Aplausos en público, críticas en privado: "Lado B" del plan Sturzenegger para bajar la inflación al 10%
A la hora de los discursos, sobran los elogios y ensordecen los aplausos. Después de todo, Federico Sturzenegger está cumpliendo con el objetivo de bajar la inflación.
Ha resistido a "cara de perro" las presiones para bajar las tasas de interés y, con los números a la vista, puede jactarse de que haberlas mantenido bien arriba no fue un obstáculo para que la economía pudiera retomar el crecimiento.
El último dato sobre el nivel de actividad dio cuenta de un alza del 4,9%, la quinta consecutiva según el indicador EMAE.
Sin embargo, en las charlas de pasillo, los economistas que "bancan" en público al presidente del Banco Central dejan entrever algunas críticas.
Una de ellas es su empecinamiento en fijar metas de inflación imposibles de cumplir. Sucedió este año, cuando estableció un techo de 17%. Volverá a ocurrir el que viene, ya que difícilmente logre el nuevo techo del 12%.
Al menos esa fue la sensación del diálogo que iProfesional mantuvo con varios economistas y ejecutivos de entidades financieras que se dieron cita en las Jornadas Monetarias y Bancarias 2017.
Fue el segundo encuentro más importante de Sturzenegger con este sector desde que asumió en el BCRA, allá por diciembre del 2015.
Del evento participaron banqueros centrales de otras naciones como España, Irlanda, Paraguay y Perú, entre otras.
En la previa del encuentro la expectativa era tal que el número de concurrentes superó la capacidad del salón previsto para el convite.
A los analistas locales y allegados del exterior se sumaron empresarios de la talla de Eduardo Elsztain, presidente de Cresud e IRSA; ejecutivos de los principales bancos públicos y privados del país y también ex ministros, como José Luis Machinea o Ricardo López Murphy.
En las conversaciones con este medio, importantes referentes del sector mostraron su apoyo al plan económico y dieron cuenta de su optimismo en cuanto a la hoja de ruta trazada por Macri para lograr un crecimiento perdurable.
Reducir el déficit estatal, sumar inversiones y mejorar la competitividad (bajando impuestos) fueron temas planteados más bien como desafíos, de cara a lo que viene, y no tanto como críticas por no haber sido resueltos.
Luis Linde, del Banco de España, fue uno de los que respaldó la gestión de Sturzenegger: "Incumplir las metas de inflación no es algo que comprometa al Banco Central. Lo importante es fijar un objetivo y tratar de acercarse lo que más se pueda".
Carlos Fernández Valdovinos, del Banco Central de Paraguay, coincidió: "Es lógico que haya desvíos, algo de esto ya se vio en Chile".
En la vereda de los analistas locales, Martín Redrado, ex presidente del Banco Central (2004 y 2010) afirmó a iProfesional: "Veo muy buenas perspectivas. Ahora, el Gobierno tiene que consolidar lo hecho a partir de un programa de crecimiento sustentable".
Daniel Marx, otro ex director del BCRA (presidencia de Alfonsín), también se mostró optimista, aunque puso reparos en el déficit fiscal: "Hay que seguir su evolución de cerca. Es como la luz amarilla de un semáforo que puede cambiar hacia un lado u otro".
En cuanto al crecimiento del país, indicó a iProfesional que el Gobierno tiene que crear las condiciones para que perdure en el tiempo.
"Hoy día, en gran medida está basado en la expansión de una demanda que está financiada por el ingresos de capitales", expresó.
Metas cuestionadas
Claramente, el punto más discordante con la política oficial es la fijación de tasas muy altas que le restan potencia al repunte de la economía.
Más allá del gran apoyo que cosecha Sturzenegger, lo que se le cuestiona es su "gran ambición" a la hora de fijar metas de inflación tan bajas, que lo llevan a mantener muy alto el costo del dinero.
"No es gratis, se paga con menos crecimiento", aseguró el ejecutivo de un banco de primera línea.
En dialogo con este medio recordó: "Cuando definió las primera metas, lo hizo sin tener presente que a los pocos meses iba a venir el tarifazo. Lejos de adecuarlas, las mantuvo. Y esto el país lo pagó con recesión".
En lo que respecta al año en curso, prevé un índice de entre 22% y 23%, en línea con el consenso de los economistas, frente a un "techo" del 17% fijado por el titular del Banco Central.
Además, se mostró crítico con la repetición de lo que él considera un error: "Fijar una inflación de entre 8% y 12% para 2018 se pagará con altas tasas, alto costo del dinero, crédito caro y consumo sin despegue".
Quien dialogó "en on" con iProfesional fue el ex ministro de Economía José Luis Machinea: "Creo que, de vuelta, es muy ambiciosa esa meta. Le será muy difícil llegar al 10% promedio de inflación".
"Me parece que hubiese sido más sano y realista subir ese rango unos cuatro o cinco puntos, de modo tal que promedie el 15%", dijo.
Precisamente, esos cuatro o cinco puntos es la brecha que va a separar la inflación real del 2017 de la meta prevista por Sturzenegger.
Redrado, en tanto, se mostró partidario a tomar una mayor cobertura. Ante la consulta de cuál será el "número mágico", indicó que ve un índice de precios del 17,5% anual para el próximo período.
A las objeciones de Machinea y Redrado se le sumaron las de Marx, que van más por el lado de la discordancia entre funcionarios.
"Es un tema de coordinación de economía, que de por sí no es fácil. Creo que correspondería que se involucren a otros actores y que no sólo sea el BCRA el que tenga la iniciativa", afirmó.
Acto seguido, ensayó una defensa para el titular del Central: "Si no se hubiese autoimpuesto una meta tan ambiciosa para este año, el resultado hubiese sido peor".
El peligro de usar sólo la tasa
Compartiendo lo dicho por Marx, Redrado expresó que no debe recaer en Sturzenegger todas las miradas y la responsabilidad ante un desvío de la inflación.
También indicó que es una visión simplista ver en las tasas (altas) la única herramienta para domar al índice de precios.
"Deben ayudar otras variables que maneja el Gobierno, como reducir el gasto público. Deben revisarse las políticas de ingreso, salarios, todo debe converger en el mismo objetivo", complementó.
Sus dichos van en línea con los de un prestigioso economista quien, días atrás, –en el marco de la 50° Jornada Internacional de Finanzas Públicas- se refirió a este tema.
Guillermo Calvo, que anticipó el "efecto Tequila" en los '90, consideró que bajar la inflación apelando sólo al manejo de tasas no es un método que resulte efectivo.
Señaló además que tener un sistema de control inflacionario basado en los tipos de interés requiere estar preparado para intervenir en el mercado cambiario.
Insistió en que la tasa no es un ancla; es un precio relativo por lo que no fija los precios absolutos.
Recordó que usar esa política de contención de la inflación ya fracasó en la región, como en los '80 en Brasil.
"Es peligroso usar la tasa en los emergentes; y en los avanzados demostró que tampoco sirvió; hay que mirarla con desconfianza", afirmó Calvo.
En su visión, "hay que contar con dos anclas, intervenir en el mercado de divisas, comprar y vender reservas, eso es lo que hacen los emergentes".
"La ventaja de esto es que no se está tan esclavizado. Creo que esa es la política del Central, usar la tasa como un indicador, pero si el sistema no lo respeta, interviene; debe hacerlo explícito", concluyó.
El que se quemó con tasas…
La discusión sobre las metas de inflación volvió a "picar alto" luego de que el BCRA, días atrás, ratificara una meta anual (17%) que el mercado ve unos cinco puntos por debajo de la realidad.
Luego de confirmar la tasa de interés de referencia en 26,25%, indicó que la dejará alta "para asegurar que el proceso de desinflación continúe hacia su objetivo de entre 8% y 10% para 2018".
En este sentido, Sturzenegger adelantó que buscará acercarse al 1% promedio mensual para lo que resta del 2017. Así, dejó en claro que las tasas de interés seguirán altas por un tiempo.
Señaló que en los últimos cuatro meses la inflación promedió 1,4% por mes, cifra similar a la del último trimestre de 2016, tras la aceleración ocurrida entre marzo y abril.
Sturzenegger fue sincero al recordar aquella vez en la que -confiado en que ya había "domado" al índice de precios- tomó la decisión de bajar la tasa.
"Ese relajamiento fue excesivo e hizo que volviera a acelerarse la inflación", precisó.
Como quien aprende de sus errores, el titular del BCRA anticipó que tendrá que nutrirse de muchos indicadores económicos que le aseguren que el camino está allanado para avanzar en una reducción del tipo de interés que no tenga impacto en la inflación.
Claro que para transitar ese sendero necesita el espaldarazo del "número uno", que confíe en él pese a las críticas de los economistas. En este sentido está tranquilo, sabe que Macri "lo banca".