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Martí­n Lousteau pidió ayuda financiera a argentinos de Wall Street

Martí­n Lousteau pidió ayuda financiera a argentinos de Wall Street
11/03/2016 - 10:12hs

El primer agasajo a los invitados fue gastronómico. Además de los apetecibles (pero previsibles) canapés, los mozos ofrecían alfajorcitos de maicena con dulce de leche. Muy valorados por quienes el miércoles a la tardecita se habían acercado al consulado argentino en Nueva York. Economistas argentinos que trabajan en los principales bancos y fondos de inversiones de Wall Street, y que habían sido convocados por el flamante embajador en los Estados Unidos, Martín Lousteau.

Hubo asistencia perfecta. Tanto en el encuentro del miércoles como en organizado el día anterior. También en el primer piso del consulado, en el salón principal, al que se llega subiendo unas majestuosas escaleras de madera.

Para los economistas, la reunión era con un viejo conocido. Lousteau había mantenido contactos con varios de ellos. Por eso, antes de pararse frente a los invitados para hablarles, se fue acercando a cada uno de los grupos que se habían armado para dialogar cara a cara.

En esas charlas, un poco más intimistas que el improvisado discurso que daría después, un Lousteau relajado daba su visión política sobre la actualidad argentina. Mencionaba, por ejemplo, que lo atractivo de la actual administración era que se había formado una especie de gobierno de coalición, que requeriría de continuos acuerdos. Y que su designación en la principal embajada era toda una señal de esa búsqueda de consensos.

"Hay que ir de a poco. Los cambios no se verán enseguida. Hay que ser pacientes, porque los cambios que todos esperamos se van a ir dando", apuntó Lousteau a un grupo de cinco economistas que lo habían cercado al rato de iniciado el encuentro.

Aunque el flamante funcionario hizo esfuerzos para distanciarse de las decisiones de política económica que se toman en Buenos Aires, a los invitados no se les pasó que la reunión en el número 12 de la calle 56 de New York se había armado en un momento cúlmine: todo parece indicar que en pocas semanas se arribará a un acuerdo con los fondos buitres, después de 12 años de litigios, y que entonces la Argentina saldrá a buscar dólares a los mercados internacionales de crédito.

Allí estaban los representantes de los principales bancos y fondos de inversiones, la mayoría de los cuales cuenta en su cartera con una buena porción de bonos de la deuda argentina. Y que en las próximas semanas deberán decidir si le abren la mano cuando el gobierno de Macri vaya en busca de financiamiento.

Cuando se paró frente a al medio centenar de invitados, el embajador resaltó la función que ellos podrían tener en los tiempos por venir. "Vamos a necesitar de todos. De todos los argentinos, como ustedes, que viven en el extranjero y que quieren hacer cosas por el país", improvisó, sin la necesidad de usar el micrófono.

"La Argentina que viene no puede limitarse a venderle al mundo carnes o vinos. Necesitamos de los recursos humanos para asegurar el desarrollo del país. Hagan todo lo que puedan", les pidió.

Algunos de los protagonistas de esas dos tardes/noches en el consulado destacaron la iniciativa de Lousteau. En contraste con lo hecho por su predecesora, la camporista Cecilia Nahón.

Lousteau, en contraposición, dijo que quería estar disponible para sus interlocutores. Lo mismo les había manifestado a un grupo de científicos que lo visitaron a comienzos de la semana.

Lo más relevante, no obstante, tiene que ver con el futuro más inmediato: el arreglo con los fondos buitres y la inminente visita de Barack Obama a la Argentina. "De eso prefiero no hablar", repitió a quienes le acercaron esa temática.

Los economistas que lo escuchaban son los mismos que en las próximas semanas deberán recomendarles a las instituciones en donde trabajan si vale la pena prestarle fondos a la Argentina. Por primera vez en años, el actual ministerio de Hacienda y Finanzas saldrá a pasar la gorra entre inversores internacionales para cumplir con un programa financiero que aún se desconoce.

Más allá de lo protocolar, la actividad de la embajada en los Estados Unidos será muy relevante para los negocios (financieros o de la economía real) que encare el país. Así ocurrió en la historia reciente. Como por ejemplo durante la gestión de Jorge Argüello (2011-2012), cuando se conoció el fallo adverso de Thomas Griesa.

En ese momento, algunos de los economistas que esta vez fueron a ver a Lousteau, encendieron la alarma en la embajada sobre la posibilidad de una crisis con los holdouts. Algunos testigos de aquéllo creen que cuando Argüello le recomendó a Cristina Kirchner atender a esa situación sentenció, sin buscarlo, su inmediata salida de la embajada.

"Ahora será distinto. Ténganme en cuenta", insistió Lousteau.

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