Tiempo de cambios: la brecha de riesgo-país entre Argentina y Brasil está en su mínimo de ocho años
Después de mucho tiempo, los inversores de la City porteña tienen algo para festejar: el spread entre el riesgo país de Brasil y de la Argentina se ubicó, al cierre de la semana, en el valor más bajo de los últimos ocho años.
La diferencia entre el "riesgo país" de ambos países ahora quedó en tan sólo 112 puntos: 527 para la Argentina y 415 para Brasil.
Tal situación es consecuencia de dos cosas: una mejora en el indicador para la Argentina y, en el sentido contrario, un empeoramiento del vecino.
¿Qué está ocurriendo?
Por el lado brasileño, es pública y notoria la crisis política y económica que atraviesa el país. Dilma Rousseff y varios miembros de su equipo enfrentan cargos por corrupción en medio de un fuerte ajuste de las cuentas públicas.
Las dudas sobre la viabilidad del apretón fiscal, dada la debilidad política de Dilma, determinó una baja en la calificación de la deuda soberana, por parte de Standard & Poor´s. Brasil acaba de perder el "Investment Grade", y eso explica la suba de riesgo.
La curva ascendente del riesgo brasileño, que se había insinuado hacia fines del año pasado, volvió a despegar hace algunos días.
Este último recorrido alcista refleja también las dudas sobre todos los mercados emergentes, con la economía china creciendo por debajo de los últimos años y en medio de la caída en los precios de las materias primas, que afecta la solidez fiscal de los países.
A la Argentina, paradójicamente, le está sucediendo lo contrario. El nivel de riesgo se va achicando aunque viene de máximos que llegaron a triplicar a su socio en el Mercosur. Mientras el mundo emergente se repliega, algunos inversores internacionales están buscando un poco de calor en la Argentina.
¿Los motivos? Lo explica Juan Diedrichs, de la empresa bursátil Capital Markets: "Se nota una incipiente ola de confianza en el país. Es una mejora estructural porque lo que viene es mejor que lo que se va, políticamente hablando. Viene una economía más racional, gane quien gane".
¿Cómo puede aprovechar el país? ¿Hay espacio para la emisión de un bono en dólares?
En diálogo con iProfesional, Diedrichs afirma que sería un buen momento para lanzar un canje por el Boden 2015, que vence a comienzos del mes que viene. La mayor propensión de los financistas a tomar riesgo local podría asegurar el éxito de la medida, justo en momentos en que las reservas del Banco Central escasean y existen dudas sobre el financiamiento.
El costo de una emisión de un bono a diez años, que hasta un par de semanas se situaba en torno al 11% anual, ahora ronda el 9,4%. Muy cerca de la tasa pagada por el Gobierno en abril pasado, al ampliar la emisión del Bonar 24. En ese momento resultó del 9 por ciento.
En la curva de rendimientos, los títulos argentinos de largo plazo aparecen como los mejor rankeados: rinden entre 7% y 8%, una muestra de que los financistas suponen que el país tiene grandes chances de despegar y repagar sus pasivos en el largo alcance.
Diedrichs identifica los compradores de papeles locales: "Son fondos de inversión internacionales. Uno espera que en un futuro cercano se sumen más inversores".
A su vez destaca que la demanda no solamente incluye a los bonos de la deuda pública. También interesan los ADR, acciones argentinas con cotización en Wall Street. Diedrichs destaca aquellas que tienen oferta en Nueva York pero que no están listadas en Buenos Aires, como Mercado Libre, Adecoagro y la cervecería Quilmes.
Lejos de las dudas que tiene el frente interno sobre la salida del cepo; la posible devaluación y la vuelta al crecimiento sostenible, en Wall Street ya hacen apuestas por la Argentina versión 2016.