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Buenos Aires, sede de la OMC: Macri aprovecha la "vidriera" para relanzar agenda de apertura comercial

Buenos Aires, capital mundial de la OMC: Macri aprovecha la "vidriera" para relanzar agenda de apertura comercial
07/12/2017 - 11:52hs
Buenos Aires, sede de la OMC: Macri aprovecha la "vidriera" para relanzar agenda de apertura comercial

Este domingo, en el Centro de Exposiciones de Buenos Aires, el presidente Mauricio Macri tomará el micrófono y hablará ante altos funcionarios de 164 países. 

Será la apertura formal de la XI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), un evento que por primera vez tendrá como anfitrión a un país sudamericano.

La posibilidad de contar con más de 3.500 funcionarios de este grupo de naciones, todos reunidos en suelo porteño durante tres jornadas, es la coronación de uno de los grandes objetivos que el Presidente se propuso al inicio de su gestión. 

Y es, además, el inicio de la "carrera internacionalista" a la que apuesta el Gobierno y que se coronará dentro de once meses, más precisamente en noviembre del año próximo, cuando Buenos Aires albergue a la Cumbre del G20.

Para entender qué se debatirá en este encuentro, es necesario saber que la OMC es el órgano que dicta y regula las principales reglas del comercio internacional, fijando pautas aduaneras y arancelarias e imponiendo castigos a aquellos países que incumplen con las normativas. 

De hecho, para la Argentina, la OMC fue un escenario clave en las últimas grandes disputas comerciales: fue este organismo el que falló a favor del país en la causa por las trabas al ingreso de limones y carne al mercado de Estados Unidos y el que aceptó el pedido para suprimir los aranceles antidúmping que impuso en su momento la Unión Europea al biodiésel nacional. 

Ahora, en esta cumbre que está por arrancar en la Argentina, se profundizará el debate sobre temas vinculados con los subsidios a la agricultura y la pesca y la reglamentación del comercio electrónico internacional, con gigantes como Facebook o Google, que presionan para fijar sus propias reglas de juego.   

Estas reuniones ministeriales son la "cantera" de ideas y proyectos que pueden ser adoptados por la OMC y luego ser aplicados a nivel internacional. 

Para el macrismo, este encuentro tiene un valor significativamente particular. Más allá de la agenda oficial, donde habrá más diálogos y debates que definiciones, interesa la “cumbre paralela”. Es decir, todo lo que se tejerá alrededor del microclima que genera este evento. 

Como anfitrión, el gobierno de Macri buscará posicionarse ante el mundo como defensor del libre comercio, en momentos en que el mandatario estadounidense, Donald Trump, lleva aplicadas más de 70 medidas proteccionistas contra productos europeos, chinos y hasta argentinos, como sucedió con el biodiésel.  

En una clara alusión a estas prácticas contra el libre comercio y al rol que puede tener una conferencia ministerial como la de Buenos Aires, el propio canciller Faurie afirmó que "hay países que creen que es mejor aislarse, pero nosotros consideramos que hay que apostar al diálogo". 

Incluso, hizo un llamado a los empresarios argentinos a ser "más flexibles y no cerrarse al cambio". 

El acuerdo más buscado

lejos de quedar en una mera expresión de deseos, el encuentro de la OMC será un escenario crucial para intentar avanzar con la negociación más ambiciosa en la historia de la Argentina en materia de negocios internacionales: el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur

Se trata de un pacto trascendente, no exento de polémicas, dado que es sumamente resistido por algunas cámaras empresarias y sindicatos, que advierten que el Viejo Continente busca un mejor acceso para sus productos con alto valor agregado, lo que pondría en riesgo a la industria nacional. 

Todos los funcionarios del Gabinete y, desde ya, el propio Macri, vienen insistiendo con que el objetivo es alcanzar un compromiso antes de fin de año, para luego sí avanzar con la negociación más fina. 

La realidad es que el cronómetro está corriendo y, para cuando se lance formalmente la cumbre, entonces quedarán menos de 20 días para poder cerrar el tratado de libre comercio que marcará el futuro de la región.

Según pudo saber iProfesional, si hay algo que le quita el sueño al Gobierno es poder brindar algún tipo de anuncio, justo cuando Buenos Aires pasará a convertirse en el "epicentro" económico del mundo.

"El objetivo es dialogar y avanzar lo más posible con el acuerdo entre los dos bloques. Sería muy positivo poder comunicar algo justo cuando el mundo esté mirando hacia la Argentina, aunque todavía hay una sumatoria de detalles por resolver", se sincera una fuente que participa en la arquitectura de la cumbre.

De hecho, una de las funcionarias que viajará a Buenos Aires el fin de semana es Cecilia Malmström, comisaria de Comercio por la Unión Europea.

Su presencia coincidirá con la de Marcos Pereira, ministro de Industria, Comercio Exterior y Servicios de Brasil

Hay un pequeño detalle: existe una puja interna en la UE por los aranceles agrícolas. Y esto podría demorar cualquier consenso. 

De no concretarse, la segunda instancia podría tener lugar el 21 de diciembre en Brasilia, en el marco del encuentro del Mercosur. Si no, quedaría para el primer trimestre del año próximo. 

Pese a los paños fríos que ahora están poniendo los negociadores europeos, este miércoles fue el propio ministro de Producción, Francisco Cabrera, quien reiteró que espera que el pacto entre bloques finalmente esté firmado antes de fin de año.

Según el funcionario, será estratégico "para impulsar la economía" argentina, dado que significará la unión de dos bloques que suman más de 770 millones de habitantes

Elizondo afirma que "en una cumbre como esta hay distintas agendas: está la formal y la paralela. En la primera está la discusión de todos los temas para los cuales fue convocada, como los subsidios a la pesca o el marco regulatorio del comercio electrónico. En la segunda, que no forma parte del programa, claramente está el tema del acuerdo Mercosur-Unión Europea". 

Un pacto, muchas polémicasDesde la vereda del Gobierno, Cabrera defiende este pacto porque "es una oportunidad para que se puedan vender más productos a la UE" y para incrementar las inversiones en el país. 

Un informe presentado por Producción, junto con Agroindustria y la Cancillería, plantea que, para 2025, la Argentina podrá exportar principalmente alimentos por u$s113.560 millones, un 63% más que en 2015. 

Pero, como contrapartida, registrará importaciones por u$s114.580 millones, con un salto estimado del 51% en una década.

La preocupación, para diversas cámaras y gremios, como la CGT y la CTA, es que la Argentina mantiene actualmente un déficit industrial de u$s10.000 millones anuales con los países de la UE. 

Y lo que están exigiendo las autoridades de ese bloque es acelerar de manera mucho más agresiva la desgravación arancelaria: mientras que el Mercosur plantea un cronograma paulatino a 15 años, desde el Viejo Mundo contraofertan un plan que no supere la década.

"Puede ser un desacierto que, en momentos donde el comercio global se caracteriza por países como Estados Unidos cuidando su mercado de trabajo, se trate de avanzar en un acuerdo donde nuestra industria tiene poco por ganar", plantea Ariel Schale, director ejecutivo de Fundación ProTejer. 

"Nos preocupa lo que estamos viendo. En términos de criterio de pre negociación, puede ser el TLC con mayores desequilibrios de la historia reciente, desde que existe la multilateralidad", agrega. 

El experto plantea que, incluso para el sector agropecuario, el pacto podría ser desventajoso para la región: "La UE pretende entregar a todo el Mercosur un cupo de apenas 70.000 toneladas de carne, cuando entre 2004 y 2005, en el marco de la Ronda de Doha de la OMC, sólo la Argentina llegó a negociar un acceso preferencial para 300.000 toneladas, hasta que la negociación cayó en 2008". 

En este contexto, el diputado y ex ministro de Economía, Axel Kicillof, tildó al acuerdo de "escandaloso" por todas las concesiones que se le darán a la UE. 

Según el legislador, los aranceles bajarán a cero para el 90% de los productos importados, como vehículos, autopartes, químicos, autopartes, medicamentos y máquinas. 

Claro que no es el único frente con el que avanza el macrismo. La Argentina está buscando firmar un TLC con México. En paralelo, acaba de ampliar el acuerdo que tenía con Chile y avanza con negociaciones comerciales con Canadá, Australia, Corea del Sur y Japón, entre otros mercados. 

Desde la Agencia de Inversiones señalan a iProfesional que "esta estrategia y el hecho de ser sede de esta cumbre de la OMC ayudan a volver a poner a la Argentina en el mapa. Todo esto será clave para impulsar inversiones y desarrollar nuestras exportaciones". 

Elizondo coincide: "Un componente fundamental para abrir mercados internacionales o captar nuevos proyectos es el clima de negocios. Y la posibilidad de tener a funcionarios y altos directivos en un mismo lugar, durante varios días, es una buena oportunidad". 

Schale, en cambio, plantea que "la agenda de la OMC está quedando completamente relegada desde el momento en que su principal integrante, que es Estados Unidos, en pocos meses lleva aplicadas 77 medidas antidúmping para proteger su propia industria, incluyendo una contra la Argentina por el biodiesel". 

A propósito de este tema, los expertos plantean que, por más que se trate de una cumbre del máximo organismo del comercio internacional, no será el ámbito para tratar la aplicación por parte de Washington de un arancel del 72% al combustible verde nacional por supuestas prácticas deseales y que hicieron caer un negocio de más de u$s1.000 millones. 

“Pero los pasillos servirán seguramente para dialogar sobre el tema. Las relaciones personales influyen mucho más de lo que se piensa en el comercio internacional”, plantea Elizondo. 

Así, la cumbre de la OMC ayudará a poner nuevamente a la Argentina en la vidriera mundial. Los resultados que salgan por el “canal oficial” no hacen prever un cambio en el curso de la economía, al menos en el corto plazo. 

Pero los acuerdos que se irán tejiendo en la otra, la "paralela" sí podrán tener un impacto que, por lo pronto, anticipan fuertes tensiones entre el Gobierno, gremios e industrias.