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Importaciones, las dos caras: por qué Gobierno niega avalancha pero empresarios están en alerta

Importaciones, las dos caras: por qué Gobierno niega avalancha pero empresarios están en alerta
12/09/2016 - 11:45hs

Mauricio Macri se encontraba en plena gira por China, estrechando las manos de sus pares de España, Rusia, India y Australia, hablándoles de una nueva Argentina e invitándolos a sumar inversiones cuando, desde Buenos Aires, recibió un trago amargo. 

Sergio Massa, la figura que el propio Presidente había presentado al mundo como la personificación de una oposición moderna y responsable, hablaba de imponer un nuevo "cepo": suspender las importaciones hasta fin de año de aquellos bienes que estaba "destruyendo el trabajo de las Pymes". 

Las respuestas desde el Gobierno no tardaron en llegar. El ministro de Producción, Francisco Cabrera, aseguró que la idea del titular del Frente Renovador era una"irresponsabilidad total" y que no tenía "ningún sentido". 

Si bien Massa luego relativizó su propio proyecto, recogió el guante y sumó más argumentos para el debate. 

Afirmó que el Gobierno no está protegiendo a la industria nacional, como sí lo hacen "todos los países desarrollados" y que la política de comercio exterior está "destruyendo empleos". 

Incluso, desde la Unión Industrial Argentina (UIA) calentaron más la polémica cuando tildaron de "preocupante" el "mayor volumen de importaciones" y que no hace más que "desplazar a la producción local". 

La CGT unificada, que prepara medidas en contra del Gobierno, se sumó a la polémica: afirman que los 120.000 empleos destruidos en los últimos meses tiene como una de las causas principales el mayor ingreso de bienes del exterior

En un intento por frenar la pelota, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, aportó su visión: "No hay ninguna estadística que determine que haya un incremento significativo de las importaciones”. 

En el mismo sentido se expresó Cabrera, quien utilizó las redes sociales para negar que exista una "apertura indiscriminada" de la economía y que el Gobierno tiene una "estrategia de inserción, al mundo, inteligente, gradual, donde nadie se quede atrás".

Frente a la defensa que vienen esgrimiendo desde el Ejecutivo, Aldo Pignanelli, ex titular del BCRA y economista referente del Frente Renovador, opinó exactamente lo contrario: "Más allá del diario de Yrigoyen que le hacen a Macri, hay una apertura indiscriminada de la economía. Los números dicen que hay un fuerte sesgo importador".

Como se puede ver, en función de quién sea el orador, claramente existen dos Argentinas totalmente opuestas: una en la que las compras al mundo están destruyendo el aparato productivo y otra, muy distinta, que está integrándose con inteligencia al mundo.

¿Quién tiene razón en esta batalla mediática? ¿Es la gestión de Macri realmente aperturista? ¿O el Gobierno está protegiendo a la industria? 

Para Miguel Ponce, consultor y experto en comercio exterior, la realidad se encuentra en un punto intermedio: "Existen sectores ganadores y perdedores. Todo depende del lugar desde el que se haga el análisis". 

"¿Hay porosidades en el ingreso de bienes que perjudican a la industria nacional? . ¿Desaparecieron todas las arbitrariedades que frenaban la entrada de artículos? No", resume el experto. 

Y agrega: "A un fabricante textil, que hoy vende menos y observa que a los importadores les aprobaron todos los pedidos de compras al exterior, no le está yendo bien y es lógico que esté muy preocupado”. 

"Pero luego uno observa que este Gobierno, tras eliminar las DJAI, implementó el doble de Licencias No Automáticas que en épocas del kirchnerismo y sigue sumando nuevas", recalca. 

Bajo la visión de Pedro Cascales, director del departamento de Industria de la CAME, "hay señales y decisiones mixtas, que van en ambas direcciones. Esto hace imposible decir categóricamente si el modelo es aperturista o industrialista". 

¿Qué dicen las estadísticas?

El número "crudo" del INDEC hoy le daría la razón al Gobierno.

Entre enero y julio (último dato oficial disponible), las importaciones sumaron cerca de u$s32.000 millones, un 8% menos que en igual período de 2015

Una contracción que casi duplica a la que experimentaron las exportaciones en el mismo lapso. 

Sin embargo, si se pone la lupa en el desglose, surgen aspectos que llevan a hacer salvedades importantes. Concretamente:

- La baja, a la que hace referencia el Gobierno, obedece a una caída de los precios internacionales.

- En volúmenes, sucede lo contrario: las importaciones en general, lejos de disminuir, subieron un 6%. 

Pero para entender por qué se plantean dos visiones tan contrapuestas desde sindicatos, cámaras empresarias y hasta del propio oficialismo, resulta clave desmenuzar aun más las cifras y analizarlas de manera desagregada

- De un total de seis grandes rubros, hay cuatro de ellos que no abastecen a la demanda final (como podrían ser celulares, ropa, etc.) 

- Más bien, están relacionados con la inversión y con el ritmo de actividad (insumos y componentes para lineas de fabricación) 

- Es decir, engloban a bienes que son necesarios para la producción

- Estas importaciones, consideradas "positivas" para quien analiza los números con una visión`industrialista`, acumularon una caída en conjunto del 12% entre enero y julio respecto del mismo lapso de 2015 (en divisas). Mientras que en volúmenes se mantuvieron estables. 

- Estas cuatro categorías que descendieron son:

  1. Bienes intermedios para la industria (plásticos, químicos, etc.)

  2. Maquinarias

  3. Piezas y accesorios para bienes de capital

  4. Combustibles

Lo importante es que estos cuatro rubros son los que realmente mueven el "amperímetro importador".

No es para menos, ya que representaron operaciones por u$s25.000 millones, equivalente al 80% de todas las compras al mundo. 

En general, cuando la entrada de insumos y maquinaria cae, es tomado como un mal indicador de la actualidad industrial.

Como contrapartida, cuando estas cifras suben, los analistas lo presentan como una consecuencia positiva del mayor ritmo de actividad. 

Paralelamente, sólo el 20% de las compras a otros países quedó en manos de los dos rubros restantes:

- Bienes de consumo

 

- Autos

Estos acumulan una suba del 8% y del 30% en divisas, cifras que -en volúmenes- se elevan a un impactante 20% (bienes de consumo) y a un 40% (autos). 

El punto central es que su bajo share en el total genera que las alzas que experimentaron queden minimizadas frente a las caídas de las otras cuatro categorías. 

Por detrás de los grandes números

Sin embargo, a medida que se desagrega más la información, comienzan a evidenciarse distintas realidades. 

Lo que se observa es que algunos de los sectores más golpeados por las importaciones -como el textil, línea blanca de electrodomésticos calzados, si bien representan una pequeñísima parte de las compras totales- tienen por detrás a cientos de empresas y miles de puestos de trabajo. 

El caso más evidente es el de los artículos del hogar:

- Las importaciones de heladeras crecieron casi 300% en lo que va del año

- En tanto, las de calefones y termotanques subieron 30% 

- Las de lavarropas, un 20%. 

Esto, en un contexto en el que las ventas de línea blanca caen un 10% en términos reales, según un relevamiento de GfK, y en el que empresas del sector están reduciendo turnos y achicando personal. 

En el caso de la industria textil, los sindicatos denuncian 3.300 suspensiones y más de 300 despidos en los últimos ocho meses.

Esto, en un contexto en el que las importaciones de camisas, remeras, pantalones y ropa para bebé crecen a un ritmo galopante, de entre el 20% y hasta el 60%. 

En lo que respecta a calzados: 

- El ingreso de mercadería trepó un 33%, principalmente por las compras de zapatillas desde Indonesia

- En total, durante los ocho primeros meses entraron al país 16,5 millones de pares (contra los 12,8 millones de enero a agosto de 2015).

Esto, en momentos en que las ventas en el mercado doméstico caen a un ritmo de entre el 20% y el 25%, según datos de la cámara que nuclea al sector. 

En el extremo opuesto, hay ramas de actividad que importan menos como consecuencia del menor dinamismo de la industria que, según FIEL, acumula una baja del 4% en lo que va del año. 

Neumáticos (caída de las compras al mundo del 1,5%) o autopartes (-14,5%) son algunos de los rubros que padecen el menor ritmo de actividad

El siguiente cuadro elaborado por iProfesional grafica detalladamente cómo se ha ido moviendo el flujo de importaciones, tomando en cuenta diferentes productos y categorías.

Cuanto más verde es el color, mayor ha sido el ingreso. Cuanto más rojo, menor fue la entrada: 

¿Es poco o mucho?

Una cifra a veces puede no informar mucho si no se pone en perspectiva.

En el caso de las heladeras, por ejemplo, la suba de casi 300% se explica por la entrada de 76.000 equipos, muchos más que los casi 20.000 que habían ingresado en 2015. 

Ahora bien, con una proyección de más de 110.000 unidades para todo el año y un volumen de fabricación que la cámara de línea blanca estima en 800.000 heladeras, esto arrojaría una participación de las importaciones del orden del 14%. 

Y aquí es donde el debate gana temperatura. ¿Cuánto es mucho y cuánto es poco? 

Los fabricantes se quejan de que están operando con una capacidad ociosa de casi 50% y que cada equipo que entra pone en riesgo más puestos de trabajo

Desde el Gobierno buscan desdramatizar este mensaje. 

“Las importaciones de ninguna manera están diezmando al aparato productivo. El share todavía es bajo en comparación con otros países”, explican fuentes oficiales ante la consultora de iProfesional. 

Off the record, el argumento que esgrimen es que niveles de competencia "lógicos" contribuyen a tener un mercado mucho más saludable en materia de precios para los consumidores

Y agregan otro dato clave:

-En 2001, la participación de las industria nacional en el rubro heladeras era de apenas 18%

-En 2015, hacia el final del ciclo kirchnerista, los fabricantes llegaron a tener más del 90% del mercado, a fuerza de restricciones

Para el macrismo ambos extremos son poco saludables.

Consideran que la anulación casi total de la competencia del exterior a la que se llegó durante la anterior gestión ayudó a conformar un mercado cautivo. 

En el caso del calzado, en 2015 la producción local llegó a abastecer el 85% de la demanda doméstica. 

Este año se espera que ingresen unos 25 millones de pares, principalmente desde Asia y Brasil, y que el share de los zapatos y zapatillas "Made in Argentina" retroceda unos 5 puntos. 

Nuevamente, los fabricantes alertan que esto se da en un conexto de caída de la demanda interna

Sin embargo, para Ponce, la visión instalada en el Gobierno es que buscan que "nadie salga a cazar en el zoológico". 

Una visión pragmática: atacar la inflación

Muchas de las medidas que ha lanzado el macrismo tuvieron como objetivo específico quitarle presión al índice inflacionario. 

Cuando en enero el Ministerio de Producción liberó el "puerta a puerta" para el mercado de libros, el principal argumento fue el de los elevados precios del mercado doméstico.

Concretamente, que eran 50% más caros que en otras naciones como Brasil o Uruguay

Bajo la óptica del consultor Mariano Kestelboim, la ampliación del régimen a todos los productos -que entró en vigencia a fines de agosto- también es una forma de intentar atenuar la inflación

En paralelo, el Gobierno decidió poner en marcha el "plan achique" de Tierra del Fuego, evitando que se radiquen nuevas empresas y acotando la variedad de productos ensamblados en la isla.

En definitiva, está buscando que ese polo se especialice en menos artículos para bajar costos. 

El plan oficial de bajar el arancel externo de notebooks, netbooks y tabletas del 35% al 16%, va en esa misma dirección. 

Lo que sí ha cambiado en este último tiempo, a medida que se agrandó la polémica sobre las importaciones, fue el tono con el que el Gobierno comunica su forma de hacer política. 

A comienzos de año, el propio Macri llegó a amenazar abiertamente a empresarios con abrir las fronteras si observaba prácticas abusivas

En tanto, el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, recientemente fijó una suerte de ultimátum a los industriales, advirtiéndoles que en un plazo de cuatro años debían estar preparados para "competir con el mundo", porque las protecciones no podían aplicarse eternamente. 

Ahora, otros funcionarios clave del Gabinete optan por un discurso más "industrialista". 

"Seguramente hay sectores muy sensibles, que la están pasando mal hace rato, para los cuales la importación de algún producto puede generar que esto se traduzca en la pérdida de empleo, y no lo vamos a permitir”, afirmó Frigerio. 

"Cualquier sector que tenga problemas sabe que este Gobierno está abierto para encontrar las soluciones. Nuestra única obsesión es el empleo", recalcó este domingo Cabrera. 

Incluso, referentes de cámaras aseguran que hay funcionarios que, en confianza, les reconocieron que se les "fue la mano" cuando aprobaron miles y miles de DJAI, al inicio de la gestión, sin realizar un estudio previo. 

Agregan que ahora los técnicos del macrismo están más propensos a escuchar reclamos y evitar desbordes de las importaciones. 

Así las cosas, el planteo sobre cuál es la política del Gobierno en materia de comercio exterior, no tiene una única respuesta.

Pero al analizar los hechos se puede ver una administración que, en el arranque, estaba más envalentonada y apurada por corregir desfasajes pero que, con los meses -y ante las crecientes críticas y protestas-, se encontró con que debió levantar un poco el pie del acelerador.

Trazando un paralelismo, algo no demasiado distinto a lo que le ocurrió con el tarifazo

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