El ministro de Alfonso Prat Gay adelantó que eliminarán el impuesto a los autos de lujo
El ministro de Economía, Alfonso Prat Gay anunció que se eliminará el impuesto a los autos de lujo que había implementado el gobierno de Cristina Kirchner hace dos años, cuando atravesaba la corrida cambiaria que culminó en la devaluación de enero de 2014.
"Lo que ingresa por ese impuesto es prácticamente nada porque no se vende nada", argumentó el ministro de Hacienda y Finanzas.
En el PRO siempre criticaron esa medida porque consideraron que generaba una distorsión en el mercado de autos e impedía que las fábricas pudieran operar al máximo de su capacidad instalada.
Originalmente, el tributo a los autos “de lujo” fue una iniciativa del ex ministro de Economía Axel Kicillof y del ex jefe de Gabinete Jorge Capitanich, luego de un año en donde el atraso cambiario y el cepo llevaron a una explosión en las ventas de automóviles para refugiarse de la inflación, lo que implicaba una fuga de divisas por esa vía.
Además en ese entonces, por la retracción del dólar, un auto de lujo valía casi lo mismo que uno de marcas masivas, lo cual llevó a mucha gente a que cumpla con el sueño del importado. "Un BMW Serie 3 costaba casi lo mismo que un Volkswagen Passat, con lo que significa portar en el frente uno u otro logo", comentaron desde una automotriz líder.
Entonces, el impuestazo fue un duro golpe para el sector porque multiplicó el precio de autos y motos, a lo que luego se le sumó la devaluación y la caída de Brasil, a donde se destina el 70% de la producción.
Así, las ventas cayeron en algunas marcas hasta el 80%. En 2014 marcas como BMW y Audi estuvieron prácticamente paralizadas y todo repercutió en despidos en los concesionarios y hasta cierre de puntos de venta.
Con el triunfo de Mauricio Macri el camino empezó a despejarse. La primera buena noticia fue el fin al cupo de importaciones, permitiendo que cada marca ingrese desde el exterior la cantidad de modelos que considere. Esa traba llevó al mercado a un agotamiento de los stock, limitación de la oferta y complicaciones para satisfacer la demanda.
Como consecuencia indirecta, empezaron a instalarse en el mercado las políticas de grandes sobreprecios, donde se llegaron a pagar algunos modelos hasta $70.000 por encima de los sugeridos por las terminales a los concesionarios.
Luego, el levantamiento del cepo, también se tomó como una buena noticia, por lo menos desde el punto de vista productivo, ya que las marcas necesitan dólares para comprar partes al exterior.
Finalmente, el fin del impuesto, era otro de los grandes reclamos ya que en la práctica, la tasa real y efectiva terminó siendo de entre el 50% y el 100%. Es decir, el gravamen hizo que se duplicara el valor al público de un amplio abanico de vehículos premium, pulverizando así la demanda.
Estos cambios en el tributo no se establecieron de modo definitivo sino bajo un régimen de renovación periódica y desde la puesta en vigencia se han venido prorrogando.
Diego Vignatti, director general de Nissan Argentina, se mostró categórico al afirmar que, de concretarse el fin del impuestazo "sería una noticia muy positiva, porque volvería a regir el orden en el mercado".
Además, uno de los efectos colaterales que tuvo esta polémica iniciativa fue que no sólo afectó a las firmas que importan vehículos sino también a toda la industria nacional.
"Entiendo que un auto tienen que pagar impuesto, pero me gustaría que la carga fuese progresiva y que no haya diferencias si se fabrica en la Argentina o en Brasil. La globalización es un hecho y las fábricas trabajan en conjunto, por lo cual no debe haber discriminación", había afirmado Hernán Vázquez, de Volkswagen Argentina.
Con esta modalidad se genera también un gap muy grande entre los modelos que pagan el tributo y los que están exentos, provocando grandes desfasajes en el mercado.
Los saltos de precios acumulados en los últimos años son más que evidentes:
- Un Audi A3, por ejemplo, que en 2013 costaba unos $180.000, según el listado de ACARA, pasó a cotizar a unos u$s78.000, lo que equivale -al tipo de cambio actual- a cerca de $750.000, es decir, cuatro veces más.
- En el caso de las masivas también hubo cambios notables. Un Volkswagen Passat que en 2013 salía $199.000, en 2014 pasó a $598.000. Actualmente, por este mismo modelo hay que pagar más de $700.000 (+250%).
- Otros vehículo que se incrementó notablemente fue la SUV de producción nacional Toyota SW4: tenía un precio de $276.000 en 2013. Hoy en día hay que desembolsar $662.000 por esa versión (+140%).
Por otro lado, en el sector aseguran que la eliminación del polémico tributo permitiría a las marcas poder proyectar nuevos lanzamientos.
Desde el año pasado hay automotrices que vienen suspendiendo los planes porque no saben si, al momento de presentar los modelos en el mercado serán alcanzados por el gravamen, dado que la brecha que se genera entre un auto con y sin impuestos es demasiado amplia.
Paralelamente, terminaría con la discriminación que sufren los autos importados versus los de producción nacional, que generó quejas por parte de países exportadores de la Unión Europea y hasta de Brasil.
En la primera escala, los 0Km de producción local tributan una tasa nominal del 10%, contra un 30% de los que provienen del Mercosur o de otros mercados.
Así, un Toyota Corolla que se fabrica en Brasil, o un Volkswagen Vento que se importa desde México, por ejemplo, tienen que pagar el 30% (nominal).
Más definicionesEn la primera jornada luego de levantar el cepo, Prat Gay charló con los periodistas acreditados en el Palacio de Hacienda e informó que se enviará un proyecto para revisar el Presupuesto del año 2016.
En otro orden, pidió tiempo para la elaboración de un plan fiscal que apunte a reducir el gasto del sector público.
"Hace sólo cuatro días hábiles que estoy en el cargo. Estamos trabajando para eso y ya lo vamos a presentar", enfatizó el ministro, quien adelantó que también se comunicará a la sociedad el estado en que encontraron la situación económica.
El ministro se mostró satisfecho por el desarrollo del primer día de operación cambiaria tras la eliminación del cepo y destacó que en el mercado mayorista el dólar cotizó a 13,40 pesos.
"Estamos muy tranquilos porque siempre creímos que empresas y el público tenía más dólares de los que necesitaban. No hubo compradores", sostuvo Prat Gay.
De todas formas, el funcionario reconoció que "hoy no fue un día normal porque todavía los bancos se estaban acomodando al nuevo sistema y adecuando a las normativas del Banco Central".
Además, precisó que el volumen operado en el mercado mayorista fue de 45 millones de dólares, de lo cuáles apenas 28 fueron aportados por las cerealeras, tras lo cual enfatizó que "no se pudieron vender dólares porque no hubo demanda".
El ministro aclaró que si bien el Gobierno adoptará una política de flotación sucia, el Banco Central no especificará cuáles serán el techo y el piso de ese rango.
Dentro de un marco de satisfacción, el jefe del Palacio de Hacienda afirmó que "de todas maneras la comodidad la vamos a tener cuando podamos bajar la inflación".