Prat Gay, ansioso por lubricar la economía: con el blanqueo, se viene un nuevo empuje a la obra pública
La preocupación es compartida por cada vez más funcionarios, incluidos varios ministros del Gabinete nacional.
Las señales de una mejora de la economía se demoran mientras el calendario avanza de manera indefectible hacia el segundo semestre, enunciado hasta hace algunas semanas por el macrismo como el punto de inflexión a partir del cual todo mejorará.
Sin embargo, a pocos días de que empiece junio, las chances de que la segunda parte del año coincida con el final de la crisis, son cada vez más remotas.
De hecho, la mayoría de los consultores privados pronostica que este 2016 terminará con números rojos en cuanto a actividad, en contradicción con la postura del ministro Alfonso Prat Gay, quien todavía asegura que es posible una levantada hacia fin de año.
Según el titula de Hacienda, esta reversión ayudará a compensar la caída de la primera mitad y así se culminaría con una variación positiva del PBI.
Pero lo cierto es que, puertas adentro, los economistas del Gobierno admiten que se conformarían con poder mostrar, recién para el último trimestre de 2016, algún síntoma de reactivación por el lado de las inversiones del sector privado.
El economista Rodolfo Santángelo, ex socio del presidente del Banco Nación, Carlos Melconián, afirma que "nos encaminamos más hacia una especie de letra ´U´ que a una ´V´. Es decir, no esperemos una recuperación rápida".
Es en este contexto de urgencias por mostrar resultados positivos es que el Gobierno prepara una serie de iniciativas para pasar a la ofensiva.
Las mismas no serán dadas a conocer en forma de "paquete" -el macrimo comparte con el kirchnerismo la misma aversión por los grandes anuncios que generan expectativas desmedidas- sino mediante una serie de actos focalizados en temas sectoriales.
El diagnóstico es que, aunque hay confianza en que el camino de la política económica es el correcto, todavía el "timing" para la llegada del rebote es demasiado lento frente a la ansiedad de la opinión pública.
El temor es que sin la "ayuda" de anuncios que impacten en el humor social, la propia expectativa de una economía estancada pueda transformarse en un factor retardatario, al desestimular el consumo.
De hecho, el 74% de la gente dice haber recortado gastos, según un relevamiento de la Consultora W, que dirige Guillermo Oliveto.
Además, aunque los funcionarios no lo admitan en público, hay ya en el círculo íntimo del Presidente una primera evaluación política con vistas a las elecciones legislativas de 2017: se busca que los tiempos económicos "calcen" con los políticos, de manera de poder explotar el efecto positivo de la reactivación cuando se esté en plena campaña.
Las fichas a la obra pública
Por lo pronto, mientras el sector privado termina de hacer despegar las inversiones, la receta sigue un camino clásico: empujar la obra pública como forma de inyectar liquidez, sobre todo en el interior del país, y hacer valer su condición de "locomotora" de otras actividades.
"Desde fines de abril hubo un cambio de actitud de Prat Gay. En las primeras semanas de su gestión se había sentado sobre los recursos fiscales y la orden era que no saliera un peso sin previa aprobación. Pero ahora el mensaje que se baja a ministros y secretarios es el contrario: se presiona para que apuren los pagos a contratistas y proveedores y se ejecuten las partidas presupuestarias", afirma un funcionario que trabaja en el área.
La inyección de dinero ya empezó a concretarse con planes como el de la construcción de viviendas, que incluye créditos a tasa subsidiada.
Por otra parte, las facilidades para los pagos impostivos de las Pyme -así como su exoneración de la tarifa plena en servicios públicos como el gas- también se encuadran en la tónica de "sacrificar" el ingreso de pesos a las arcas del fisco con tal de frenar la parálisis que vienen mostrando las pequeñas industrias y los comercios
Pero el detalle crucial es que una de las grandes apuestas para acelerar la reactivación es mediante el blanqueo de capitales.
Hasta ahora se había hablado profusamente sobre la importancia de esta iniciativa en cuanto a su capacidad para hacer regresar dólares del exterior o del "colchón", pero poco se hizo referencia a los pesos.
Sin embargo, en la mirada de los funcionarios el efecto fiscal del blanqueo es acaso más importante que el reingreso de dólares. Tanto es así que hay voces del Banco Central que alertan por una excesiva presión al abaratamiento de la divisa.
Es por eso que la opción de "blanquear pero no repatriar" va ganando consenso en el equipo económico.
Es decir que un esquema de blanqueo que estimule el pago de impuestos aunque no necesariamente la transferencia de capitales al sistema bancario argentino cumpliría el efecto buscado.
iProfesional tuvo acceso a las carpetas con los últimos borradores de estas dos últimas iniciativas, que serán definidas en las próximas horas, de manera de enviarlas al Congreso para que se pongan en práctica el próximo 1° de julio.
Prat Gay también quiere definir el pago de los juicios de los jubilados con sentencia firme en el Poder Judicial. Implicarían pagos por unos $60.000 millones, de acuerdo a esos mismos borradores que circulan en el Palacio de Hacienda.
Hay dos formas de hacer frente a esos pagos:
-La venta de las acciones que la Anses posee en diversas compañías, tras la eliminación de las AFJP.
-A través del uso de parte de los fondos que ingresen por el blanqueo o la moratoria fiscal.
El primero de esos camino parece estar vedado políticamente luego de la controversia generada cuando la propuesta tomó estado público.
El blanqueo: un arma de doble filo
Para Cambiemos, no se trata de una medida económica más. La sola intención por largarlo generó un "temblor" puertas adentro del espacio.
Elisa Carrió se lo dijo en la cara a Mauricio Macri, días pasados, en una reunión que mantuvieron en Olivos. La diputada reivindicó allí su férrea oposición a que el Gobierno le abra las puertas a los capitales no declarados de argentinos, guardados en el extranjero.
Su principal argumento es que no quiere darle la chance a quienes se corrompieron y fugaron ese dinero mal habido.
A pedido de Carrió, el proyecto oficial dirá que los actuales funcionarios, y quienes lo hayan sido en los últimos 10 años, quedarán excluidos de la chance de sumarse al blanqueo. También quedarán afuera cualquier persona con problemas en la Justicia por temas relacionados con hechos de corrupción o con el narcotráfico.
La medida tendría un impacto fiscal por el castigo que se les aplicará a quienes denuncien su patrimonio ante la AFIP y porque los contribuyentes empezarán a pagar impuestos por ese dinero que hasta ahora tenían a resguardo del organismo recaudador.
Con una visión que para algunos especialistas es demasiado optimista, el Gobierno dejó trascender que con el blanqueo se lograrían atraer nada menos que u$s50.000 millones.
El monto está muy lejos de lo que suponen otros expertos, que hablan de un nivel cercano a los u$s10.000 millones. Eso cree, por ejemplo, el ex asesor de Daniel Scioli, el economista Mario Blejer, una de las voces más escuchadas en la city porteña.
Blejer, y un grupo de tributaristas notables que ahora asesoran al Ejecutivo en esta cuestión, aseguran que la clave del éxito de la medida no radicará tanto en la mayor o menor confianza que genere la economía argentina, sino más bien en lo dificultoso que le resulta a los inversores mantener su dinero en cuentas del exterior. Sobre todo, si están radicadas en bancos europeos.
El propio Blejer comentó en una rueda de financistas que conocidos suyos con años de hacer inversiones con bancos de Europa, ahora se ven obligados a cerrar esas cuentas. Y a trasladar esos fondos a otros lugares. Para ellos, el blanqueo resultaría el instrumento perfecto para ponerse en regla.
Esa intransigencia de los bancos extranjeros se basa en que, a partir de 2017, en el mundo empezará a regir una interconexión entre las AFIP de todo el mundo, lo que les implica una controversia difícil de sortear a los inversores que durante años escondieron sus fondos.
La lupa de los organismos internacionales está colocada sobre inversores particulares, y no así sobre empresas con actividades lícitas y reconocidas.
Las fases del planLa exteriorización de capitales estará vigente hasta el 31 de diciembre. La idea es que comience el 1 de julio.
Se dividirá en dos etapas. La primera parte durará entre julio y finales de septiembre. Para quien ingrese en ese período se impondría un castigo de 10% sobre el capital que repatrie.
En cambio, el inversor que recién se incorpore a partir de octubre, y hasta fin de año, el castigo sería del 12%.
Al cierre de esta edición se analizaba las tasas que deberían afrontar aquellos inversores que, en lugar de dejar sus fondos en el exterior, preferían ingresarlos al país a través de compras de títulos valores o mediante inversiones en infraestructura.
Una de las opciones para repatriar el dinero sería la emisión de un bono a dos años de plazo.
La primera condición del esquema resulta obvia: no habrá multas ni sanciones penales para los adherentes.
Donde sí habrá un plan novedoso será en el tratamiento de las Pymes. Para ellas se pondrá un tope en las tasas de interés de las deudas.
Ese límite sería del 30% para el capital adeudado. Se les dará un plan de un máximo de 60 cuotas. Es decir, si una Pyme le debe $100 a la AFIP, ese stock no podrá ascender más allá de los $130 al vencimiento de la refinanciación.
Eso sí, acumulará una tasa mensual del 1,5%, la mitad de lo que se les cobra ahora, en cualquier esquema de regularización.
En general, si una empresa quiere regularizar su deuda impositiva actualmente se le cobra un 3% mensual.
Diferente será el tratamiento para el resto de las deudas con la AFIP. En esos casos se aplicará un tope del 100% sobre el capital adeudado.
Esto quiere decir que una compañía que debe $100, ese monto no puede subir más allá de los $200 aunque el pasivo se refinancie a cinco años de plazo. También en estos casos, el costo mensual será del 1,5%.
Otra de las novedades es que se podrán adherir compañías con obligaciones incumplidas hasta el 31 de diciembre último.
Bienes personales, en la miraLa modificación en el impuesto a los Bienes Personales se ubica también en el centro de la estrategia. Por un lado, hay quienes creen que será un factor imprescindible para garantizar el éxito del blanqueo.
Pero, además, en un contexto de estancamiento, la necesidad de estimular la actividad va ganando frente a la postura fiscalista de cuidar los ingresos. En ese sentido, la percepción del mercado es que, aunque los números cierren en rojo, están llegando buenas señales.
Se acaba de conocer el dato fiscal primario de abril, que marca una reducción del déficit en el orden del 36%, principalmente por efecto de recortes en los subsidios.
Los ingresos están creciendo a un ritmo del 29% interanual, mientras que los egresos lo hacen al 24%.
La suba del "piso" de Bienes Personales desde $305 mil a $1 millón es, en ese contexto, una medida que el equipo económico no ve arriesgada, a diferencia de la evaluación que había tenido en su momento la modificación en las escales del impuesto a las Ganancias.
El objetivo es un equilibrio difícil entre el estímulo a la actividad, pero sin descuidar el objetivo de la lucha antiinflacionaria.
Las señales indican que en el plano fiscal se viene un "afloje", mientras que la mayor responsabilidad de mantener los precios bajo control queda más librada al área del Banco Central.
Mientras tanto, entre obra pública, inflación e ingreso de capitales, se espera que empiecen a surgir los ansiados "brotes verdes".