La crisis del MBA: los ejecutivos prefieren contenidos personalizados y experiencias intensas
La necesidad de actualización permanente de los conocimientos fue y seguirá siendo un factor a favor del crecimiento de la demanda para las universidades e institutos de formación ejecutiva.
Tanto es así que los alumnos que se toman en serio sus carreras adoptan la modalidad de educación permanente, ya sea a través de cursos o programas cortos, o ciclos de posgrado, etc.
La mala noticia para universidades y casas de estudio es que les costará cada vez más conserva esa demanda, en la medida en que los estudiantes buscan opciones de aprendizaje menos convencionales, que se adapten mejor a sus necesidades y expectativas.
"Estamos viviendo cambios importantes en las empresas y en la forma de relacionarse de los ejecutivos. Las carreras se acortan para mucha gente, al tiempo que la vida laboral tiende a alargarse", explicó Fernando Zerboni, profesor de la Universidad de San Andrés y experto en innovación y estrategia.
"La capacitación ejecutiva está forzada a realizar modificaciones drásticas en este contexto. El MBA, el formato insignia, tendrá que evolucionar en su esquema básico y en su metodología de enseñanza; pero también en sus contenidos", agregó.
Por otra parte, tecnologías como la inteligencia artificial o la biología computacional, debieran estar incorporadas en la curricula de cualquier programa ejecutivo, y eso no sucede porque hay pocos expertos en el tema, y éstos tienen un altísimo costo de oportunidad como para dar clases.
Para Andrés Hatum, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) y especialista en creatividad y Recursos Humanos, "esto no significa que el tema educación ejecutiva desaparezca, pero sí requiere una mirada más dinámica a futuro".
"Están sufriendo una crisis en el mundo los programas MBA de tiempo completo. En Estados Unidos sigue siendo el título con más graduados por año (189.000 es el último dato que da la revista The Economist). Pero bajan en popularidad, ya que la gente cada vez más prefiere seguir trabajando y no abandonar su ocupación", continuó.
Tradicionalmente, los posgrados en negocios fueron utilizados por graduados para "hackear" la carrera profesional y acceder, luego de un programa intensivo y concentrado, a un escalón de mayores ingresos: la expectativa de salto en el sueldo de quienes se embarcan en este tipo de proyectos ronda el 80 por ciento.
Pero a la vez, al expandirse la cantidad de graduados de este programa de negocios, las empresas ya no los valoran como antes. En consecuencia, el título de "Master in Business Administration" ya no es garantía de acceso a un puesto ejecutivo bien remunerado.
Como contraparte, muchos estudiantes, antes de dedicar un año a las aulas, eligen invertir dinero y esfuerzo en experiencias que no solo les aporten conocimiento sino que además les permitan destacarse y diferenciarse en el mercado laboral.
Matías Hilaire, CEO de The Appmaster, dice haber aprendido lecciones valiosas durante su estadía de tres meses en el monastario de Taizé, en Francia, donde colaboró con refugiados de guerras civiles en Asia, Africa y Latinoamérica.
"Nada de lo que haya aprendido en una clase", dijo Hilaire, que tomó clases de negocio un año en Barcelona, "se compara con las experiencias que uno cosecha cuando se sumerge en otro entorno cultural y aprende a escuchar con una mente abierta".
También Pablo Lorenzo, director de la agencia Palo e impulsor de proyectos como Tea Connection y Green Eat, está en búsqueda de experiencias de aprendizaje más cortas, intensas, con retroalimentación inmediata con el trabajo y la vida cotidiana.
Lorenzo es un fanático de los programas de HyperIsland, la meca de la innovación digital sueca, y trae en cada semestre a distintos maestros de este centro para dar que den clases en la Argentina (a mediados de este mes será la próxima master class).
"Ellos estimulan a que empieces a trabajar el cambio desde mañana, y eso me parece lo más valioso", contó Lorenzo.
Personalización
Los programas estandarizados, con contenidos iguales para todos los alumnos, cargan desde su origen con una debilidad importante: todos reaccionamos de manera distinta a diferentes técnica de enseñanza.
Algunas personas son más visuales, toleran mejor o peor las clases online o simplemente se sorprenden o sienten mayos curiosidad por contenidos que no son los mismos.
Esta barrera, que exige para ser salvada una educación uno a uno, parecía hasta hace poco tiempo insuperable por antieconómica.
Pero este panorama podría cambiar, sostuvo Ignacio Puig Moreno, uno de los socios de Acamica, un emprendimiento de enseñanza online.
Puig Moreno menciona el caso de K-Newton entre lo más interesante que está ocurriendo en el campo de la "educación futurista": esta firma trabaja en algoritmos, con inteligencia artificial y lenguaje natural, que apuntan a optimizar la relación con cada alumno.
El sistema va aprendiendo si su alumno de "buho" o "alondra" (si aprende mejor a la mañana o a la noche), o si es más visual para incorporar conocimientos.
Un sintetizador de voz revolucionario como Wavenet, hace que ya sea técnicamente posible despachar un programa entero de contenidos contados por la voz de aquel familiar admirado que a los seis años nos enseñó el sistema solar o los dinosaurios, o de nuestra maestra o maestro preferido de la primaria o la secundaria, ese que nos cambió la visión del mundo y que nos inspiraba una confianza infinita.
Con la inteligencia artificial, la "personalización escalable" deja de ser un oximoron desde el punto de vista económico.
Paradójicamente, este avance del protagonismo de la tecnología se da en un contexto donde el relacionamiento, los contactos y el trabajo en equipo pasan a ser imperativos de la educación ejecutiva, más importantes inclusive que los contenidos en sí.
"Los ejes de los futuros MBA serán del desarrollo del pensamiento y la capacidad de relacionarse con otras personas y entender el entorno, dejando en un segundo plano a temas herramentales como las finanzas, el marketing o la contabilidad", dijo a La Nación el emprendedor Carlos Miceli.
Él lanzó su "Escuela de Nuevos Aliados", un curso virtual y en tiempo real para "curiosos de América latina que quieran desarrollar sus alianzas y atraer nuevas oportunidades".
La propuesta tuvo una demanda varias veces superior a la oferta, al igual que sucede con el curso de "emprendedorismo sin verso" que dirige Emiliano Chamorro en el Instituto Baikal o "El mundo de las Ideas" que armaron Melina Furman y Gerry Garbulsky.