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Mal arranque de la campaña electoral para el macrismo: el "efecto Correo" ya le pasa facturas polí­ticas

Mal arranque de la campaña electoral para el macrismo: el "efecto Correo" ya le pasa facturas polí­ticas
20/02/2017 - 12:04hs

Mauricio Macri no tuvo dudas sobre cómo interpretar el "affaire Correo": en su conferencia de prensa, lo atribuyó a un temprano inicio de la campaña electoral para las legislativas de octubre.

Y dejó en claro que también su reacción estuvo dentro de esa tónica: el anuncio de la "vuelta a fojas cero" dejó la evidencia de que la "mesa chica" macrista quería encontrar una forma rápida de cortar la crisis y evitar chispazos con los socios de la coalición Cambiemos.

A esta altura, hasta los más fanáticos partidarios del Pro admiten que el manejo de la negociación de la deuda del Correo -tanto antes como después de que tomara estado público- ha sido el peor error político desde que arrancó la gestión macrista.

No porque el tema no se vaya a solucionar en la Justicia, sino porque le dio un regalo insólito a la oposición: permitió instalar la mancha de la sospecha justo en un gobierno que había hecho una bandera de la honestidad y transparencia en la gestión pública.

No sólo quedó en duda si el acuerdo sobre la deuda fue perjudicial para el Estado, nada menos que ante una empresa del Grupo Macri, sino que el tema resultó agravado por el secretismo con el que se manejó la negociación y por los fallos en la comunicación posterior, cuando "la escandalosa condonación de $70.000 millones" ya ocupaba el centro de la agenda política.

La confirmación máxima de estos errores fue dada por el propio Macri, al reconocer problemas en el manejo del tema y mandar todo "a fojas cero".

El objetivo del Gobierno fue dar un corte de raíz a la controversia, que escalaba de forma alarmante. La intervención del Presidente parece haberlo logrado pero sólo en parte.

Básicamente porque el tema no desaparecerá del debate político. Ahora la duda pasa por saber cuánto impacto tendrá en términos electorales.

En los próximos días, el deporte al que se entregarán con más entusiasmo los analistas y asesores de campaña de todos los sectores será el estudio de las encuestas para ver qué decodificó la opinión pública sobre el "affaire Correo" y qué tan factible es que sea utilizado en la campaña para las legislativas.

¿Sólo un refuerzo para los convencidos?

Como siempre, están los que especulan con que en la Argentina un semestre es muchísimo tiempo y que antes de las votaciones primarias de agosto el tema quedará sepultado por otras noticias.

También están los que creen que este tipo de noticias sólo sirve para reforzar las opiniones previas, tanto de los partidarios como de los adversarios. El "gurú" Jaime Durán Barba es uno de los mayores defensores de esta tesis.

En un reciente encuentro con intendentes bonaerenses de Cambiemos, puso ese pensamiento en cifras: un 30% del electorado defenderá al macrismo en cualquier circunstancia, otro 30% no lo votará "ni aunque pavimentemos la provincia de oro", y queda el otro 40% como sector que inclinará la balanza.

Un sector que, según Durán Barba, siente que la situación económica no ha mejorado en la medida en que se esperaba y al que hay que conquistar con "sensaciones, no palabras".

Pero el asesor estrella está lejos de minimizar el caso Correo. Por más que no le asigne mucha relevancia desde lo electoral, su recomendación fue que Macri se expusiera personalmente a hablar en público del tema. Y pasar a otra cosa.

Entre los politólogos, la visión es similar a la de los casos de corrupción que salpicaron al kirchnerismo: creen que su impacto varía según la situación económica.

En una entrevista, Rosendo Fraga dijo que las encuestas demuestran cómo, en un contexto de bonanza, se revela cierta "tolerancia" hacia las denuncias de actos irregulares en la gestión. Sin embargo, cuando caen el salario, el consumo y el empleo, cada noticia de ese tipo refuerza el malhumor social.

El analista considera que el "error de cálculo político" del Gobierno llevó a minimizar el impacto de una noticia que creció como una bola de nieve hasta instalar en la población la idea de que hubo un beneficio para el grupo Macri por una cifra milmillonaria.

Al propio Marcos Peña, jefe de Gabinete, no le quedó más remedio que admitir cierta "ingenuidad" en el abordaje del tema.

Fue algo que quedó bastante claro en la errática estrategia de comunicación. Por casos menores a este, antes se había decidido cortar el tema de inmediato a través de comunicados oficiales o conferencias de prensa que erradicaran de raíz cualquier posible crisis.

Pero esta vez se dejó armar esa bola de nieve a la que hizo referencia Fraga, de forma tal que empezaron a hablar funcionarios técnicos de segunda línea, luego Aguad, luego Peña y finalmente el Presidente. 

Por lo pronto, los costos políticos quedaron en evidencia: ya el primer día, Macri vio opacado su anuncio del Proyecto Patagonia, que esperaba tuviera un impacto similar al Plan Belgrano en el Norte.

Que el tema será utilizado con fines electorales es algo que ya no resiste dudas. Todavía sin números de encuestas en la mano, los dirigentes opositores dejaron en claro su visión sobre el asunto: están dispuestos a que el "affaire Correo" sea un tema central en la próxima campaña.

De hecho, fue cubierto ampliamente por medios afines al kirchnerismo, ha ocupado horas de debate parlamentario y hasta disparó un intento de interpelación a Aguad y al mismísimo Mauricio Macri.

En definitiva, no parece muy viable que la oposición sea quien le tienda una mano al Gobierno para dar por cerrado el tema. Ya el titular de la Auditoría, el peronista Oscar Lamberto, advirtió que no estaba dispuesto a cumplir el rol de "empleado de Peña".

Todo indica que, para el kirchnerismo, el caso Correo es una especie de bálsamo. Por lo pronto, tuvo el impacto de minimizar la escalada de denuncias mediáticas vinculadas a las escuchas telefónicas de Oscar Parrilli.

Y, acaso más importante, puede afectar uno de los principales ejes estratégicos del macrismo, en la medida en que las desventuras judiciales de Cristina Kirchner dejan de ser un arma electoral.

La estrategia kirchnerista, hasta ahora, parece clara: equiparar esas causas con la imputación judicial que ahora pesa sobre Macri.

No por casualidad, el argumento K preferido consiste en comparar cuántos "bolsos de López" se necesitan para igualar la cifra de la "deuda condonada" a Franco Macri. El mensaje para los aliados

La realidad es que, aun cuando el tema se resuelva con una nueva negociación entre el Estado y el Correo, y aun cuando ese acuerdo sea avalado por la oposición, tampoco el Gobierno se liberará de un costo político.

Porque parece claro que el acuerdo al que se llegue será mejor para el Estado que lo que ya se firmó en secreto. Por lo que siempre le quedará a la oposición el argumento de que, si no fuera por su denuncia, habría pasado en las sombras una negociación ruinosa.

En medio de este revés político, hay acaso un único motivo de alivio para el Gobierno: Elisa Carrió se alineó con la postura oficial. Es sabido que cuando la combativa diputada habla en tono crítico, el Ejecutivo tiembla, y más con la perspectiva de elecciones en el corto plazo.

Pero Carrió no sólo no acusó al acuerdo de estar bajo sospecha de corrupción, sino que emitió un comunicado oficial en el cual responsabiliza del tema a Néstor Kirchner por haber reestatizado la empresa y no haber negociado un cobro durante sus años de presidencia.

Además, no se privó de cuestionar la autoridad moral del kirchnerismo, al recordar casos emblemáticos de la era K que terminaron en perjuicio para el Estado.

Desde el punto de vista del macrismo, esto vale oro. A fin de cuentas, recibir "misiles" desde la vereda K siempre está dentro de lo esperable. En cambio, la crítica de los socios de coalición puede tener costos altos en términos electorales.

Fue también la estentórea protesta de Carrió en plena sesión del Congreso -con insulto incluido- lo que convenció a Macri de dar marcha atrás en el cambio de fórmula para ajustar jubilaciones, el otro "error no forzado" que cometió el Gobierno en las últimas semanas.

De momento, el macrismo da una sensación de alivio por haber cortado el "ruido", pero quedó también la certeza de que la acumulación de equivocaciones puede traer consecuencias. El mensaje está llegando desde los propios socios de coalición.

Por caso, el jefe de la bancada legislativa de la Unión Cívica Radical, Mario Negri, dijo en una entrevista: "Yo creo que el cúmulo de errores desgasta y que el Presidente, la figura que alinea frente a la confusión, no puede ser abusada en el uso de la misma".

En otras palabras, dejó en claro que ya no queda margen para nuevos "errores", sean verdaderos o sean medidas impopulares a las que se testea para ver cuánta resistencia generan en la opinión pública.

Es probable que las encuestas no registren consecuencias graves, ante la pregunta específica de si alguien cambiaría su voto por el "affaire Correo".

Pero eso no debe dar lugar a interpretaciones erróneas. Como siempre explica Durán Barba, hay malestares del electorado que no se racionalizan ni se ponen en palabras, pero se sienten.

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