Recta final: Fonterra apronta lapicera para entrar a SanCor y tamberos respiran
Todo listo. La firma del acuerdo, señalan en el entorno de uno de los emblemas del cooperativismo en la Argentina, no pasará de esta semana.
Finalmente, las partes se pusieron de acuerdo y la neozelandesa Fonterra será la nueva socia de SanCor, que no perderá su condición de unión de tamberos y seguirá al frente de los 15 complejos industriales que hoy administra a lo largo del país.
Entre los proveedores, la novedad es seguida de cerca con mucho alivio, porque supone la normalización de una cadena productiva que en los últimos años estuvo afectada por las urgencias financieras.
Ahora, el pacto entre ambas compañías revive la idea de volver a disputarle mercado a La Serenísima.
En concreto, Fonterra aportará hasta u$s700 millones para disminuir el rojo financiero de la firma con sede en Sunchales, provincia de Santa Fe y, a cambio, pasará a controlar la actividad en las plantas de Chivilcoy, San Guillermo, Morteros, Balnearia y la mencionada Sunchales.
Entre las condiciones fijadas por la neozelandesa para avanzar con la asociación se destaca el pedido de venta de las plantas de Brinkman, Coronel Charlone y Moldes, ubicadas en las provincias de Buenos Aires y Córdoba, respectivamente.
Para la compañía, las instalaciones en cuestión -paralizadas desde principios de año- son las que más contribuyen al déficit de SanCor, por lo que sus técnicos aconsejan avanzar con sucesivas ventas una vez se oficialice el acuerdo.
En paralelo, la unión de cooperativas también completará el traspaso de su planta quesera de Centeno, en Santa Fe, a la firma La Tarantela.
Según pudo saber iProfesional, el acuerdo que se oficializará en las próximas horas también incluye un plan para la recompra de la línea de flanes, yogures y postres, que SanCor le vendió a Vicentín en u$s100 millones hace casi un año y medio.
"Lo que sabemos es que Fonterra ya hizo el arreglo con SanCor", admitió Marcelo Aimaro, secretario de Meprolsafe (Mesa de productores lecheros de Santa Fe).
Un antecedente con final poco feliz
Más allá del salvavidas que representa la irrupción de Fonterra en SanCor, no faltan opiniones críticas respecto de lo que podría ser el desempeño de la firma de Nueva Zelanda en el mercado argentino.
"En su país es una maravilla, pero fuera de él ha sido muy observada. En Chile, por ejemplo, enfrenta cuestionamientos por abuso de posición dominante", dijo a iProfesional Manuel Ocampo, referente de la Asociación de Productores de Leche (APL).
En su visión, es cierto que la empresa representa una salida para la láctea local, pero también es verdad que sus antecedentes en la Argentina no son los más favorables.
El comentario de este especialista guarda relación directa con el vínculo que Fonterra y la misma SanCor sostuvieron hace más de una década.
En diciembre de 2004, ambas empresas cerraron un acuerdo por el cual la primera pasó a controlar todas las exportaciones de la firma argentina.
"Como tiene presencia en más de 100 países, Fonterra consigue mejores precios, mientras que la cooperativa tiene que pelear cada valor, caso por caso", argumentaron en ese momento los socios de la empresa local que alentaron aquel pacto.
Además de Fonterra y SanCor, la sociedad rubricada también incluyó a Nestlé. El objetivo estratégico de esa alianza era bien claro: minarle mercado a Danone, que ya en ese entonces marcaba los tiempos de la esta actividad en toda la región, gracias a su vínculo con La Serenísima.
Sin embargo, después de cinco años de haberse sellado, el acuerdo fracasó. Según los estados contables de la propia SanCor, esa alianza "incurrió en pérdidas significativas desde el inicio de sus operaciones".
A poco de haberse disuelto la sociedad, SanCor llegó a perder hasta $10 millones mensuales, producto de los malos manejos.
Entre los socios de la unión de cooperativas prevaleció la idea de que el negocio no funcionó por la desidia por parte de Fonterra y por tener el foco puesto únicamente en complicar a Danone.
En otras palabras, por la falta de un interés genuino hacia el desarrollo de la compañía nacional, precisamente con la que ahora negocia su compra.
"Fonterra es muy conocida por cómo fueron las cosas con SanCor hace unos años", sostuvo Daniel Villulla, gerente de Caprolecoba, la cámara que nuclea a los productores de leche del oeste de la provincia de Buenos Aires.
"Muchos creen que, como la neozelandesa también es una unión de cooperativas, la situación no cambiará demasiado. Pero se equivocan: en Oceanía, la concepción de lo que significa una cooperativa es muy diferente de la que conocemos en Argentina", agregó el ejecutivo de Caprolecoba.
Incluso, el directivo remarcó que el desembarco de la compañía representa un claro desafío para el resto de las empresas de capitales nacionales que operan en el sector lácteo, como La Serenísima.
"El objetivo de Fonterra es hacerse fuerte en todos los mercados a los que apuesta", apuntó Villulla.
Más allá del impacto en la competencia, lo crucial para SanCor es que le garantiza su supervivencia.
"Fonterra cuenta con la espalda suficiente como para enfrentar los desafíos y sacar a flote a una marca que está hoy muy complicada", remarcó.
Radiografía de un gigante
Integrada por más de 10.500 productores, Fonterra surgió de la fusión entre el New Zealand Dairy Board (a cargo de las exportaciones lácteas de esa nación) y las dos principales cooperativas lecheras de ese país.
Hoy día, ocupa el primer lugar como exportadora mundial de leche y el cuarto en términos de producción.
Su peso en la economía neozelandesa es tal que sus ventas representan el 25% de los envíos al exterior.
Además, genera alrededor de 22.000 millones de litros de leche por año con una dotación de apenas 12.000 empleados.
A modo comparativo, el sector lácteo argentino, en su conjunto, produce la mitad de esa cantidad. El problema es que no lo hace con 6.000 trabajadores (como daría el proporcional), sino con una cifra casi seis veces superior: 35.000.
Con presencia en más de 140 países, se estima que los productos de Fonterra llegan a casi 1.000 millones de personas. En las regiones de Nueva Zelanda en las que opera, aporta a razón de u$s8.000 millones anuales.
Su cadena de abastecimiento comprende unos 1.100 productores con sus respectivas estructuras de tambos.
A nivel regional, Fonterra posee en Chile casi el 100% de las acciones de Soprole, líder en el rubro. En Brasil, y en sociedad con Nestlé, procesa unos 3.000 millones de litros por año.
La firma también encabeza las ventas en Australia, Sri Lanka y Malasia.
China aparece como su mayor apuesta en estos últimos años, donde dispone de una red de distribución que le garantiza presencia en más de 13.000 puntos de venta.
En paralelo, tiene en funcionamiento dos centros de elaboración que dan empleo a 1.500 personas, y su rango de producción asciende a los 600 millones de litros en esa zona del mundo.
La actualidad de SanCor viene a ser la contracara del desempeño comercial que hoy exhibe Fonterra.
Por estos días, la firma local apenas supera el millón de litros de leche recolectados por día, pese a que su capacidad de procesamiento es cuatro veces superior.
Por eso, gracias al inminente acuerdo, hoy respiran los tamberos que abastecen a la firma nacional. La apuesta, una vez sellado, es volver a recuperar share y poder pelearle cada punto de mercado a La Serenísima.