpo, economista de la consultora Elypsis, completa el análisis: “El propio Sturzenegger manifestaba que con 4 puntos de tasa real iba a poder moderar la inflación".
"Es evidente que tuvo un mal diagnóstico sobre cómo se elimina la inercia, como también del impacto que genera la suba de las tarifas", señala Zelpo a iProfesional.
Ya jugado el último mes del año, con una inflación que algunas consultoras (como FIEL) apuntan por encima del 3%, las miradas estarán puestas en lo que suceda durante el primer trimestre del 2018.
Con un enero que estacionalmente es caliente y un febrero caldeado por un nuevo ajuste en las tarifas eléctricas, Sturzenegger tendrá un inicio de 2018 complicado.
La duda, en todo caso, refiere a cuál sería su reacción si los peores presagios de la City se cumplen. Y cuál será la actitud del ala política del Gobierno. Empezando por el mismísimo Presidente.